Se acerca el fin del verano y con él se terminan las frutas de estación. Es sabido que ingerir estos alimentos es muy bueno para nuestro organismo debido a que contienen un bajo aporte calórico, además de ser una rica fuente de vitaminas, con un alto poder antioxidante.

Dentro de la gran variedad de frutas que podemos encontrar en esta época del año, destacamos el durazno y la ciruela, ya que además de cumplir con todos los beneficios positivos descritos anteriormente, estas se pueden llevar a todas partes, ya que no requieren de una mayor preparación para ingerirlas además de tener que lavarlas. En una época en que el tiempo es oro, esta cualidad es muy importante.

DURAZNO
Al tener un bajo aporte calórico, el durazno es muy recomendado en las dietas hipocalóricas, sin embargo la idea es comerlo lo más natural posible ya que en conserva o como mermelada sus porcentajes de calorías y nutrientes varían.

El durazno también es una excelente fuente de vitaminas especialmente de vitamina A (beta-caroteno), la cual ayuda a la formación y mantenimiento de dientes sanos y la piel, y vitamina C, esencial para el desarrollo y mantenimiento del organismo.

Junto con esto, es una gran fuente de vitaminas B y E, así como también de potasio, magnesio y fibra vegetal, las cuales ayudan entre otras cosas, a mantener el cuerpo sano, cuidar la piel y aumentar las defensas.

CIRUELA
La ventaja de las ciruelas es que se pueden comer todo el año en sus distintos formatos. Es más, las ciruelas seca contienen mayor porcentaje de fibra y son excelentes contra el estreñimiento, ya que ayudan a regularizar la digestión.

Al igual que el durazno, las ciruelas frescas son una excelente fuente de vitamina A y C, además de que contienen calcio, hierro, magnesio y potasio, nutrientes que ayudan a combatir trastornos como la anemia.