James Blake es una celebridad en Estados Unidos. Fue número cuatro del mundo, estudió en Harvard, y su experiencia en el tenis lo llevó a comentar las alternativas del Abierto de Estados Unidos para una cadena de televisión.

Ayer, cuando se alistaba  para cumplir estas funciones, su rutina se vio abruptamente alterada, al llegar cinco policías blancos, vestidos de civil. Lo derribaron y esposaron afuera del hotel Grand Hyatt, mientras esperaba el transporte que lo llevaría a Flushing Meadows.

“Quizás soy ingenuo, pero yo asumí que era alguien con quien fui a la escuela secundaria o alguien que estaba corriendo hacia mí para darme un abrazo muy fuerte, así que le sonreí al chico”, dijo Blake sobre el funcionario que se le aproximó.

Lejos de recibir un abrazo, el ex tenista, de 35 años, terminó en el suelo, confundido con un delincuente acusado de robo.

Finalmente, después de 15 minutos, en los que terminó con un corte en el codo izquierdo y contusiones en la pierna izquierda, los policías se dieron cuenta de que tenían a la persona equivocada. Sólo uno de los oficiales se disculpó. “Definitivamente fue aterrador, una locura...”, manifestó.

El ex jugador afroamericano cree que esto va más allá de un caso de discriminación racial: “Yo no sé si es tan simple como eso. Para mí es tan sencillo como fuerza policial innecesaria, no importa lo que haya sido mi carrera. En mi mente es probable que haya una factor de raza involucrado, pero no importa. No hay razón para que alguien haga eso”.

“Uno pensaría que (la policía) podría decir, ‘hey, queremos hablar con usted. Estamos investigando algo’. Yo estaba parado allí, no estaba corriendo. No es ni siquiera cerca (a estar bien el procedimiento). Es descaradamente innecesaria (la violencia). Se podría pensar en algún momento que tomarían nota de que esto no está bien, pero parece que no hay nada que lo detenga”.

Si bien en un principio quiso bajarle el perfil al incidente, Blake cambió de opinión, pues considera que su posición de personaje público ayudará a poner una alerta sobre estos temas. “Yo tengo los recursos para llegar al fondo de esto. Tengo una voz. Pero ¿qué pasa con alguien que no tiene esos recursos y que no tiene voz?”.

Por esta razón, espera sanciones para los oficiales, “para que sepan que no está bien ir por ahí y hacerlo de nuevo mañana”.