El Leicester ha aprendido a ganar como lo hacen los equipos grandes: por evidentes méritos propios y por las consecuencias que se derivan de ellos, esto es, por el pánico que desprenden en el rival cuando están en su punto álgido. Hay partidos que se desnivelan en el miedo, en la tensión, como la que siempre nace cuando un balón le llega a Riyad Mahrez en la línea de banda; ahí es cuando toda victoria empieza a verse mucho más cerca.

La hinchada de los “foxes” se vio colapsada en la M6, la carretera que une Leicester con Manchester, y un trayecto de apenas un par de horas en coche se extendió hasta cinco. “¿Qué más da? No me importaría pasarme un día en un atasco si seguimos jugando como hasta ahora”, decía uno de ellos en el descanso. Muchos llegaron al Etihad Stadium con el partido empezado y se perdieron el primer hachazo de los suyos: a Mahrez le dejaron controlar cerca del área, regateó al primero que le vino pero el segundo lo tumbó en el suelo. El argelino de 24 años ya ha alcanzado un nivel superior: en la zona mixta no le hacen preguntas, le piden selfies. De la falta que provocó y que él mismo sacó nació el gol de Huth, el primero de la tarde, el que se clavó en el riñón del Manchester City, para luego hurgar en la herida.

¿Cuánto costaría Mahrez en el mercado actual? “¡No lo quiero ni pensar!”, afirmaba un periodista local, Rob Tanner, del Leicester Mercury, que no dudaba de que la victoria por 1-3 en el campo del Manchester City con dos goles de Huth y uno de Mahrez sienta un precedente histórico en un equipo que hace justo un año era colista en la clasificación: “Se manda un mensaje impresionante viniendo al Etihad como líderes de la Premier League y ganando como lo han hecho. Ahora hay 6 puntos de ventaja. ¡Es increíble! ¡Es un cuento de hadas!”.

En uno de los fondos del estadio, la afición del Leicester asistía emocionada a un espectáculo que ha enganchado a todo el mundo del fútbol: “¡No vamos a descender, no vamos a descender!”, gritaban ironizando para después seguir cantando que son líderes. Más tarde, tras una jugada de peligro de Agüero, volvieron a cantar: “¡Sólo es una versión mala de Vardy!”. Precisamente, Jamie Vardy, autor de 18 goles esta temporada, no marcó ninguno. Tras un fallo en un mano a mano contra Hart, varios hinchas del City le increparon, pero el delantero inglés se giró recordándoles con sus dedos cuál era el resultado del partido.

Los datos de posesión del Leicester asustan. Sólo en dos partidos del campeonato han tenido el balón más tiempo que su rival. En su triunfo ante el Manchester City acabaron el partido con un escueto 34%, pero en todo momento fueron dominadores de la situación, como reconoció Manuel Pellegrini en rueda de prensa: “Es justo darles mérito, están jugando muy bien”.

Gary Lineker, ex futbolista del Leicester, entre otros, y actual presentador del ‘Match of the Day’, el programa de resúmenes de la BBC, prometió hace meses que si ganan el título aparecería en el primer programa del año que viene vestido sólo con unos calzoncillos.

La locura se ha desatado. El Leicester no sólo es líder de Inglaterra sino que además, por primera vez en la temporada, también son los máximos favoritos para ganar el título según las casas de apuestas, que en verano pagaban 5.000 libras por cada libra apostada si vencían. ¿Qué piensa Claudio Ranieri, su técnico, de todo esto? “No me fío de las casas de apuestas. ¡También decían en agosto que yo era el favorito para ser despedido!”.