Histórico

El empresario chileno que abrió el comercio con Cuba

Manuel Feliú, empresario y primer presidente del Comité Empresarial Chile-Cuba, recuerda sus visitas a la isla y sus extensas charlas con su amigo Fidel Castro, con quien tenía un fuerte lazo emocional. "Realmente parece tan extraño que haya muerto", dice.

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Si pudiera viajar, se subiría ahora a un avión para llegar a Cuba el próximo 4 de diciembre para asistir a la ceremonia fúnebre de su amigo Fidel Castro. Pero Manuel Feliú, abogado, empresario y el líder de la primera misión empresarial que visitó la isla cuando recién se reiniciaban las relaciones con ese país, no irá, porque con sus 84 años, un bypass al corazón y otras enfermedades, no resiste viajes tan largos en avión.

Pero sí el sábado pasado, cuando se confirmó la muerte de Castro, lamentó mucho su partida. Con los retratos que aún conserva de sus reiterados viajes a La Habana, señala que "no obstante que con Fidel teníamos profundas diferencias, sobre todo en las ideas económicas, políticas y también religiosas, sentí mucho su muerte. Es que realmente parece tan extraño que haya muerto", dice.

¿Por qué? "Es que él tenía mucha fuerza y también, aunque parezca raro lo que voy a decir, tenía mucho amor por la humanidad, pero la humanidad según sus ideas".

¿Cómo se reflejaba ese amor, siendo que fue una persona que limitó y vulneró los derechos de su pueblo? "El amor de Fidel por la humanidad está especialmente representado por el amor que el pueblo de Cuba le tenía a él. En Cuba, la mayor parte de la gente quería a Fidel, siendo o no partidario de él, porque reconocían que tenía una preocupación primaria, segunda y terciaria por su pueblo", relata.

Muchas invitaciones

Su cercanía con Castro demoró en concretarse, porque el entonces líder cubano lo invitó muchas veces a la isla y él no viajó. "El había leído uno de mis libros (Empresas de la Libertad), el mismo que leyó Mijaíl Gorbachov y que en ese país lo tradujeron al ruso", cuenta. Agrega que Fidel quería conversar, lo que finalmente sucedió en 1989, cuando estuvo una semana en Cuba. "Tuvimos una primera reunión, comenzamos a eso de las 11 de la noche y terminamos a las 7 de la mañana. Así eran las cosas con Fidel, él hablaba y el resto escuchaba, pero conmigo fue distinto, porque yo también soy bueno para hablar, y conversamos y compartimos muchas ideas", recuerda.

Agrega que con el tiempo se dieron cuenta de que tenían mucho en común: "Nos gustaban la ciencia, la literatura, la poesía y, sobre todo, la gastronomía. El era un gran cocinero. Le gustaban mucho los vinos y pescados de Chile, sobre todo el congrio colorado, y yo le preparé el caldillo de congrio, el de Pablo Neruda, y le gustó mucho", rememora.

Pero su vínculo con Fidel fue más allá. "Tuvo un gesto que vamos a agradecerle infinitamente", recalca, ya que recibió a su hija, hoy fallecida, para tratarse un cáncer de piel. "Yo tenía una hija que en Antofagasta, como consecuencia del agua arsenicada y del sol, generaba basocelulares en todo el cuerpo, y esa enfermedad la estaban tratando allá. Ella fue a Cuba y se quedó 10 años", indica.

Devolver la mano

Como una forma de devolverle la mano, Feliú junto con su amigo Jürgen Paulmann, dueño de Sky -empresa hoy a cargo de sus hijos- crearon Santa Ana, empresa enfocada en el abastecimiento de alimentos. También convocó a unos amigos canadienses -First Key-, expertos eléctricos, para mejorar la central Santa Cruz del Norte, que era abastecida por petróleo traído de Rusia y también de Venezuela. "Con el Ministerio de Industria Básica en Cuba hicimos una serie de convenios para ver cuáles eran los problemas reales de la isla en materia energética. Nos ofrecieron asociarnos para modificar la central y luego la teníamos que operar. Eso fue una inversión de unos US$ 7 millones", recuerda.

Pero cuando cambiaron al ministro, "por uno que no quería saber nada de privados", relata, las cosas cambiaron y finalmente dejaron la planta. "Nosotros nunca hicimos negocios en Cuba. En realidad, eso fue puro gasto, pero no me importaba, porque mi tema era más emocional", dice.

También recuerda su rol como el primer presidente del Comité Empresarial Chile-Cuba a fines del 2000. "Llevé un par de misiones de empresarios a Cuba, sobre todo en el área de comercio", cuenta. Uno de los integrantes de esas misiones fue Alfonso Larraín, de la Viña Concha y Toro. También dice que había una fuerte presencia de productos alimenticios chilenos, como Carozzi, de la familia Bofill. "A Ladeco también le abrimos la puerta en Cuba y pudo entrar con sus aviones. Eso duró harto", explica.

Asimismo, rememora los inicios de Sky, "empresa que se arma en Cuba", dice. "Allá nació, con cinco aviones arrendados en la primera etapa y, como a todos, a Jürgen no le pagaron y le quedaron debiendo una cifra importante que me imagino que después se la pagaron, pero hasta ahí estaba con problemas y levantó los aviones de Cuba y trajo Sky a Chile", relata.

¿Por qué Chile fue el primer país en invertir en Cuba? "La verdad es que Fidel sentía una gran admiración por Chile", contesta.

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