No hubo griterío ni fanáticos con discos para autografiar. Sólo un par de trasnochados choferes de radio taxi que casi morían de sueño y que agitaban carteles garabateados con nombres imposibles para ver si estos eran "los gringos" que estaban esperando.

A las 8 y media de la mañana de ayer, y después de más de 15 horas de vuelo desde Suecia, asomaron por Pudahuel los cinco caballeros que hoy persisten en Europe.

En esa vieja gloria del glam metal, del llamado rock cosmético, que invadió las radios con temas como The final countdown hacia fines de los ochentas y que toca mañana en Antofagasta, el sábado en Santiago y el domingo en Concepción.

Su exclusivo compromiso en Sudamérica tenía un primer acuerdo con los organizadores: un día de descanso. Y así fue cómo el cantante Joey Tempest almorzó en el restaurante Divertimento y el resto de la banda se la pasó entre la piscina y las habitaciones del San Cristóbal Tower, el hotel donde hospedan.

También recibieron buenas noticias: el recital del sábado en el Teatro

El segundo día en Chile de la banda, que debutó en el país en el Festival de Viña del Mar de 1990, será de entrevistas y compromisos protocolares, pero ya se anticipó que el repertorio de sus recitales incluye todo lo que un fan promedio podría esperar: la balada Carrie y otras de la época como Rock the night, Open your heart y Superstitious. Por cierto que la banda también viene decidida a mostrar los discos con los que volvió al ruedo en 2003, después de 11 años de receso: Start from the dark (2004) y Secret society (2006).