Fotolog: Imagen no encontrada
Antes que la selfie existió la foto 'pokemona' y antes que Instagram hubo Fotolog. La red social que la década pasada creció explosivamente entre los jóvenes chilenos y les permitió desplegarse a las tribus urbanas ha muerto, llevándose con ella parte de la huella digital de una generación. Estas son historias de amor, fama y olvido.

Fotolog nació en 2002 y su peak fue entre 2007 y 2008, cuando la cifra aproximada de usuarios era de alrededor de 23 millones. De ese universo, Chile registró un poco más de 4,8 millones y junto a Argentina y Brasil fue uno de los países con más cuentas activas.
Las personas se creaban un usuario y podían ir subiendo sus fotos e ir agregando a una lista de amigos. Para subir más imágenes o recibir más comentarios, era necesario pagar una suscripción.
Con la aparición de Facebook, Fotolog comenzó a perder interés, en parte porque no permitía subir videos.
El 4 de enero de este año dejó de funcionar. Hoy si uno busca Fotolog.com sólo lleva a un error, un servidor vacío.
Bendita juventud
"Yo vivía para Fotolog, así que acordarme de la época fotologuera es como acordarme de la vida completa”, dice Camila Gutiérrez, más conocida por su chapa digital: Joven y alocada.
“Llegué a Fotolog porque estaba enamorada de la ex de mi pololo. En esa época encontraba medio ridículo andar exhibiéndose así, pero ella tenía una cuenta que yo espiaba como loca, y entonces me hice una para llamar su atención. Se llamaba fotosdetokio y era una lata. Como ella no se enamoraba de mí, y yo me aburría de mi personalidad virtual, lo cerré y me hice uno sin fotos mías que se llamaba soiebanjelica en el que contaba puras historias canutas de mi infancia y adolescencia”.
Desde ahí el caso de Camila es bastante famoso: su cuenta empezó a circular, los post y respuestas aumentan y finalmente, nace Joven y alocada y salta al blog que inspiró la película del mismo nombre. “No tenía aspiraciones literarias ni de ningún tipo con mi Fotolog, así que no me imaginaba algo así. De pronto Marialy Rivas -directora de la película- me contactó ya ni me acuerdo cómo. Nos juntamos y me dijo que quería hacer una película basada en los textos que subía a Fotolog y en mi vida”. Joven y alocada se estrenó en 2012 en Sundance, donde ganó el premio por la categoría Mejor Guión. Con eso vino el ciberestrellato, la publicación de la novela en que se basa la película y su último libro, No te ama, también de tono autobiográfico y que se mantiene entre los más vendidos. “Al final, todo eso me hace pensar en que esa oposición que uno suele hacer entre vida virtual y vida real es media artificial a estas alturas. La virtualidad también es parte de la vida”.
Un golpe de suerte
Patillas alisadas, fiestas en las tardes y mucho reggaetón, eran las principales características de los ya extintos “pokemones”. Otra característica fundamental era tener una cuenta en Fotolog. “Me demoraba más de media hora en prepararme. Lo único importante era el pelo”, recuerda Julio Canessa (24).
“Al principio subía fotos haciendo cualquier cosa y rápidamente se llenaban los comentarios. Le pedí a un familiar que me prestara su tarjeta de crédito para pagar la membresía Gold Camera, que permitía subir cinco fotos diarias y 100 comentarios”, agrega.
Julio comenzó a ganar popularidad entre las tribus urbanas, incluso visitó un programa de televisión, donde mostraron sus fotografías de Fotolog. Luego fue contactado por una productora que realizaba fiestas “pokemonas” para menores, cuando todavía estaba en el colegio consiguió su primer trabajo y recorrió Chile con sus patillas alisadas. “Si te mostraban en las pantallas de las fiestas pokemonas, significaba que eras famoso. Al poco tiempo me llamaron de Invasión, un programa juvenil de Chilevisión, para hablar de mis fotos y estilo. Mis datos quedaron en una base de datos del canal y me contactaron para participar en Yingo. Recuerdo que Karol Dance aún no era parte del programa y estaba detrás de cámaras. Él me rogaba que lo agregara a mis favoritos (F/F) en Fotolog. Ahora es más famoso que yo”, explica riéndose.
Cuando Yingo terminó, Canessa tuvo que acostumbrase al anonimato otra vez. “Me demoré por lo menos un año en volver a la normalidad. Uno siempre extraña el cariño de la gente, en eventos, en las fiestas, en todos lados. Me dejaron de llamar para animar fiestas y programas, lo que me afectó económicamente”. Entró a estudiar relaciones públicas, pero cada cierto tiempo alguien le recuerda que fue famoso: “Mis amigos aún me molestan y me envían mis fotos de pokémon, que andan dando vuelta por internet”.
Mente peligrosa
“Me escribía mucha gente que se sentía identificada con mi situación. Como una persona incomprendida e inadaptada”, dice Ignacio Bernales (30). Su nombre no resulta familiar pero su cuenta en la red social llegó a ser número uno en el ranking mundial de Fotolog. Él fue Mente Enferma. Las fotografías de Ignacio tenían un estilo particular, heredado de Marilyn Manson. “Siempre pensé en hacer mi Fotolog para conseguir fama. Me demoraba una hora en subir una fotografía, de estilo dark o under. Invertía mucho tiempo en el texto que ponía, ya que eso era lo atractivo de mi página. Tenía 20 años y escribía de temas depresivos, sobre lo que sentía y en no más de cinco minutos tenía mis cien comentarios. Estaba en la típica depresión de la edad”, dice. Su popularidad lo llevó a las radios juveniles, donde se le presentó la oportunidad de crear una canción, “Distinto a los demás” estuvo entre las más escuchadas de la estación. “Me invitaron a la FM Hit y la gente comenzó a llamar para comentar sobre mi Fotolog y estilo, colapsando los teléfonos. Al sacar mi canción, me escuchó un productor de Universal Music y me ofreció grabar un disco, el cual fue el más descargado”, asegura.
Cuando Fotolog empezó a perder popularidad y surgieron otras redes como Facebook, la fama de Ignacio desapareció, pero no sus ganas de tenerla. Una serie de comentarios ofensivos a través de su cuenta de Twitter y su blog lo enemistaron con sus antiguos seguidores y se convirtió en un personaje odiado. “Me golpearon en el metro por burlarme de una mujer con sobrepeso. Comencé a publicar mis depresiones e intentos de suicidio, todo para atraer más público. Me quedó gustando la fama y nunca dimensioné que era incorrecto buscarla de forma negativa”.
Actualmente, Ignacio es estilista. Su pasado no lo ayuda en su profesión así es que cerró su Fotolog antes de que la plataforma se cayera definitivamente, pero de todos modos advierte: “Mente Enferma es un nombre con el que voy a tener que cargar toda mi vida. Lo que uno hace en la web queda para siempre”.
El amor en tiempos de Fotolog
Desde que el servidor de Fotolog se cayó y luego cerró, ningún usuario pudo rescatar sus imágenes, algo que Macarena Pérez (28) lamenta. “Se fue una gran parte de mi adolescencia, tenía grandes recuerdos que no alcancé a guardar. Las únicas fotos con mi mejor amiga del colegio estaban en la página. Ella falleció y no guardé nada. Nos debieron haber avisado del cierre”. Sin embargo, la historia de Macarena no es sobre fotos perdidas. Es de amor.
Macarena no era una usuaria famosa de la red social, la mayoría de sus visitas eran parte de sus amigas. La plataforma permitía una foto diaria y un máximo de 10 comentarios, pero ella quería más que eso. “Me preparaba antes de subir una. Me maquillaba y le agregaba corazones, estrellas y diferentes efectos a la fotografía, todo con un Photoshop casero. Para recibir más comentarios, los copiaba todos en uno solo y eso me permitía recibir más”, recuerda. Un día apareció un desconocido. “Me comentó que me encontraba muy bonita”. Ella revisó el perfil, vio que se llamaba Sebastián, le puso una frase e intercambiaron cuentas de Messenger. “Chateamos durante tres semanas y decidimos conocernos en persona. Nos reunimos en el Parque Forestal, algo muy cliché y de moda por aquellos días. A la semana ya estábamos pololeando”. Estuvieron seis años juntos, hasta que no dio para más: “Teníamos cinco años de diferencia y terminamos cuando él ya estaba llegando a los 30. Crecimos en direcciones distintas y teníamos proyectos de vida diferentes, y eso nos pesó muchísimo. Por eso terminamos. Es como Fotolog: nos acompañamos, pero después pasamos de moda”.
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