Muere Blake Edwards, maestro de la comedia americana

<div>El director de La pantera rosa y La fiesta inolvidable tenía 88 años y estaba aquejado de neumonía.</div>




Fue el último de los maestros de la comedia clásica, aquella en que el gag y la ironía se conjugaban en una mirada de mundo única y provocadora. Blake Edwards, el hombre tras La pantera rosa y La fiesta inolvidable, murió hoy a los 88 años dejando un legado escrito en oro en Hollywood.

El guionista y director falleció en un hospital en la ciudad de Santa Monica, en California, como consecuencia de una neumonía, informó hoy su portavoz. La esposa de Edwards, la actriz y cantante británica Julie Andrews (La novicia rebelde), estaba a su lado. 

Edwards tuvo tres grandes éxitos de taquilla que lo conviertieron en el renovador de los grandes nombres de la comedia clásica como Frank Capra, Howards Hawks o Preston Sturges. Desayuno en Tiffany's" (1960), con Audrey Hepburn a la caza de hombres, La Pantera Rosa (1963), con Peter Sellers como un torpe detective, y Victor/Victoria (1982), donde Julie Andrews hizo el papel doble de hombre y mujer. 

Pero a Edwards le gusta verse más como guionista. En la entrega de un premio honorífico por parte del Sindicato de Guionistas en 2002, el veterano maestro de Hollywood señaló: "Desde el principio y hasta el final y para siempre soy un escritor". Después de todo, creó las historias y los diálogos de la mayoría de los proyectos que dirigió. 

En 2004, recibió su primer Oscar, una estatuilla honorífica por su carrera de más de 50 años como director, guionista y productor. Tras la ovación, agradeció a "todos los amigos y enemigos". 

A Edwards la carrera en Hollywood le vino prácticamente desde la cuna. Con un director de cine mudo como abuelo y un director de producción como padrastro, de niño pasó mucho tiempo en los estudios cinematográficos. 

En los años treinta, acudió a la escuela secundaria en Beverly Hills, y tras prestar servicio militar en la guardia costera, a partir de 1942 probó suerte como actor. Además, comenzó a escribir para radio, televisión y cine. 

Su primer gran éxito como director fue Operation Petticoat (1959) y poco después el clásico Desayuno en Tiffany's. 

Pero fue la comedia policial en torno a un legendario diamante la que convirtió a Edwards en un astro internacional a mediados de los 60. En La Pantera Rosa y sus secuelas, Peter Sellers se metió cinco veces -hasta su muerte en 1980- en la piel del atolondrado inspector Clusseau. 

En esa misma década, realizó la que es considerada una de las más grandes comedias de todos los tiempos: La fiesta inolvidable, deudora del slapstick (gag corto del cine mudo), donde Peter Sellers dio vida a Hrundi V. Bakshi, un actor hindú que busca su lugar en Hollywood y sólo consigue arruinar todo a su alrededor, con un humor que prescinde de diálogos en gran parte y que se afirma en la portentosa capacidad de improvisación de Sellers.

En los años 70, el éxito de Edwards acabó repentinamente. Tras varios fracasos, entre ellos Darling Lili (1970), con su flamante esposa Julie Andrews como protagonista, el director cayó en desgracia en Hollywood. 

Decepcionado, se retiró por algunos años a Inglaterra y Suiza, antes de lograr un regreso exitoso con la continuación de La Pantera Rosa. Con la sátira erótica 10, la mujer perfecta, Edwards convirtió en estrella de la noche a la mañana a la hasta entonces desconocida Bo Derek. Ellen Barkin, en tanto, brilló en Switch (1991), película sobre un hombre que regresa tras la muerte al mundo en el cuerpo de una mujer. 

En los ochenta tuvo un gran éxito con El mujeriego, una notable cinta que reflexiona sobre la capacidad de seducción de un hombre y que consagró a John Ritter.

Desde hace casi 40 años, Edwards está casado en segundas nupcias con Andrews. La pareja adoptó dos niñas huérfanas de Vietnam y crió en total a cinco niños. 

En siete películas puso a su esposa ante las cámaras. En una entrega de premios en el año 2007, Andrews dio una muestra del humor lacónico de su esposo. El comentario que Edwards le hizo después de una escena de amor fue: "Estuvo bien, darling, pero yo sé que lo puedes hacer mejor". 

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