Rusia desplegó misiles antibuques en su enclave báltico de Kaliningrado, en la frontera con Polonia y Lituania, informó la agencia rusa Interfax. El sistema misilístico se agrega a los presentes S-400 e Iskander y completa el proceso de "fortificación" en curso en la zona báltica, que tensa la relación entre Moscú en la OTAN.

Estonia, Letonia y Lituania, situados al norte de Kaliningrado, son los más sensibles a las maniobras rusas.

La Alianza Atlántica dio varias veces señales de atención en en este sentido y por estos días Lituania realiza un ejercicio que involucra a 11 países de la OTAN.

El Ministerio de Defensa lituano presentó un informe en el cual se revela que la semana pasada dos de sus jet siguieron aeronaves militares rusas en el área.

Moscú respondió que sus aviones estaban en el espacio aéreo "internacional" y que todo se produjo según "procedimientos correctos".

Tras conocerse la información del despligue ruso de misiles navales, la OTAN calificó la medida de "amenaza militar agresiva" y llamó al diálogo para reducir las tensiones.

En un comunicado enviado a la agencia The Associated Press, la Alianza Atlántica aseveró que el despliegue "no ayuda a reducir tensiones ni a restaurar la estabilidad en nuestras relaciones". Pidió más transparencia en las actividades militares "para evitar incidentes y el riesgo de malentendidos".

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, defendió el despliegue al asegurar que "Rusia hará todo lo necesario para garantizar su seguridad en el marco de la expansión hacia sus fronteras por parte de la OTAN".

Pero no todo es tensión. El vicealmirante Clive Johnstone, comandante de la Marina de la OTAN, destacó en Estambul que Rusia no es "el enemigo" de la Alianza y que la OTAN trata de "comprender a Rusia sin por eso descuidar nuestros intereses".