Tricky traslada su atmósfera a "La Trastienda" de Montevideo

<p>El músico británico, uno de los máximos exponentes del triphop, se  presentará el sábado a las 22 horas en el Teatro Caupolicán.</p>




Los 41 años de Adrian Nicholas Taws, "Tricky", no fueron un impedimento para que el cantante y compositor de Bristol trasladara esta noche, con toda su energía, la atmósfera de su música al público montevideano que tuvo que esperar unas cuántas canciones para calentarse.

Se inició así en "La Trastienda" de Montevideo una minigira de Tricky por Sudamérica que le llevará mañana a Córdoba (Argentina), el viernes al Roxy Club de Buenos Aires y, finalmente, el sábado a nuestro país, en el Teatro Caupolicán.

Tricky, que por primera vez actuó en la capital uruguaya, apareció en escena con chaqueta de cuero y jeans, como buen rockero, pero a la segunda canción lucía sus tatuajes a pecho descubierto para entonar con angustia un repetitivo "Jesus come, Jesus come" e iniciar, así, el viaje al que le lleva su música.

Un estilo del cuál Tricky es uno de sus máximos exponentes, el "triphop" o "sonido Bristol", nacido en la década de los noventa con bandas como Portishead o Massive Attack, y que mezcla hiphop, electrónica, jazz, soul y reggae.

El músico británico dijo a un periódico local uruguayo que en el escenario es donde más cerca de Dios se sentía, y sin duda lo demostró esta noche con sus electrizantes movimientos de cabeza y cuerpo que hacían recordar a algún extraño rito de invocación ancestral.

El público intentó involucrarse desde el principio, pero no fue hasta la mitad de la actuación, momento en que Tricky permitió que se subiese quién quisiera al escenario, cuando se sintieron las ganas y los US$34 de los 400 uruguayos que fueron a vibrar con el viaje que les brindaba el cantante.

Y es que no es fácil que músicos de la talla del de Bristol se muevan hasta Montevideo y, por ello, alguno del público decía: "me encanta que esté aquí, la entrada es cara pero al menos me ahorré el pasaje a Buenos Aires".

Tricky estuvo acompañado por su discreta banda, que no hizo sombras ni luces al egocentrismo del cantante; sólo la delicada voz de Francesca Belmont, que cantó casi la mitad de los temas, consiguió robarle un mínimo de protagonismo.

Precisamente Belmont fue quien cantó dos de los temas que lanzaron al músico al estrellato en 1991, la contundente "Black Steel" y la melódica "Overcome".

Aún así, Tricky se llevó todo el calor del público abrazando y dejándose abrazar, pero, sobre todo, gracias a que no perdió en ningún momento la pose de un artista que se cree hasta la saciedad lo que está haciendo.

Tras contonearse, mirar al vacío y caminar cual rapero de Nuevo York sin vacilar ni un segundo, el músico británico se despidió, para deleite del personal, arrodillándose y juntando las palmas.

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