Columna de María de los Ángeles Fernández: La Constitución frente a un rinoceronte gris



El avance de la autocratización, una forma de nombrar el declive gradual de la democracia que vienen advirtiendo los estudios más prestigiosos en el tema, recomienda mirar con atención un libro. Su título es “Resisting backsliding: opposition strategies against the erosion of democracy”. La académica Laura Gamboa pone el acento, a partir de los casos de Venezuela y Colombia, en cómo las estrategias y objetivos de la oposición resultan claves para entender por qué algunos ejecutivos erosionan con éxito la democracia mientras otros no lo logran. Según Aníbal Pérez-Liñán, la investigación viene a entregar pistas acerca de cómo podemos confrontar a líderes autocráticos una vez que están en el poder.

La referencia nos lleva por estos días a El Salvador y a México, conducidos por dos líderes antisistema, personalistas y populistas como Nayib Bukele y Manuel Andrés López Obrador pero, sobre todo, a intentar imaginar cómo se podrán frenar sus arrestos autocráticos vistos los altos niveles de popularidad que ostentan. El primero anunció sus intenciones de ir a la reelección en 2024. Aunque inconstitucional, la Corte Suprema acaba de posibilitarlas. El segundo, por su parte, promueve una reforma electoral con efectos tan preocupantes como la posible pérdida de autonomía del Instituto Nacional Electoral (INE).

A la luz de la reciente experiencia chilena, el rechazo de 62% en el plebiscito de salida ¿pudiera ser visto como una forma de resistencia frente a una autocratización en marcha? Dicho resultado, que obedece a múltiples causas, más allá de efectos puntuales de las fake news, reflejó una incomodidad generalizada frente a un texto que, aunque generoso en materia de derechos sociales, contenía regresiones. Algunos ejemplos de ello lo constituyen la poca atención asignada a la necesidad de efectivos balances y contra pesos entre los poderes, amén de una justicia fragmentada y de un modelo de descentralización potencialmente balcanizador.

De alguna manera, los chilenos lograron ahuyentar en las urnas una situación de amenaza que, aunque predecible dada la evidencia comparada en materia de desdemocratización, al punto que casi el 70% de la población mundial vive hoy bajo dictadura, venía a suponer un retroceso alentado por exponentes de la Convención, sectores de la academia y el propio gobierno.

Con el desafío de una nueva etapa de elaboración constitucional, es de celebrar el acuerdo en torno a un conjunto de “bordes” o principios orientadores que buscan entregar garantías de estabilidad. Más importante todavía es precisar su utilidad para impedir el surgimiento de un “rinoceronte gris”, metáfora que alude a aquellos riesgos que pueden anticiparse aunque, finalmente, terminan por no ser enfrentados.

Por María de los Ángeles Fernández, Dra. en Ciencia política

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