
Columna de Pablo Allard: ¿Por quién votamos?

Sin ser yo analista político, nunca me habían hecho esta pregunta tantas personas. Sumado a consultas respecto a qué relevante es un Concejal o Consejero Regional (CORE). Situación preocupante, ya que denota desconocimiento respecto a cargos que son el contacto más directo y tangible que tenemos los ciudadanos con el Estado.
Parte de la desorientación es culpa de la dispersión y fragmentación de los partidos, aunque en el mundo local siempre hubo independientes. Antes, muchos votaban por candidaturas del sector que más nos representara, o por caudillos y personajes locales conocidos. Pero cuando te enfrentas a una papeleta de 46 x 63 centímetros con 125 candidatos a CORE como en Arica y Parinacota, la cosa se pone más difícil hasta para el más convencido militante.
Es aquí donde debemos levantar las alertas respecto a nuestra responsabilidad democrática. Esta es la segunda elección en nuestra historia en la que elegimos democráticamente a gobernadores y consejeros regionales, y si realmente queremos descentralización o democracia directa tenemos que tomarnos en serio por quién votamos.
El rol de alcaldes, gobernadores y concejales es bien conocido, pero los CORE son clave al momento de decidir la implementación de políticas, servicios e inversiones que afectan nuestra vida diaria. Desde la implementación de la ley de descentralización en Chile, los CORE han visto ampliadas y fortalecidas sus responsabilidades. Ellos participan activamente en la planificación y formulación de políticas y proyectos que promueven el desarrollo social, económico y ambiental en sus regiones. En el caso de las grandes ciudades, incluso pueden solicitar al gobierno central la tuición sobre el Plan Regulador Metropolitano y el Plan de Transportes. Además, evalúan y priorizan iniciativas en infraestructura, educación, salud y cultura, de acuerdo con las necesidades de cada municipio. En otras palabras, planifican e implementan, y aprueban el presupuesto regional y la distribución de recursos asignados a grandes proyectos de inversión pública.
En tiempos de desconfianza, los CORE además son responsables de supervisar la implementación y ejecución de proyectos aprobados, velando por la transparencia y el buen uso de los recursos públicos. Esto incluye auditar y fiscalizar la administración regional y sus diferentes servicios. Por último, los CORE representan a sus comunidades en el gobierno regional, atendiendo demandas locales y articulando proyectos en coordinación con municipios y otros actores del territorio. Al igual que concejales y alcaldes, es mucho más accesible pedir una audiencia con ellos que con algún seremi, subsecretario o ministro, y esta cercanía con lo local es clave para construir más puentes entre la elite política y la realidad.
Si en esta oportunidad usted votó en blanco o sin saber lo que hace un CORE, espero que para la próxima lo haga entendiendo que la descentralización y autonomía que tanto hemos solicitado para nuestros territorios requiere de su responsabilidad y concurrencia.
Por Pablo Allard, decano Facultad de Arquitectura U. del Desarrollo
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