SEÑOR DIRECTOR:

A propósito de la medida del gobierno sobre recurrir a las Fuerzas Armadas para fiscalizar, entre otras cosas, armerías, clubes de tiro y domicilios, vale la pena reflexionar sobre hasta cuándo es posible agregarle funciones a las FF.AA.

Se encuentran desplegadas en el sur y en el norte; en el verano es esencial su apoyo en el combate a los incendios forestales..., ¿y ahora deberán fiscalizar tenencia de armamento y municiones? La respuesta al crimen organizado y al tráfico de armas en específico no pasa por llamar a militares a cumplir funciones de orden público, se requiere de un esfuerzo completo del Estado, con voluntad política clara y donde cada institución desde sus funciones contribuya a entregar seguridad.

Seguir entregándole misiones a los militares sólo puede terminar debilitando a las Fuerzas Armadas, pues los medios humanos y materiales se desgastan y el entrenamiento regular debe disminuir para poder cumplir con todo.

Antes de llamar a los militares, se requiere revisar el trabajo de la Dirección General de Movilización Nacional, los controles que existen para adquirir un arma y si se está llevando a cabo el trabajo de forma correcta, especialmente luego del informe que Contraloría emitió hace unos meses y que evidenció faltas importantes en materia de armamento.

Las Fuerzas Armadas no son la solución a todos los problemas de Chile.

Pilar Lizana Toresano

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