
¿Flexibilización del mercado laboral?

A pesar de que en la actualidad la atención pública tiende a estar centrada en las elecciones de unos meses más, aún es poco lo que se sabe y ha difundido sobre los aspectos programáticos más detallados de las candidaturas. Sin embargo, Jeannette Jara ha expresado que -entre otras políticas económicas- privilegiará el empleo y el aumento de las remuneraciones de los trabajadores, declarándose partidaria de reemplazar el salario mínimo por uno vital, significativamente mayor.
El salario vital -que pretende ser aquél que le permita vivir dignamente a una familia chilena representativa- sería aproximadamente un 50 por ciento superior al actual sueldo mínimo y se alcanzaría a fines del próximo gobierno. Sin embargo, y últimamente, la candidata ha relativizado su propuesta y ha declarado que eso dependería de las condiciones económicas prevalecientes.
Ofrecer aumentos significativos en los sueldos mínimos o vitales es muy tentador para los candidatos, pero -implementados- son muy dañinos para la fuerza laboral. Es más, una gran mayoría de la población no asocia esos aumentos con mayores tasas de desempleo, ni con más informalidad y, en último término, con un menor crecimiento y empleo.
Estamos experimentando en Chile una situación muy compleja en materia laboral. Ella se explica por varios factores, entre los cuales -sin duda alguna- está el relativamente elevado costo -actual y esperado en el futuro cercano- del trabajo. Este, a su vez, es el resultado de las diversas medidas que ha tomado -o se anticipa tome-el gobierno en materia laboral, entre las que destaca un sueldo mínimo mayor al óptimo, una reducción en las horas de trabajo, un aumento de la indemnización por años de servicio, y el aumento de las cotizaciones para pensiones.
No existe un estudio reciente que cuantifique para Chile el efecto empleo de cada una de esas políticas. Los hay, eso sí, para aumentos del salario mínimo en los EE.UU. y el efecto es significativo y negativo (Jeffrey Clemens, Jonathan Meer, y Olivia Edwards, NBER, 2025).
Para crecer y generar empleo, el óptimo es la existencia de un mercado laboral flexible. La imposición de sueldos mínimos mayores que aquellos que clarean el mercado, tal como las otras medidas antes citadas, son muy populares y su ofrecimiento atrae votantes, pero sí implementadas, perjudican a los mismos trabajadores a los que se desea beneficiar. Sin embargo, tal liberalización -dadas las diferencias de productividad de los distintos trabajadores- tenderá normalmente a generar diferencias de ingresos socialmente inaceptables. Por ello, tal flexibilización debe acompañarse de un esquema de impuestos sobre la renta negativos, es decir, un subsidio monetario para las personas de ingresos bajos, que sea mayor, mientras menor sea el ingreso (El Puente, 2025).
Por Rolf Lüders, economista
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