Los desafíos de futuro y la recuperación del empleo



Por Javiera Martínez, presidenta de Rumbo Colectivo

Si bien la reactivación económica implica generar medidas para que los niveles de actividad y empleo vuelvan a los previos de la pandemia, poner solo ese objetivo en el diseño de la política pública queda corto a la luz de los aprendizajes de este último año. No solo por el momento social que estamos viviendo, sino que también por los fenómenos que hoy están cambiando la economía y la sociedad a nivel global: la automatización, la crisis climática, la distribución de la riqueza mundial, el impacto de la tecnología de datos, entre otros. Es por esto que llama la atención la falta de profundidad con que se han diseñado los mecanismos de recuperación del empleo por parte del Ejecutivo.

Además de la inversión pública, el mecanismo del gobierno para la reactivación laboral es el “Subsidio al Empleo”. Se trata de un esfuerzo fiscal importante que compromete US$ 2.100 millones para este año, pero solo ha ejecutado el 3% de ellos según la última información disponible y, a raíz de las cifras laborales, también ha sido cuestionada su efectividad.

Por ejemplo, una preocupación razonable es cuán efectivo es para enfrentar la dramática situación del empleo femenino. Si bien el subsidio es un poco más alto para las mujeres, no se acompaña de iniciativas o incentivos que subsanen otras desigualdades del mercado laboral que son críticas para fomentar la búsqueda de empleo por parte de las mujeres, como medidas que permitan una redistribución de las labores de cuidado o el fortalecimiento del instrumento en sectores productivos más feminizados.

Tampoco se observa que la política de recuperación del empleo integre la aceleración del proceso de automatización vivido este último año. Ante esta situación, se esperaría una ofensiva en capacitación y adecuación de nuevas habilidades en una colaboración mixta entre el Estado y el mundo empresarial, pero salvo esfuerzos individuales o acotados, no hemos tenido mayores noticias. En la misma línea, se esperaría un mayor impulso en programas de salud mental para todos los trabajadores y trabajadoras que han estado sometidos a diversos estresores, ya sea por la pérdida del empleo, la conciliación del teletrabajo y la vida familiar, y/o acudir a sus empleos en condiciones de mayor riesgo.

Finalmente, siguiendo las recomendaciones de organismos internacionales, la política de recuperación de puestos laborales debiera fortalecer empleos verdes e industrias que permitan poner el foco en la sostenibilidad de la vida y el cuidado ambiental. Hoy el subsidio del empleo no tiene ninguna acción en esta línea tan importante para un mejor vivir de todos los chilenos y chilenas.

Este año el Estado cuenta con recursos importantes para la activación de puestos laborales. Un gobierno con mirada de futuro no solo tendría una mejor gestión en la asignación de estos recursos, sino que también buscaría orientar y complementar con políticas y medidas que efectivamente pongan en el centro el cuidado de los y las trabajadoras del país y su futuro.

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