Opinión

Segunda vuelta

Segunda vuelta Andres Perez Andres Perez

Los comandos presidenciales son lugares intensos. Da igual qué lado político representan, son espacios frenéticos, llenos de disputas, con apuro crónico y egos descomunales. Tras los resultados de este fin de semana, comenzó sin pausa ni mucha reflexión el camino de la segunda vuelta como si lo de diciembre fuera una elección más. Y está lejos de serlo.

La primera vuelta -de la primera vez que se elige presidente con voto obligatorio- nos permitió conocer cómo vota el 86% de las personas que viven en Chile y son mayores de 18 años. Es una encuesta de lujo. Insuperable. Por eso se necesita parar y leer correctamente los resultados. ¿Qué dicen? ¿Qué representan y cuál es el mandato? No es análisis lineal ni fácil de hacer. Pero es imprescindible. La segunda vuelta es una nueva elección.

Para los votantes de Parisi, la simple idea de que no son “ni fachos ni comunachos” les permitió situarse y levantar una pared para refugiarse en medio de las ideologías de lado y lado que seguro no los ven. Y si los ven, no les saben hablar. Antes eran solo los votantes del norte, ahora son de la zona central y del sur. Y seguro entre ellos son súper distintos, pero cargan con la misma esperanza: ser vistos y escuchados.

Luego hay un grupo que cree tenerlo todo ultraclaro y basta con juntar a los primos hermanos para hacer una gran familia de iguales, que no lo son. Son parecidos, que no es lo mismo. Tener experiencia en el Estado, administrar el aparato público, convivir con quienes piensan distinto y sacar adelante proyectos frente a un Parlamento medio empatado, es un desafío mayúsculo que necesita de negociación. El piñerismo, o esa derechita cobarde que le han llamado, tiene la experiencia de dos gobiernos que les hará falta desde el día uno, aunque ahora los ninguneen. Si la candidatura de Kast gana, Chile Vamos le aportará cualidades fundamentales para gobernar: experiencia y templanza.

La narrativa de la candidata Jara deslumbró en las primarias, y de algún modo representó esa idea evidente de que no bastaba la misma receta con la misma mano de hace tanto tiempo. Ella ha sido una candidata improbable que ha demostrado su fortaleza, coherencia, mérito, humanidad, inteligencia y ritmo. Ya está hecho el punto. Es como el papel de los 33 mineros del Presidente Piñera que mostraba con insistencia y su discreta esposa le ayudaba a moderar su entusiasmo y dejar de contarlo mil veces: fue Piñera con su visión y porfía lo que permitió seguir adelante con ese rescate. Nadie duda de los méritos y la buena candidata que es Jara, pero eso ya no basta para la segunda vuelta.

Es hora de hablarle a los votantes desganados que los llevan a votar obligados. No a los convencidos que vibran con los encuentros masivos. Personas que miran con sospecha y desdén las promesas políticas porque comprueban como los servicios, la educación, la salud, el transporte y la vida en general es difícil y no funciona. Personas que sacan solas a sus familias adelante, sin ayuda de nadie. Un profesor en la universidad siempre decía: “cuidado con enamorarse de la oferta y despreciar la demanda”.

Por Paula Walker, profesora Magíster de Políticas Públicas, Universidad de Chile

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