
¿Y el centro qué?

El centro político parece ser un gran misterio. Todos lo invocan, muchos se definen como parte de él, pero no tiene partido o referente orgánico que lo represente. Hoy aparece disperso en un amplio abanico político.
No es por azar. Tuvo hogar mucho tiempo en la DC y luego en esa exitosa centroizquierda concertacionista, tan vilipendiada por la ultraizquierda y posteriormente cada día más valorada por la opinión pública, e incluso por esa derecha democrática que fue su opositora. Pero desapareció cuando la Nueva Mayoría de Bachelet II decidió ser rupturista más que continuista. Incluso no trepidaron en defenestrar a Lagos y luego la dirigencia del llamado Socialismo Democrático optó por deslizarse a la izquierda y subordinarse al FA y PC, sumarse al socavamiento institucional del gobierno de Piñera y convertirse en derechamente refundacional a inicios del gobierno de Boric. Su llamado a votar Apruebo en 09/22 fue de las expresiones más patentes de este vuelco a la izquierda. Actuando así fracasaron en todo y desapareció el centro. Estancaron Chile, explotó la delincuencia, se fragilizó la institucionalidad, la corrupción campeó.
Pero el centro social no desapareció. Este no es el promedio entre dos extremos. Es el sentido común dominante en la sociedad. Sus demandas fundamentales de hoy son: crecimiento generador de empleos dignos y en segundo lugar, seguridad y orden público ante la delincuencia e inseguridad desatadas. La bancarrota de la coalición oficialista de izquierda en estos temas ha corrido el centro, o sea el sentido común ciudadano, hacia la derecha. Hoy no hay centro ciudadano posible con la izquierda, si de responder prioridades ciudadanas se trata. Dejó de ser creíble. Las únicas respuestas socialmente creíbles están, sea en una alianza de la derecha democrática con las fuerzas del centro político o en una extrema derecha intolerante y de dudosa convicción democrática.
Esa es la verdad. Aún embolinada en un pasado que ya no existe, parte de la izquierda oficialista puede soñar con revivir una centroizquierda que ya murió y que no puede resucitar en primarias y pacto electoral con el PC y el FA. A lo más pueden aspirar a ganar la primaria para luego ser derrotada y aprender las lecciones que solo una derrota entrega a errores de la magnitud que cometió. Pero puede perder y en ese caso la hegemonía pasa sin apelación al PC y FA.
Hoy un centro político que represente el sentido común ciudadano solo tiene opción viable como centroderecha. La otra alternativa es la extrema derecha. Para el centro ciudadano, el oficialismo no es hoy opción creíble. No es raro entonces que Amarillos y Demócratas apoyen a Evelyn. No lo hacen por derechistas, como gustan tildarlos desde ese izquierdismo que suele esconder sus desnudeces de propuestas abominando de la derecha. Es la opción que armoniza centro con el sentido común ciudadano.
Por Óscar Guillermo Garretón, economista
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