“Vivo enamorándome de todos y finalmente no me enamoro de ninguno”: el cansancio por no encontrar un amor duradero




Siempre entro en el mismo loop: conozco a un mino, tenemos un crush intenso, hablamos todos los días, me presenta a todos sus amigos, yo a los míos, a veces hasta la familia. Salimos a carretear todos los findes, se queda cuatro días a la semana en mi casa, y cuando pasan un par de meses, a lo más cinco, empieza a desaparecer. La cosa se empieza a entibiar, de a poco contestan menos los WhatsApp, algunos findes empiezan a hacer planes solos y yo entro en una ansiedad que no logro dominar, me supera. Entre más se alejan de mí, más encima estoy. Y mi autoestima ni hablar: ¿qué hice mal? ¿Qué hay de malo en mí? ¿Por qué todos se terminan aburriendo y me dejan? Son los pensamientos que me abruman.

Finalmente es tanta mi ansiedad que, o termino yo –siempre dramática y siempre llorando, porque no aguanto ese da y quita–, o bien ellos desaparecen. Y termino mal, con el corazón rotísimo. Me paso unos meses llorando, arrepentida de toda esa intimidad que entregué, de las mañanas abrazados después del sexo, de los desayunos juntos, de reírnos con nuestros amigos en común.

Hablo como si siempre fuera el mismo, es que es un poco así, porque todos se comportan igual. Lo que me hace inevitable pensar que el problema soy yo. Pero como no puedo entrar ahí, porque sino me da depre, tengo que dejar de lado ese pensamiento autoflagelante.

Esto me pasa al menos unas tres veces por año, eso quiere decir que tengo una colección de amores frustrados que me dejan un vacío muy grande adentro. Ese vacío se va acumulando y acumulando con cada relación. Llevo algunos años así y me siento súper cansada. Cansada del amor. A veces me pregunto si ese será el amor ¿Siempre va a ser así de doloroso? Mi mejor amiga me dice que, como me paso enamorando de todos, finalmente no me enamoro de ninguno. Quizás tenga razón. Quizás es solo mi ansiedad la que se vincula con ellos, las ganas de ser amada, de formar una intimidad con otra persona. Quizás llegará un día en que pueda tener un amor más lento, más normal, más real. Un amor que me haga darme cuenta que todos los otros solo fueron malos vínculos, fantasías en las que caí por tener demasiadas ganas de enamorarme”.

Ayleen es periodista y tiene 31 años.

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