En víspera de copas

Despúes de un mes completo en el que estuvimos hablando de “La Copa”, por aquí y por allá, es un buen momento para que hablemos de nuestras copas, de las que sirven para contener nuestros vinos y tantos otros líquidos más, eso sí.
Y cómo no, considerando la gran cantidad de cristalería puesta en una mesa en un almuerzo o cena cualquiera, lo que para muchos puede ser todo un tema. Identifiquemos cuál es la copa correcta para qué: la más grande es para el agua, la mediana para el vino tinto y la copa más chica para los blancos. Listos con eso, nace la pregunta: ¿qué es lo que hace que cada copa esté destinada a un líquido en concreto?
Los expertos dicen que las copas de vino están hechas para retener los aromas, por eso las diferentes alturas y aperturas de las mismas. Un mismo vino servido en copas diferentes puede exponerse y abrirse de manera distinta, lo que hace pensar que seguramente un buen vino se potencie tomado en la copa correcta.
Pero lo cierto es que la mayoría de las personas tenemos en casa sólo un tipo de copa para vino tinto y otro para vino blanco. En este contexto, las copas de vino tinto deben ser más grandes que las de vino blanco, con una apertura más amplia que permita que -dado que el tinto es más fuerte- más aire entre en contacto con él, lo que supone más oxidación y aroma. Además, el tamaño de la copa permite que se pueda agitar fácilmente y se potencie su sabor. Es frecuente usar con tintos una copa aún más grande, conocida como “copón”.
Por el contrario, las copas de vino blanco son más pequeñas y su apertura es más estrecha porque no necesita oxidarse tanto para detectar sus aromas, a lo que se suma que este tamaño ayuda a conservar una baja temperatura del vino.
Si hablamos de características, lo ideal es que las copas sean de cristal liso y transparente, con el borde fino, un tallo alto para poder sostenerla y un cuerpo largo con una boca más pequeña. La copa con forma de “huevo” es la mejor porque concentra los aromas y evita salpicaduras cuando se agita. Para los espumantes y la champagne, en tanto, la copa “flauta” es la mejor alternativa, porque su altura, profundidad y estrechez hacen que las burbujas duren mucho más tiempo, por el poco contacto con el aire.
Con todo el panorama claro, termino con un consejo corto: siempre recuerde que las copas deben sostenerse por el tallo y nunca por el cuerpo, para no traspasar el calor de la mano al líquido; los cambios de temperatura pueden alterar el vino y no queremos que eso suceda.P
Gerente Viña De Martino
Wine MBA Bordeaux Management School
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