El viernes que recién pasó celebramos el Día del Sommelier, por lo que -además de aprovechar de saludar con algunos días de desfase a todos los sommeliers que lean este espacio- me parece que es un excelente momento para hablar de esta figura tan clave en el mundo del vino, sobre todo de cara al consumidor.

En lo preciso, el sommelier es un catador y un experto capaz de reconocer las características y atributos (o defectos) de los vinos, para así establecer el mejor maridaje entre ellos y las comidas.

En los restaurantes -tradicionalmente son los más exclusivos los que optan por tenerlos, aunque cada vez son más frecuentes- es quien sugiere a los clientes el vino apropiado para cada plato. Esto, más allá de lo que se pueda pensar, no es nada fácil, ya que no sólo requiere tener las habilidades y conocimientos para entregar una recomendación adecuada en la teoría, sino que, en la práctica, el sommelier también debe tener presente los gustos personales de cada consumidor, que pueden variar enormemente de una persona a otra.

Por esto su labor es analizar los vinos desde la perspectiva del consumidor, de una manera objetiva y sin anteponer sus posibles favoritismos, realizando una recomendación totalmente profesional y acorde a cada momento, a cada persona.

En Chile éste es un campo de especialización con aún pocos años de trayectoria y que surgió justamente por la inquietud de profesionalizar este trabajo, dada su necesidad a nivel de mercado. Como en cualquier otra profesión, ser sommelier cuenta con varios grados de especialización. El título máximo que se puede obtener es el de Máster Sommelier, que en Chile tiene una sola persona, el bastante conocido Héctor Vergara.

Siendo nuestro país uno con más de 100 años de historia en la producción vitivinícola, esperemos sean cada vez más.

Gerente Viña De Martino

Wine MBA Bordeaux Management School