Pensiones: Cuando poco importa lo que es cierto

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“La percepción es real incluso cuando no es real”, decía Edward de Bono, escritor y psicólogo que explicaba que la realidad no es sólo aquello que ocurre en forma objetiva, sino que depende de la forma en que la interpretamos.

La última encuesta de Ipsos y La Tercera revela el gran desconocimiento de los chilenos acerca de cómo funciona el sistema de pensiones. Sólo el 22% de los encuestados declara estar bien informado sobre el sistema en general, porcentaje que baja aún más cuando se pregunta específicamente por el conocimiento de cómo operan los multifondos, el APV o la cuenta 2.

Incluso lo que no es objetivamente real, junto con el desconocimiento del mundo define nuestra opinión y comportamientos.

Cuando la gran mayoría de los chilenos y chilenas está de acuerdo en la necesidad de una reforma al sistema de pensiones, hay algunas realidades que no tienen doble interpretación: el sistema actual no es capaz de asegurar montos para cubrir las necesidades mínimas de la tercera edad y después de 35 años de existencia el modelo generó decenas de miles de jubilados viviendo con pensiones bajo la línea de la pobreza y otros tantos bajo el sueldo mínimo. De hecho, sólo el 5% de los encuestados piensa que el monto con el que se jubilará le alcanzará para cubrir lo que va a necesitar.

Sin embargo, hay datos que entrega la encuesta que muestran que hay un peligro latente para cualquier modelo que reemplace al actual, derivado sobre todo de las percepciones equivocadas sobre cómo se logra una buena pensión.

Quizás el dato más revelador es la baja importancia que se le asigna al ahorro individual. Para los encuestados el principal factor que incide en el monto final es la manera en que se administran los recursos (rentabilidad), con un 24% de menciones, y en segundo lugar la forma en que se calcula la esperanza de vida (23%).

Recién en tercer lugar aparece el monto de ahorro mensual con un bajísimo 12% de menciones.

Los chilenos sabemos que “el sistema” no tiene la capacidad de generar montos de pensiones suficientes para afrontar la tercera edad, pero queda de manifiesto que cualquier cambio requerirá esfuerzos más efectivos por educar a los cotizantes y concientizar respecto de que no hay fórmula mágica para obtener una buena jubilación. En eso, el actual sistema también ha fallado.

Las percepciones generan realidad, dicen, y poco importa lo que es cierto cuando hay un desconocimiento de las condiciones mínimas para poder generar un buen monto de jubilación y sobre todo si la gente sigue esperando que con sueldos bajos y un ahorro insuficiente la pensión llegue a los niveles esperados.

Respecto a esto último, el 30% de la gente piensa que el monto mínimo de la pensión debiera ser de 500 mil pesos, según revela la encuesta, lo que difícilmente ocurrirá si los sueldos de la mitad de los chilenos están bajo los 400 mil pesos, según datos del INE.

La falta de educación e información distorsiona cualquier realidad objetiva, no sólo en el ámbito de las pensiones, sino que en general en cualquier plan del Estado. Lograr una buena política pública no sólo depende de su diseño e implementación, sino que, del valor subjetivo asignado por la ciudadanía, el que está directamente relacionado con la información que se pone a disposición de los ciudadanos y su interés por recibirlo.

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