
Presidenta de la CPC: “Me preocupa que se diga siquiera que si es electo uno u otro candidato o candidata se afectará la paz social”
La presidenta de la Confederación de la Producción y del Comercio, Susana Jiménez, entra en clave política y enjuicia el ajuste fiscal propuesto por José Antonio Kast y el giro de Jeannette Jara hacia la centroizquierda. “Quiero creer que están hechos los cálculos para lograr el ajuste fiscal y si no se logran, tendrá que darle explicaciones a la ciudadanía”, dice sobre el republicano. “No sé por qué habría de calificarla como socialdemócrata siendo miembro del Partido Comunista”, afirma sobre la candidata oficialista.

El martes 14 de octubre estará presente en el Encuentro Nacional de la Empresa (Enade), instancia en que la presidenta de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Susana Jiménez, compartirá con los candidatos presidenciales. La también exministra de Energía en el segundo gobierno de Sebastián Piñera, dice que su principal mensaje en la presentación de ese día será que ya es el momento de ejecutar, porque “los diagnósticos de lo que se debe hacer ya están claros”.
En su análisis de la campaña electoral, Jiménez llama a que el debate se centre más en los contenidos de los programas y valora que al menos entre los principales competidos haya un diagnóstico común de los cambios que requiere el país. No obstante, mantiene distancia sobre algunas de las medidas, principalmente laborales, que propone la candidata del oficialismo, Jeannette Jara.
Considerando la última Ley de Presupuestos, ¿este gobierno fue responsable fiscalmente?
Más que calificarlo con adjetivos de si ha sido responsable o no, a mí me gusta ir a los números. Los datos muestran que, por tres años consecutivos, no solo hemos tenido déficit, sino que además no hemos cumplido con la meta que se autoimpuso el gobierno. Eso tiene un correlato en aumento de deuda y reducción de nuestros fondos soberanos. Por lo tanto, diría que, tomando las palabras del Consejo Fiscal Autónomo, estamos en una situación de estrés fiscal, que deja en una situación de mucha estrechez al gobierno entrante y de una preocupación generalizada en cuanto a que no podemos seguir sostenidamente con déficit.
¿Cree entonces que el gobierno pudo haber hecho algo más, ya que no cumplió las metas?
Por supuesto que sí. Las metas están para cumplirse. Es muy importante que nosotros no solo tengamos una regla fiscal, sino que se respete. Incluso me parece que, dado que ha habido sucesivos incumplimientos, esto amerita una revisión de nuestra regla. Si bien se modificó hace poco tiempo, se puso una regla dual, de límite de deuda y eso está bien, pero no es suficiente decir que no se cumplió la meta. Tiene que haber alguna capacidad de corregir estas desviaciones en el tiempo.
Lo que se muestra también es un escenario de mediano plazo con pocas holguras fiscales…
Las metas fiscales para la siguiente administración requieren primero de un análisis muy profundo de las estimaciones, porque recordemos que el incumplimiento en buena parte no solo es mayor gasto, sino que una sobreestimación de los ingresos y, por lo tanto, amerita un análisis profundo de la metodología y de la capacidad de proyección, pero además un esfuerzo mucho mayor en reducción de gasto. No estamos en la misma situación hoy de la que estábamos antes. La foto hoy es distinta a la que teníamos antes.

El gobierno dice que no es fácil ajustar gasto, ya que el 92% del gasto total está comprometido por ley. ¿Suscribe ese análisis?
Nada te obliga a presupuestos definidos, siempre puedes ajustar los presupuestos, revisarlos y modificarlos en el tiempo. Si uno mira lo que ha pasado en los últimos años, lo que se observa es una subejecución, por ejemplo, en inversión, muy fuerte que se termina usando en gasto corriente. En 2023, por ejemplo, la subejecución en inversión fue alrededor de US$ 2.500 millones, que se usaron completamente en gasto corriente. A eso agrégale todos los espacios para recuperar ingresos mal gastados, como las licencias médicas, evasión del transporte público, programas mal evaluados, compras públicas. Hay antecedentes de sobra para demostrar que se puede aumentar ingresos y reducir gastos. Entonces, es difícil decir que acá no hay espacio de ajuste.
¿Cómo ve el cuestionamiento que se le hace al candidato republicano, José Antonio Kast, por la promesa de recortar el gasto público por US$ 6 mil millones en 18 meses?
Lo primero es que, más allá de los montos y los plazos, celebro que la discusión esté enfocada en dónde racionalizamos el gasto público. Hay una necesidad evidente de hacerse cargo del gasto público. No podemos seguir haciendo las cosas como se hacían habitualmente, porque estamos en una situación hoy día distinta, de un estrés fiscal que antes no teníamos. Sobre los montos, cada una de las candidaturas ha tenido que entrar en el detalle, pero no veo que sea imposible hacer esfuerzos mayores.
¿No ve inviable que se recorten US$ 6 mil millones?
Entiendo que, en el caso de la candidatura de Kast, la mitad proviene de medidas administrativas y otras sí son cambios legales, por lo tanto, podrían tomar algo más de tiempo. Al país le hace bien debatir cuáles son esos espacios de ahorro, pero el estar entrampados en montos y plazos hace perder el foco principal, que es cómo ordenamos las cuentas públicas. Estos mayores gastos lo que eso significa, primero, es que cada día pagamos más en impuestos, pagamos más intereses de la deuda y no se debe perder de vista que nos estamos acercando a niveles considerados prudentes.
¿Sería recomendable que la candidatura de Kast especifique cómo va a hacer ese recorte fiscal?
Uno esperaría más detalle en todos los programas de gobierno respecto de todos los aspectos, pero en los debates se hace muy difícil. Si bien la máxima transparencia siempre es deseable, cuando una candidatura toma un compromiso claro, quiero creer que están hechos los cálculos de ajuste fiscal (de Kast) y si no se logran, tendrá que darle explicaciones a la ciudadanía. Este mismo cuestionamiento que hay del gasto público uno lo debería hacer en todas las materias, porque si uno mira las distintas propuestas presidenciales, hay muchos titulares, por lo que me llama la atención que estén enfocados solo en uno de los aspectos, que, por supuesto es relevante, y que en cuyo objetivo deberíamos estar todos alineados, porque hay una necesidad de ordenar las cuentas públicas.

Se ha relevado porque el propio candidato le ha dado un mayor énfasis...
Puede ser que se deba a que hemos tenido demasiadas noticias de mal gasto de usos públicos. Tenemos el caso de los convenios con fundaciones, de las licencias médicas. En la medida que la gente se va informando más de que sus recursos están siendo mal usados, evidentemente el tema de las cuentas fiscales pasa a ser prioritario, pero también otras urgencias, como seguridad, el impulso al crecimiento económico, y de repente nos quedamos en estas materias, cuando las otras actividades inciden tan directamente en el día a día de las personas.
Las principales críticas a este plan de ajuste vienen de la candidatura de Chile Vamos, quienes han dicho que un recorte de esa magnitud tocaría el gasto social. ¿Cómo se explica?
Estas son estrategias electorales y no me corresponde a mí juzgarla. Son cosas que se dicen al calor de las campañas presidenciales. Todas las candidaturas están conscientes y ha habido conversaciones de larga data, no solo ahora en las elecciones, de que hay que fiscalizar mejor el uso de los recursos públicos. En el caso de los programas sociales, no veo que nadie esté pensando en cortar esos beneficios, pero sí hacer una revisión respecto de gente que accede a beneficios sociales sin cumplir con los requisitos o de los programas sociales mal evaluados, donde de 10 pesos que se disponen para ese programa, una buena parte queda en el aparato público y no llega al beneficiario final, por lo que muchos de estos argumentos están más al calor de las elecciones que de hechos reales.
Se ha planteado que en el caso de que Kast llegue a la presidencial podría afectar la paz social. ¿A usted le preocupa eso? ¿Suscribe ese análisis?
A mí me preocupa que se diga siquiera que si es electo uno u otro candidato o candidata se afectará la paz social, porque si somos orgullosos de un país democrático, con elecciones que son limpias y transparentes, no podemos poner en duda de que si hay un candidato o candidata que es elegido por la ciudadanía, eso puede afectar la paz social, porque eso es desconocer que nuestro sistema electoral es legítimo y debe respetarse.
¿Lo ve como una de amenaza?
Lo veo como una preocupación que más allá de las candidaturas no debiera estar presente en el debate, porque hay que ser respetuoso de las elecciones y de la democracia que se ha construido en este país.
Entre quienes lo argumentan está el economista Jorge Desormeaux…
Ese es un debate más bien de carácter electoral y no lo que realmente uno debiera esperar de un gobierno legítimamente electo por la ciudadanía. A veces la velocidad para hacer los cambios no la pone la presidencia, sino que un conjunto de poderes y pesos y contrapesos que te permiten gobernar.

Usted que estuvo en el gobierno y tiene experiencia en lo público, ¿no ve que la postura de Kast es optimista, porque la realidad a veces se impone y es mucho más difícil hacer un recorte fiscal que decirlo?
Cualquiera que sea electo va a tener que contar con un equipo amplio, con las experiencias necesarias. No me preocupa cuando hay ambiciones de generar cambios o de mejoras que son importantes y lo digo para cualquier candidatura. Poner sobre la mesa propuestas y ambiciones que puedan empujar el crecimiento del país, que puedan ordenar las cuentas fiscales, dinamizar el mercado laboral, no me preocupan. Me preocuparía más si nos quedáramos cortos en propuestas. Lo que se pueda ejecutar después, bueno veremos los apoyos que hay de la ciudadanía del Congreso.
¿Pero podría generar una sobreexpectativa en la población y una mayor frustración si es que no se logran las promesas?
La gente cuando vota lo hace pensando en qué proyecto país quieren y van a abogar por eso, y lo digo por todas las candidaturas y está bien que así sea. Quien resulte electo o electa tendrá que responder a esa ciudadanía. A mí francamente no me preocupa: hemos estado entrampados en aspectos particulares del debate electoral, pero no estamos viendo realmente el proyecto país que ofrece cada candidatura, que son los diálogos que de verdad deberíamos estar teniendo.
¿Eso es responsabilidad de los mismos candidatos?
Hay un interés por diferenciar las candidaturas. El tener tantos candidatos presidenciales hace que los debates a los que tiene acceso la ciudadanía son muy planificados con tiempos muy acotados con preguntas y respuestas que buscan las diferencias más que los proyectos. Por eso creo que es importante, a pesar de que mucha gente cree, los programas de gobierno.
Ahora, para algunos la candidatura de Jeannette Jara al ser comunista podría transformar la economía chilena y avanzar hacia el marxismo. ¿Ve ese riesgo de que eso pueda suceder o lo considera una caricatura?
No es una caricatura desde el momento en que ella es miembro de un partido político que es el Comunista. Hoy representa una candidatura más amplia que la de su partido, pero tiene una visión de desarrollo país que la hace distintiva. No hay demasiado detalle de su programa, pero sí se han comentado varias propuestas que se han hecho en la línea de darle un rol más preponderante al Estado, incluso un Estado empresario en algunas materias como la creación de la Empresa Nacional del Litio. Ha hecho propuestas de aumentos salariales que son por ley y no por aumento de productividad, ha puesto sobre la mesa la negociación ramal. Se propone cambios a la ley de libre competencia, cuando en realidad se legisló y tenemos una ley bien moderna de libre competencia. Tienen una percepción de fiscalización y de desconfianza del sector privado.

¿No la ve cómo socialdemócrata?
No sé por qué habría de calificarla como socialdemócrata a Jara siendo miembro del Partido Comunista, pero sí entiendo que ella hoy día representa una coalición de izquierdas. Entonces, más allá de su pensamiento, sí creo que ha tenido que hacer un esfuerzo de consensuar una agenda que congregue a un grupo más amplio que es su propio partido y probablemente sus propios pensamientos o principios que están al aire del Partido Comunista.
¿Cuál de los programas y su visión económica representa más al empresariado?
La CPC es una confederación de seis ramas productivas, por lo tanto, representa a miles de empresas y miles de empresarios y colaboradores. Entonces es muy difícil que yo te diga, mira, a nosotros nos gusta esta candidatura, porque yo no puedo tomar la representación de las preferencias políticas de las personas. Lo segundo es que somos el gremio que representa al mundo empresarial, por lo tanto tenemos que hacer puentes con todas las candidaturas y con todos los presidentes.
Pero sí hay programas que son más promercado y otro menos mercado.
Por supuesto, pero cada uno de ellos tendrá que elegir libremente quién le parece mejor.
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