Por Paulina ReyesConstruir ciudades sostenibles: el urbanismo como motor social, cultural y climático
Expertos indicaron que el diseño de las ciudades es fundamental para enfrentar el cambio climático, mejorar la cohesión social y elevar la calidad de vida. Los panelistas delinearon una hoja de ruta basada en planificación activa, gobernanza colaborativa y espacios públicos, junto con desafíos como mayor agilidad regulatoria y financiamiento verde.
En el nuevo encuentro de Hub Sustentebilidad de La Tercera, “Construyendo cultura: el rol del urbanismo en la sostenibilidad”, tres referentes del mundo académico, público y privado coincidieron en que el diseño de nuestras ciudades es clave para enfrentar la crisis climática, fortalecer la cohesión social y mejorar la calidad de vida de quienes las habitan.
En la conversación, participaron Pablo Allard, decano de Arquitectura y Arte de la Universidad del Desarrollo; Angélica Figueroa, arquitecta experta en urbanismo y jefa del programa Distrito Co.; y Daniel Berdichevsky, gerente de Proyectos, Operaciones y Construcción de Grupo Patio. Juntos, configuraron un diagnóstico compartido y una hoja de ruta para avanzar hacia ciudades más resilientes, justas y con identidad.
Pablo Allard abrió la conversación asegurando que las ciudades concentran los mayores desafíos, pero también las mayores oportunidades. En esta línea, plantea que “las ciudades consumen el 80% de la energía de la superficie del planeta”, por o que son “el principal atajo para ganar la lucha contra el cambio climático”.
El arquitecto mostró cómo, incluso durante la pandemia, la drástica reducción de movilidad probó la capacidad de las ciudades para incidir directamente en las emisiones: “Si hacemos que nuestros edificios, nuestros barrios, nuestras viviendas en el siglo XXI comiencen a ser más eficientes, vamos a ganar esa batalla”, afirmó.
Planificación, tecnología y gobernanza
Desde el desarrollo de proyectos, Daniel Berdichevsky indicó que la sostenibilidad urbana no puede abordarse con soluciones aisladas, y para eso, requiere de un enfoque sistémico: “La única manera de integrar criterios de sostenibilidad es logrando que planificación, tecnología, gobernanza y participación ciudadana, convivan”.
Así, Berdichevsky dio como ejemplo la incorporación temprana desde comunidades no es solo una buena práctica social, sino un factor protector: durante el estallido social, relata, fueron los propios vecinos quienes defendieron algunos proyectos. “Esa sensación de ‘esto es mío y lo tengo que cuidar’ es clave. Y créeme que la rentabilidad que eso genera es muy alta”.
También comentó que hoy el sector privado debe abandonar la lógica de proyectos aislados: “No podemos pensar que llegamos a imponer algo. Hay qye sentarse a escuchar y entender lo que realmente se necesita”.
Angélica Figueroa, desde su experiencia en planificación urbana, destacó que Chile es un país altamente urbanizado, donde casi el 90% de las personas vive en ciudades. Esa realidad convierte la planificación en una herramienta estratégica, pero advierte además que es mucho más que eso: “No podemos quedarnos en planes maestros que nos dicen lo que deseamos, pero no lo que realmente ocurre en el territorio. La planificación debe ir acompañada de gestión activa”.
Para Figueroa, la clave está en actualizar formas de gobernanza, con estructuras permanentes de colaboración público–privada que no dependan de ciclos políticos ni proyectos aislados. La ciudad opera todos los días, y los proyectos deben acompañar esa operación.
Allard profundizó en el rol social del espacio público como generador de comunidad y equidad: “El espacio público es un gran atajo hacia la equidad porque tú puedes vivir una vida muy feliz o muy miserable, ya sea en un campamento o en una mansión, pero si sales a la calle y ese espacio público es el mismo, inmediatamente tú eres ciudadana o ciudadano con los mismos derechos”.
Sumó también la dimensión cultural y patrimonial: “La arquitectura es construcción cargada de sentido”, citó a Fernando Pérez. Y destacó también que la identidad urbana se configura sobre capas históricas que deben preservarse e integrarse en los nuevos proyectos.
Activación del espacio público y diversidad
Angélica Figueroa destacó el rol de la programación de los espacios urbanos, no solo su diseño físico. “El espacio público debe brindar la mayor cantidad de oportunidades para distintas formas de vida que ahí se van a dar. Tiene que ver mucho más allá de poner elementos, sino ubicarlos en su contexto”, indicó.
En esa línea, explicó cómo iniciativas impulsadas por comunidades empresariales y comercio organizado —como las que promueve Distrito Co.— demuestran que la activación del espacio público se convierte también en un activo económico para el sector privado. Berdichevsky reforzó este punto con ejemplos de Grupo Patio, como La Fábrica en San Joaquín, donde la recuperación del patrimonio industrial, la integración de organizaciones culturales y la participación comunitaria formaron un círculo virtuoso.
Otro punto relevante fue cómo las ciudades deben integrar las nuevas expresiones culturales asociadas a la inmigración. Allard señaló: “Chile siempre ha sido un país construido por inmigrantes, y todo eso va agregando capas de valor a la experiencia urbana y a nuestra historia, a nuestra identidad”.
Los desafíos pendientes para avanzar en la hoja de ruta
Ya cerrando la conversación, los panelistas propusieron varios desafíos urgentes. Uno de esos fue la agilidad y certeza regulatoria. Según cuenta Figueroa, “no es que no exista la capacidad técnica en el país, sino que tiene que ver cómo para estos proyectos que son de alto impacto, de gran relevancia, también se forman estructuras de trabajo, público-privada, para que los saquen adelante. La agilidad es importante y visualizar estructuras de cómo desarrollar proyectos de manera más ágil”.
Berdichevsky, por su parte, reforzó esta idea desde la perspectiva empresarial: “La incertidumbre jurídica es un freno enorme. El time to market afecta directamente la viabilidad de un proyecto.”
Otro desafío fue el financiamiento verde, principalmente cuando la banca tiene una gran oportunidad: “El financiamiento de proyectos que tienen todo esto que estamos conversando acá, también va a ayudar a que la economía se empiece a mover, a que las ciudades, a que los privados tengan el incentivo de hacer todo lo que hemos conversado de una forma mucho más ágil, mucho más fuerte y más categórica. Yo creo que ahí todo el mundo de la banca, digamos, tiene una tremenda oportunidad”.
Figueroa destacó también el rol de los liderazgos y la toma de decisiones: “Los liderazgos son fundamentales: públicos y privados, con visión y disposición a arriesgar por proyectos de largo plazo”.
Allard cerró señalando que Chile tiene una oportunidad única y es fundamental actualizar normativas para no frenar la innovación urbana: “Lo bueno de no ser uno de los países desarrollados es que no hemos cometido los errores del norte global. Tenemos espacio y tiempo para hacer las cosas bien. Pero para ello, es clave un camino sin obstáculos: “Nos está frenando la regulación. La tecnología y el financiamiento están; falta una legislación habilitante que permita avanzar”, explicó.
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