Por Paulina ReyesCOP30: justicia climática, financiamiento y el llamado a la acción marcan la agenda de la cumbre
Desde Brasil, Felipe Fontecilla de Uno Punto Cinco, relata el tono de urgencia climática que se ha instalado en la cumbre; Chile, que destaca en transición energética y una postura firme en pérdidas y daños, y la exigencia de países en vías de desarrollo en mayor financiamiento y adaptación.

A diez años del Acuerdo de París, la COP30 en Belém, Brasil, ha mostrado un tono de urgencia que domina las conferencias, con una importante presencia de Chile y actores latinoamericanos, así como declaraciones claras sobre la ruta que los países deben seguir, con objetivos puestos en la mira en acción urgente, justicia climática, financiamiento y adaptación, entre otros temas.
La delegación nacional destaca con la presencia del Presidente Gabriel Boric, la ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas, el canciller Alberto van Klaveren y la expresidenta Michelle Bachelet, quienes participaron de la Cumbre de Líderes, donde el jefe de Estado advirtió que “no hay tiempo que perder” y que el planeta enfrenta “quizás el desafío más importante de nuestra generación: sostener la vida en el planeta”.
En la conferencia de sociedad civil, Verónica Mendoza, representante del bloque andino, destacó la urgencia de que las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) cuenten con metas claras y mecanismos reales de cumplimiento.
En conversación con Felipe Fontecilla, coordinador de Desarrollo ONG Uno Punto Cinco, directamente desde Belém, Brasil, nos actualiza de los principales avances e hitos de los países participantes, del rol de Chile y de la sociedad civil internacional en los primeros días de la cumbre climática más importante a nivel global.

Rol de Chile y sus compromisos climáticos
Chile ha demostrado liderazgo en la región, siendo uno de los primeros países de América Latina y el Caribe en presentar su actualización de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) 2025-2035, que establece el 80% de generación eléctrica renovable al 2030, así como también la aplicación del Precio Social del Carbono en inversiones públicas, y la Estrategia de Transición Socioecológica Justa, que busca mejorar la calidad de vida y proteger los territorios vulnerables.
En materia de transición energética y electromovilidad, también es de los países líderes, con datos que lo respaldan: 70% de generación eléctrica proveniente de fuentes renovables; 55%–60% de los buses del transporte público de Santiago son eléctricos, consolidando a Chile como líder regional; Reducción del uso de carbón en la matriz eléctrica: del 41% en 2015 a 16% en 2024. Fontecilla, destacó además la sesión temática de “Transición Energética”, donde el Presidente hizo un llamado a fortalecer redes de transmisión, almacenamiento y eficiencia energética, así como de duplicar la eficiencia global.
Otra intervención clave que destaca Fontecilla fue el rol del país en las negociaciones de Pérdidas y Daños como miembro negociados del G77 + China, quienes han mostrado una posición clara y estratégica en la revisión del Mecanismo Internacional de Varsovia (WIM) para pérdidas y Daños, que ha sido largamente postergada durante las cumbres pasadas.
La colaboración entre diferentes actores de la sociedad también ha logrado relevancia dentro de la agenda internacional de la cumbre. Desde Filantropía Francisca Cortés Solari, enfatizan en la alianza que debe existir entre la filantropía, el sector privado y los acuerdos multilaterales para acelerar los acuerdos de París. Directamente desde la ciudad sede, cuentan cómo se ha ido articulando este diálogo pasando de la voluntad a las obligaciones basadas en evidencia científica; con marcos compartidos, métricas existentes y el cofinanciamiento.

“Esta COP deja en evidencia varios de los nudos críticos que la agenda climática debe resolver para cumplir los Acuerdos de París y avanzar hacia la tan anhelada sostenibilidad de nuestros ecosistemas. Uno de ellos es la necesidad de fortalecer la Diplomacia Climática, creando instancias capaces de reunir a la comunidad científica con los tomadores de decisión, para alcanzar un entendimiento real de la multidimensionalidad del fenómeno climático y de sus profundas implicancias ambientales, sociales, culturales y económicas”, sostiene la presidenta ejecutiva de Filantropía Cortés Solari y Fundación MERI, Francisca Cortés Solari.
Mayor acción y financiamiento
Las intervenciones de los países en vías de desarrollo también marcaron un claro enfoque durante la primera semana. Fontecilla relata que estos países exigen “financiamiento justo, acceso equitativo y alianzas reales”. La canciller de Santo Tomé y Príncipe advirtió: “No pedimos caridad, pedimos una alianza justa y solidaria”. Y el primer ministro de Antigua y Barbuda, por su parte, indicó que “la inacción nos lleva al borde de la extinción”.
A su vez, la ausencia de la delegación del Presidente Trump fue vista como un retroceso global que refuerza el negacionismo ante la crisis ambiental: “Este tono de alarma también reflejó el vacío creado por la ausencia de Estados Unidos, interpretado como un retroceso global ante el resurgimiento del negacionismo climático bajo la nueva administración Trump”, señala Fontecilla.

Fontecilla destaca las palabras del Presidente Boric frente a la exigencia de un mayor financiamiento climático y justicia intergeneracional, quien responsabiliza al Norte Global “por su deuda histórica”. El mandatario instó a los países a pasar de los compromisos a la implementación concreta, señalando que “esta COP debe enviar señales políticas claras para que los países donantes comprendan que no hay rentabilidad posible en un mundo que se sigue calentando”.
La adaptación también fue un plato fuerte en las primeras conferencias de la cumbre. Fontecilla, sostiene que los países discutieron la creación de la Lista Global de Indicadores de la Adaptación, el primer intento en establecer un conjunto común de métricas que permita medir avances reales en resiliencia y reducción de vulnerabilidades, más allá de la redacción de una hoja de ruta.
La propuesta -explica desde Belém- que incluye 30 indicadores finales y 15 en revisión, sobre ecosistemas y biodiversidad, recursos hídricos, salud, infraestructura resiliente y equidad social con enfoque de género e inclusión indígena, busca permitir compatibilidad internacional y ofrecer mayor flexibilidad para que cada país pueda adoptarlos en su contexto.
Chile, por su parte, ha demostrado estar alineado desde el primer minuto con estas indicaciones. “Su Ley Marco de Cambio Climático y la primera Comunicación de Adaptación ya incorporan métricas equivalentes, como gestión climática de cuencas, evaluación del riesgo en infraestructura crítica y planes de adaptación con enfoque de género e inclusión territorial”, indica el representante de Uno Punto Cinco.
La sociedad civil también dijo presente
Dando fin a su relato, Fontecilla destaca la presencia de la sociedad civil y locales en la cumbre climática. El 11 de noviembre, médicos, activistas e integrantes de pueblos indígenas irrumpieron pacíficamente en una zona restringida gritando “La crisis climática es una crisis de salud”, denunciando el aumento del dengue y de enfermedades respiratorias en la Amazonía por el calor extremo y las sequías.
Las críticas se enfocaron directamente en el impacto local de la ciudad sede: “Viví décadas en Belém y nunca tuve dengue; ahora todo el mundo lo contrae”, decía la infectóloga Lena Peres del Ministerio de Salud de Brasil. Afuera del recinto, relata Fontecilla, marchas indígenas insistían: “Nuestra tierra no está en venta”.
Mientras que los gobiernos han mantenido un tono de cooperación diplomática, “la sociedad civil, opera desde la urgencia y la desconfianza ante la lentitud política, exigiendo justicia climática, salud y supervivencia”, concluye Fontecilla.
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