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Cómo el conflicto entre India y Pakistán podría ser una prueba clave para la tecnología militar de China

Durante los últimos cinco años, el gigante asiático ha figurado como el principal exportador de armas de Pakistán. Por su parte, India ha incrementado la compra de armamento a Estados Unidos y aliados del país norteamericano, como Francia e Israel.

Cómo el conflicto entre India y Pakistán podría ser una prueba clave para la tecnología militar de China. Foto: archivo / referencial.

El conflicto entre India y Pakistán ha escalado progresivamente desde que un atentado en una zona de Cachemira administrada por India dejó más de dos docenas de muertos el pasado 22 de abril.

Aunque las autoridades indias han acusado a Islamabad de estar detrás del ataque, sus líderes lo han negado.

Junto con las medidas que cada una de las partes ha tomado contra la otra —como la expulsión de diplomáticos, la suspensión de algunos permisos de viaje y el fin del Tratado de las Aguas del Indo— se han reportado enfrentamientos entre sus fuerzas, los cuales han incluido el lanzamiento de misiles, drones y fuego de artillería.

Las acciones militares han ido acompañadas de amenazas cruzadas de nuevas represalias.

India y Pakistán —potencias nucleares desde 1974 y 1998, respectivamente— se han enfrentado en tres guerras por Cachemira desde su independencia de Reino Unido en 1947.

Ambos países controlan una parte del territorio y han buscado conseguir su totalidad.

Según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), durante los últimos cinco años China ha suministrado el 81% del armamento importado por Pakistán.

Aquello ha incluido aviones de combate avanzados, misiles, radares y sistemas de defensa aérea.

Por su parte, India se ha acercado cada vez más a Estados Unidos y ha incrementado la compra de armamento al país norteamericano y sus aliados, como Francia e Israel.

Luego de que a principios de mayo India realizara ataques con misiles contra lo que describió como “infraestructura terrorista” en Pakistán y la Cachemira administrada por Islamabad, las autoridades pakistaníes aseguraron que sus fuerzas se impusieron en un enfrentamiento aéreo.

Afirmaron que sus aviones de combate J-10C —construidos por la firma china AVIC Chengdu Aircraft— derribaron cinco aeronaves militares indias, entre las que se encontraron tres de sus avanzados Rafale de fabricación francesa, un MiG-29 y un SU-30. Estos dos últimos de fabricación rusa.

Desde India no respondieron inmediatamente a las declaraciones de Islamabad ni confirmaron pérdidas de aeronaves.

Cuando se le preguntó el jueves 8 de mayo a un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China sobre la participación de aeronaves de fabricación china en el combate de la jornada anterior, este dijo que no estaba al tanto de la situación, según rescata CNN.

Sin embargo, las acciones de AVIC Chengdu Aircraft subieron cerca de un 40% la misma semana, tras las afirmaciones de las autoridades pakistaníes sobre los J-10C y los enfrentamientos del 7 de mayo.

Cómo el conflicto entre India y Pakistán podría ser una prueba clave para la tecnología militar de China. Foto: archivo / referencial.

El fundador de la firma de análisis de defensa Quwa Group Inc., Bilal Khan, declaró al citado medio: “De confirmarse, esto indica que los sistemas de armas a disposición de Pakistán son, como mínimo, contemporáneos o actuales en comparación con los que ofrece Europa Occidental (especialmente Francia)”.

No obstante, a su vez, distintos especialistas han afirmado que la exitosa ofensiva con misiles por parte de India contra Pakistán sugiere que sus proyectiles penetraron las defensas aéreas paquistaníes, que están armadas con misiles tierra-aire chinos.

La escalada del conflicto entre India y Pakistán podría ser una prueba clave para la tecnología militar de China, según han planteado algunos analistas.

Aunque el gigante asiático no ha participado directamente en ninguna gran guerra en más de 40 años, el mandatario chino Xi Jinping ha impulsado la modernización de sus fuerzas y armamento a través de inversiones significativas.

Los datos del SIPRI aseguran que Estados Unidos sigue siendo el mayor exportador de armas del globo, con una representación del 43% de las exportaciones mundiales entre 2020 y 2024.

Se trata de más de cuatro veces la participación de Francia, que tiene el segundo lugar.

El tercer puesto es ocupado por Rusia, mientras que en el cuarto está China.

Casi dos tercios de las exportaciones de armas de China van dirigidas, precisamente, a Pakistán, que además es un aliado estratégico de relevancia en la Iniciativa de la Franja y la Ruta del gigante asiático.

A esto se le suma que las tropas de ambos países han participado en ejercicios conjuntos tanto aéreos como marítimos y terrestres. Y que algunas armas fabricadas por Islamabad se han desarrollado en conjunto con empresas chinas o se han construido con su tecnología.

El director de seguridad internacional del centro de estudios con sede en Londres Asia-Pacific Foundation, Sajjan Gohel, planteó en declaraciones reunidas por CNN que la situación del conflicto entre India y Pakistán puede convertir el escenario en “un entorno de prueba de facto para las exportaciones militares chinas”.

Aunque el sábado 10 de mayo se reportó que las partes habían acordado un alto al fuego tras conversaciones mediadas por Estados Unidos, en las horas posteriores se acusaron mutuamente de haber violado el pacto.

Las tensiones entre India y Pakistán han seguido aumentando.

Cómo el conflicto entre India y Pakistán podría ser una prueba clave para la tecnología militar de China. Foto: archivo / referencial.

Cómo el conflicto India-Pakistán podría ser una prueba clave para la tecnología militar china

El profesor de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE), Doctor en Estudios Internacionales de la USACH y Oficial del Ejército de Chile en retiro, Jorge Gatica, quien se desempeñó como Observador Militar en la Misión India-Pakistán de la ONU en el 2000, comenta a La Tercera que los conflictos siempre son multidimensionales.

Por lo tanto, también requieren de análisis multifactoriales.

De la misma manera, dice, “todos los conflictos locales (en un territorio) tienen un correlato en la gran disputa mundial”.

“Aquí no solamente hay demostraciones explícitas de la capacidad que, por ejemplo, tiene una u otra aeronave de combate. Hay señales que no solo son técnicas, sino que también de voluntad de empleo, de alianzas, etc”.

Gatica coincide con otros especialistas en la idea de que ciertos escenarios de conflicto —como el que vemos actualmente entre India y Pakistán— pueden ofrecer una mirada sobre las capacidades de sistemas y mecanismos militares desarrollados por la industria de defensa.

Pero hace hincapié en que estos escenarios de conflicto “también se comportan como plataformas de señales de los países que quieren enviar algún mensaje a su oponente”.

“Hay que evaluar esto en varios niveles. Hay un nivel que es local y uno que es global (...) Puede que China esté intentando demostrar la capacidad de su material, sin duda alguna. Puede que estén viendo qué tan bien se comporta con respecto a una eventual amenaza, pero también, más allá de lo técnico —de los aviones y de los misiles— está enviando señales”.

Sugiere que estas últimas pueden reflejar aspectos como “hasta cuándo está dispuesto un país a apoyar a otro” y “hasta cuándo está dispuesto un país a liberar tecnología a otro país”.

“Hay señales que pueden ser explícitas o que a veces pueden ser un poco sutiles, sobre cuáles son las alianzas, cuál es la fortaleza de estas y cuál es el grado de compromiso”, comenta a nivel general.

En este sentido, Gatica precisa que en el ámbito de la industria de defensa los compromisos tienden a ser “estables”, ya que “no se puede cambiar un sistema de armas de un año para otro”.

Y agrega: “Normalmente, el mundo de la defensa está muy vinculado con el de la política”.

Más allá de que distintos países puedan acordar la transacción de armamento, estas alianzas también requieren de colaboración, la cual se puede reflejar a través de aristas como el sostenimiento, el mantenimiento y la facilitación de conocimientos que permitan a los efectivos comprender la operación de los sistemas de armas y códigos electrónicos, por ejemplo.

Cómo el conflicto entre India y Pakistán podría ser una prueba clave para la tecnología militar de China. Foto: archivo / referencial.

“Los vínculos que se desarrollan en torno a la industria de defensa tienen impacto en lo político y además de larga duración”, afirma Gatica, “por lo que es perfectamente posible” que distintas partes estén evaluando el desempeño de distintos mecanismos militares durante su despliegue en el conflicto entre India y Pakistán.

Tanto India como China son parte de una coalición multilateral de carácter político y económico conocida como BRICS+, en la cual también participan Brasil, Rusia y Sudáfrica.

Dicho acrónimo fue creado a partir de las iniciales de cada uno de esos países, a los que se agregaron Egipto, Emiratos Árabes, Etiopía e Irán en 2024, e Indonesia en 2025.

Al ser consultado sobre cómo se puede evaluar el hecho de que Pekín es el principal exportador de armas de Islamabad —que a su vez ha mantenido tensiones latentes con Nueva Delhi— , Gatica precisa: “Las relaciones internacionales se llevan en diferentes dimensiones y todas están dadas en función de los intereses de los actores”.

“Todo este tipo de coaliciones y organismos multilaterales funcionan porque a los países que están dentro les interesa que funcionen. (Sin embargo) si en algún minuto alguno de esos países ve amenazado alguno de sus intereses vitales, evidentemente va a primar su interés vital”.

Gatica añade que estas asociaciones “tienen fuerza, por supuesto que sí, pero tienen tanta fuerza como sus propios intereses le permiten”.

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