La ruta de los “cafés de verano”

En Café Triciclo tienen varias mezclas frías, como Cold Blood, Gingerbrew y un bubble coffee. Foto: Isidora Díaz.

¿Para qué sudar con un capuchino en pleno febrero cuando hay tan buenas opciones frías de café? Aquí, nuestra cronista gastronómica recomienda tres buenos exponentes de esta bebida, especiales para los días de calor.


Para todo amante de la cafeína es un gran alivio saber que en el verano hay opciones frías de este necesario brebaje. Les contamos aquí de un café fermentado en clave tropical, de un cold brew mezclado con el jugo de un cítrico único y de un affogato de lujo, hecho con helado artesanal de primera calidad.

De la mano de expertos cafeteros y cafeteras, estas preparaciones demuestran la miríada de posibilidades que permite la cafetería de especialidad, sobre todo cuando cae en manos inquietas y creativas.

100% innovación cafetera

Justo antes de las primeras cuarentenas -en febrero del 2020-, Daniela Valdés y Ana Castro abrieron Felisa Tea Bar en la Galería Francisco de Aguirre, en pleno Providencia. Rápidamente tuvieron que pensar qué hacer con la flamante cafetería. “Anita tiene conocimientos de fermentados, así que unimos eso a nuestro amor por el té y el café en una versión más entretenida, más burbujeante”, cuenta Daniela Valdés. Así, convirtieron Felisa en una “mini planta” e iniciaron la producción y embotellado de originales bebidas fermentadas con base de té y café.

Tras varias pruebas mezclando café y zumos de fruta, dieron con una fórmula llena de sabor: café de especialidad brasileño de tueste medio y pulpa de maracuyá. Un proceso de fermentación especial, desarrollado por ellas mismas, que otorga complejidad en los sabores y delicadas burbujas; “Recomendamos beberlo bien frío y abrirlo con cuidado y sin batirlo, igual que si fuera un espumante”, advierte Ana Castro. El dulzor es moderado y hay perfecto balance entre fruta y café; ideal como para refrescar -y despertar- una media tarde estival.

“Nuestra misión es proponer un producto que sea único, porque así no tenemos que competir con nadie, sino que todo lo contrario, la idea es ojalá poder colaborar con otros emprendimientos”, aclara Daniela Valdés. Aparte de la venta directa, los brebajes de Felisa se ofrecen en dos cafeterías en Ñuñoa y en una dark kitchen que entrega almuerzos a empresas -todos, pequeños emprendimientos familiares-.

Su catálogo incluye una ginger beer, té oolong con berries o con menta, mate con maqui y té chai. ¿Planes para el futuro? Seguir experimentando con ingredientes novedosos y, desde marzo, organizar degustaciones y eventos fuera del local. Una refrescante innovación.

Las infusiones espumantes de Felisa cuestan entre $1.990 y $2.360; hay promociones por packs de 6 y 24 unidades. Se pueden encargar por Whatsapp al +56948033008 o a través de su Instagram @felisateabar

Un clásico instantáneo en Bellas Artes

A principios de 2013, el ingeniero civil Sebastián Álvarez se fue a recorrer parte de Europa para aprender sobre el café y su cultura. De vuelta en Chile, y sobre las tres flamantes ruedas de un triciclo que importó de Holanda, comenzó a ofrecer café de especialidad filtrado en festivales de música y eventos de cine.

Tras comprobar las dificultades de un negocio móvil -los permisos son complicados-, se estableció primero en el Barrio Italia y luego en un amplio local en Vicuña Mackenna, a pasos de Plaza Dignidad. Estuvo allí tres años, sin embargo, el estallido social y luego la pandemia cambiaron sus planes: se vio en la obligación de cerrar, achicarse y vender café en grano a domicilio. “Todo lo hacía yo solo”, cuenta Álvarez.

No fue sino hasta diciembre del año pasado que encontró, por fin, un lugar idóneo para reabrir Café Triciclo: “Inicialmente era un espacio pequeño, pero cumplía con lo que yo estaba buscando; después el dueño amplió y remodeló el lugar, y nos ofreció el arriendo de todo el espacio”. Eso le permitió tostar el café ahí mismo y ofrecer un lugar más grande para quien se quisiera instalar con toda calma: “El café no es solo eso; es un producto que acompaña una jornada de trabajo, una conversación; en Triciclo nos gusta dar un espacio donde la gente pueda conectarse a internet, estar un par de horas, o hacer reuniones”.

Ha sido bonito, cuenta Álvarez, poder reintegrar a sus antiguas colaboradoras y también conectar con una nueva clientela en pleno verano, aprovechando que hay menos gente para hacer una marcha blanca sin apuros: “La venta de café no baja en verano porque hace calor, baja porque la gente se va de vacaciones; la gente consume café de igual manera todo el el año, caliente o frío”.

"En Triciclo nos gusta dar un espacio donde la gente pueda conectarse a internet, estar un par de horas, o hacer reuniones", dice su dueño, Sebastián Álvarez.

Para sacarle partido a la temporada diseñaron varias mezclas frías: las estrellas son el Cold Blood, coldbrew -café filtrado frío- con jugo recién exprimido de naranjas sanguinas, bien aromáticas, de pulpa rojiza y un atractivo sabor ligeramente amargo; y el refrescante Gingerbrew, que combina también coldbrew con Ginger Beer de la marca chilena Corteza Jesuita, de intenso sabor a jengibre ($3.500 c/u). Algunos días también ofrecen bubble coffee, receta coreana -y vegana- desarrollada por la barista Andrea González. Sin duda, un imperdible nuevo clásico en el Barrio Bellas Artes.

Santo Domingo 598, Santiago Centro. Lunes a viernes de 8:00 a 20:00 horas. Sábado de 14:00 a 20.00 horas; domingos cerrado. Su Instagram es @cafetriciclo.

Las cosas bien hechas

Fue en plena pandemia que los socios Consuelo Goeppinger, Rodrigo Cea y Francisco Derosas, todos periodistas, trabajaron en la apertura de su primer proyecto gastronómico en calle Coyancura, a media cuadra del metro Los Leones. El estudio de arquitectura Oficina Bravo construyó, donde antes había una pequeña lavandería, un espacio a la vez minimalista y acogedor, cuyo diseño creado por el artista Simón Sepúlveda incluye detalles en azul y naranjo, una estilosa barra recubierta con baldosas Córdova diseñadas a pedido y un llamativo mural textil con la imagen de un león, que ya se ha convertido en símbolo de Félix.

Desde allí, este trío, junto a la barista Pamela Cruzat, ofrece a transeúntes y vecinos variadas preparaciones de café de especialidad -de la tostaduría Coffee Culture- y delicias dulces y saladas cuidadosamente escogidas, “todas de pequeños productores que trabajan solo con ingredientes de primera calidad, nada de procesados”, explica Consuelo Goeppinger. Su oferta es buenísima; incluye desde unos chocolatosos brownies veganos -que hay que ir a probar-, hasta unos crujientes croissants con queso emmental y jamón artesanal, hechos cada mañana nada menos que por el restaurante Baco.

Uno de los cafés helados más pedidos en Félix es el espresso Ginger Beer, parecido a un cóctel pero con cero alcohol. Foto: Sebastián Utreras.

Por estos días disponen de varias opciones frías que, según Goeppinger, “son todo un hit en esta época”: matchas, lattes y diferentes preparaciones de cold brew, “aunque uno de los más pedidos es el espresso Ginger Beer; para mí, lo más parecido a un cóctel -sin una pizca de alcohol por supuesto-”.

Sin embargo, lo que nos conquistó fue la versión Félix del clásico affogato ($3.100): un shot de espresso -que ese día tocó de Perú- coronado por una bola de helado de queso mascarpone, suave y cremoso a más no poder, que de a poco va derritiéndose sobre el café. “Los helados son 100% artesanales y son de Gelato Xocolat, la heladería de autor de Mathieu Michel; además tenemos de vainilla de Madagascar y uno vegano de almendra; son naturales y de textura ultra cremosa, y van perfecto con el shot de espresso”, recomienda Consuelo Goeppinger, tentadora. Y esta cronista recomienda que este verano, por favor, nos regalemos el lujo de hacerle caso.

Coyancura 2223, Providencia. Lunes a Viernes de 7:30 a 14:00 horas. Sábado y domingo de 8:30 a 13:00 horas. @felixcafe.cl en Instagram.

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