Ali Abbasi, director de Holy Spider y de los últimos capítulos de The Last Of Us: “Pedro Pascal tiene un pozo de melancolía y oscuridad en su alma”

Ali Abbasi, director de las películas Holy Spider y Border, entre otras, y realizador de los dos últimos capítulos de The Last of Us.

Estrenado este viernes en la plataforma Mubi, el filme recrea el caso de Saeed Hanaei, el hombre que mató a 16 trabajadoras sexuales y defendió sus crímenes como un mandato de Dios. Su realizador cuenta detalles de la filmación y también se refiere a The Last of Us, la serie con Pedro Pascal de la que dirigió los dos episodios finales de la primera temporada.


Entre agosto del año 2000 y julio del 2001, el obrero de la construcción Saeed Hanaei asesinó con meticulosa parsimonia a 16 trabajadoras sexuales de Mashhad, la llamada “ciudad santa” de Irán. Apenas premunido de una motocicleta de baja cilindrada y algo de dinero que mostraba cada vez que recogía a alguna prostituta, Hanaei las conducía a su casa y ya en el interior las estrangulaba.

Con el modus operandi de un artrópodo que liquida a sus presas en la madriguera, el actuar del sujeto fue definido en la prensa iraní como “crímenes de la araña”. Pero en todo esto había algo más que un asesino serial más.

Cada una de las acciones de Hanaei, un veterano de la guerra de Irán e Irak en los 80, estaba motivada por su fanatismo religioso. Argumentando ser un vigilante de la moral y las buenas costumbres en el estrado donde se defendió ante el juez, Hanaei justificó sus crímenes. A menudo dijo que “Dios aprobaba su trabajo”. En su país hubo una buena parte de la sociedad que solidarizó con el asesino.

Casi dos décadas después del caso que terminó con el ahorcamiento de Hanaei, el realizador de ese país Ali Abbasi (1981) recreó esta historia agregando mínimas pinceladas de ficción a través del personaje de Arezoo Rahimi (Zar Amir Ebrahimi), la periodista que investiga al asesino serial. La película que se estrenó este viernes en la plataforma Mubi tras un breve paso por salas de cine en enero viene de ganar el premio a Mejor Actriz para Zar Amir Ebrahimi en el último Festival de Cannes y fue preseleccionada en la lista corta del Oscar Internacional.

De cierta forma Holy Spider (Araña Sagrada) llega en el momento preciso. En Europa y Estados Unidos fue estrenada comercialmente en septiembre, casi al mismo tiempo que se desarrollaban en Irán las multitudinarias protestas tras la muerte de la joven Mahsa Amini después de ser detenida por la llamada Policía de la Moral.

Zar Amir-Ebrahimi ganó el premio a Mejor Actriz en el Festival de Cannes 2022 por su rol de periodista en Holy Spider.

“Y en el Festival de Cannes la mostramos en mayo, cuatro meses antes de los trágicos hechos de Mahsa Amini”, destaca Ali Abbasi, que ya en el año 2018 ganó la competencia Una Cierta Mirada de ese festival con su elogiado largometraje Border.

Aquí, en conversación vía zoom con Culto, el realizador iraní radicado en Dinamarca se explaya sobre Holy Spider.

-El gobierno de Irán protestó formalmente contra la exhibición de su película en el Festival de Cannes, ¿Cómo se lo tomó?

La represión de la sexualidad que termina convertida en violencia contra quienes piensen diferente es el ADN del gobierno iraní. El maltrato a las mujeres y ese afán fanático por encontrar “ciudadanos corrompidos” para luego golpearlos en las calles es la esencia de la República Islámica de Irán. Se vive en cada rincón del país. Y es también el ADN de nuestra película. Por eso cuando leyeron el guión, creo que se vieron a sí mismos en el espejo. No importa cuánto yo pudiera cambiar a la historia, nunca iba a satisfacerlos.

-¿Se intentó rodar en Irán antes de tomar la decisión de hacerlo en Jordania?

Sí, pero evidentemente las autoridades no lo permitieron. Por otro lado, no sé si hacerla allá hubiera sido la mejor idea. Tendría que haberme adaptado a las condiciones impuestas y desde el momento en que comienzas a negociar con la censura la legitimas. Es curioso porque la historia de este asesino serial es ampliamente conocida por todos los ciudadanos de mi país y cualquier censura del gobierno se iba a notar. Es bastante estúpido de parte de ellos.

Escena de Holy Spider, de Ali Abbasi.

-Con su protesta le hicieron más publicidad a Holy Spider.

Exacto. Estos señores que gobiernan Irán son tan incompetentes que con todas sus amenazas y protestas le hicieron una gran trabajo de difusión gratis. En algún momento Holy Spider fue la tendencia más buscada en el google iraní. El gobierno llegó a poner rostros de la actriz Zar Amir-Ebrahimi y de mí en las calles señalando lo malos y despreciables que éramos. Y así fue como una película pequeña se fue transformando en algo relativamente mainstream.

-¿Qué ha pasado con el actor Mehdi Bajestani, quien encarna al asesino serial?

Mehdi tomó la decisión de estar en la película asumiendo todos los riesgos que eso significa. Después de hacerla no le fue permitido regresar al país y actualmente se encuentra en Europa buscando continuar su trabajo como actor. Pasó lo mismo con nuestra montajista Hayedeh Safiyari, quien ha estado en muchas películas iraníes importantes. En este sentido fue una película muy costosa, significó grandes sacrificios. No digo que eso la haga mejor, pero sí que le da un significado especial.

-Usted tenía 19 años y aún vivía en Irán en la época de los crímenes, ¿Cómo los recuerda?

Los asesinatos de Saeed Hanaei ocurrieron durante un período relativamente más abierto en el país. Había un gobierno más reformista, la gente tenía esperanzas de que las cosas cambiaran y lo que pudiera pasar en el juicio con él iba a ser una señal al respecto. Fue una época en que pasaron muchas cosas en muy poco tiempo. Pocos años antes habíamos tenido otro asesino (Gholamreza Khoshroo Kurdieh) al que llamaron “el murciélago nocturno”. Y no hay que olvidar que los crímenes de Saeed Hanaei fueron denominados “los asesinatos de la araña”, por la manera en que éste operaba, llevando a las víctimas a su casa (o guarida), donde luego las estrangulaba). Algunos llegaron a pensar incluso que era el mismo tipo resucitado. El punto es que en un período de tres o cuatro años teníamos a nuestros propios Spider-Man y Batman (risas).

El tercer hecho importante de esa época es que dos meses después del juicio a Hanaei fueron los atentados a las Torres Gemelas. Y siendo yo un iraní me transformé inmediatamente en alguien que viene de un país de terroristas a los ojos del mundo. La discriminación y marginalización se comenzó a sentir inmediatamente. En fin, creo que el siglo XXI se anunció con claridad frente a nosotros.

-¿Cómo se desarrolló el proceso creativo de la película?

Junto a un grupo de amigos pensábamos en principio que podría ser algo así como una novela. Una obra de no ficción o del género ‘true crime’, que relatara todos los pormenores del caso. Pero también había todo un aspecto social que me atraía mucho y era el que tenía que ver con que los asesinatos fueron en Mashhad, que se supone es la ciudad más sagrada de Irán. A muchos no les cabía en la cabeza que en una ciudad así hubiera prostitución. Además, el asesino, Saeed Hanaei, comenzó a tener el apoyo de una parte de la sociedad iraní y todo el caso adquirió ribetes bastante más importantes que el de un asesino común y corriente.

Poco después de empezar un tratamiento más bien literario, me empecé a dedicar derechamente a la dirección de cine en mi vida y así es como el proyecto pasó de novela a guión.

-Después de Holy Spider usted fue contratado para dirigir los dos últimos episodios de la serie The last of us, ¿cómo experimentó el cambio?

Es algo bastante inconmensurable. Es estar en sets de tres personas a locaciones con cuatrocientas. Pasar de buscar dinero por todos lados a contar con recursos infinitos. Sin embargo, hay cosas que son iguales en todas partes. Por ejemplo, en cualquiera de los dos escenarios siempre te quedas con la sensación de que faltó una toma extra. Alguna imagen mejor.

-¿Cómo se llevó con Pedro Pascal, el actor chileno protagonista?

Es curioso, porque Pedro odia el frío, pero nos tocó filmar en Calgary, en el oeste de Canadá, uno de los lugares más fríos de la Tierra. Básicamente no se sentía muy cómodo con ese clima. Se quejaba bastante (risas). Él trabaja de una manera muy distinta a cómo lo hace, por ejemplo, Mehdi Bajestani, que interpreta al asesino serial en Holy Spider. Mehdi es muy intuitivo y no cuestionaba demasiado lo que yo le decía, iba a la izquierda o a la derecha según las instrucciones y al final del día seguía siendo el mismo tipo. Pedro también es intuitivo, también sigue siendo él mismo al término del rodaje, pero me preguntaba constantemente por mis decisiones: ¿Por qué debo ir hacia ese lugar si se puede hacer acá? ¿Por qué esto y no esto otro? A veces eso puede resultar difícil para un director, pero cuando terminaba viendo el material filmado me daba cuenta que él tenía razón en no pocas oportunidades.

Pedro Pascal. Foto: The Last of Us.

-Tiene fama de ser bastante alegre…

No lo llamaría un tipo de persona “happy go lucky” (“feliz y afortunada”). Definitivamente tiene un pozo de melancolía y oscuridad en su alma. Y entiendo que ha pasado por sus propios traumas en su vida.

-¿Encajó bien en el rol de Joel Miller, el protagonista?

Cuando recién conocí a Pedro pensaba que era un tipo que podía ser unidimensionalmente luminoso, cálido por todos lados, demasiado agradable quizás. Y eso no encaja con Joel Miller, su personaje de The last of us, alguien que puede llegar a ser muy, muy duro o testarudo. Sin embargo, creo que encontró su propia manera de acercarse a él: bajo el aspecto de Joel hay un poder pasional y una calidez que lo hace interesante, diferente. No hubiera tenido mucho valor si lo hubiera interpretado como un idiota sin matiz alguno.

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