Culto

Crítica de discos: Bruce Dickinson decepciona, Billy Joel brilla y Roger Waters es colosal

Las novedades discográficas de la semana rondan nombres insoslayables del cancionero del siglo XX: desde el intento solista de la voz de Iron Maiden hasta el recorrido en retrospectiva de Billy Joel, con una parada en la grandilocuencia escénica del ex hombre fuerte de Pink Floyd.

Crítica de discos: Bruce Dickinson decepciona, Billy Joel brilla y Roger Waters es colosal

*Bruce Dickinson - Balls to Picasso

Bruce Dickinson juega al director ‘s cut con la reedición de su segundo álbum solista, el primero tras la salida de Iron Maiden en 1993. Esta versión reimaginada de Balls to Picasso (1994) interviene el material sin pudores. El tratamiento modifica el sonido de manera notoria, con mayor presencia y peso. Hasta ahí, todo bien, parte de la oferta actual.

El cambio drástico sucede en las guitarras, retocadas por el virtuoso músico sueco Philip Näslund, miembro de la banda de Dickinson. Se incluyen también arreglos de bronces y percusiones amazónicas, que definitivamente dan otro vigor en distintas canciones.

Sin embargo, el maquillaje no logra disimular la falta de coherencia de Balls to Picasso, debido a la insistencia del vocalista en demostrar que sus habilidades e intereses, superan ampliamente el galope de la doncella de hierro. Como sucedió con varios veteranos en los 90 tratando de conectar con el rock alternativo y el grunge reinante, resalta el impacto de Alice in Chains en la composición. Hay otros guiños escasamente disimulados -el manotazo a Cult of personality de Living Colour en 1000 points of light, y las semejanzas de Tears of the dragon con The Unforgiven de Metallica-, y mezclas improbables entre Guns N’ Roses y Tom Jones de Shoot all the clowns, con Dickinson rapeando como el tío que aún cree estar al día.

*Billy Joel - And so it goes

Este lanzamiento es una verdadera epopeya que relata y selecciona la discografía de Billy Joel, uno de los protagonistas del pop rock de todos los tiempos, con numerosos hits repartidos entre los 70 y 80.

Dividido en dos álbumes para plataformas digitales que complementan el documental homónimo estrenado en julio por HBO Max, And so it goes abarca siete horas y 21 minutos entre relatos del músico y sus canciones. El viaje para convertirse en trovador urbano neoyorquino, arranca en los 60 con los desabridos The Hassles, seguido del estridente dúo heavy metal Attila -”una colosal estupidez”, según Allmusic-, hasta encontrar en el piano y el soft rock el espacio preciso para canalizar la voz con mayor naturalidad, en pos de historias propias y ajenas con vívidas descripciones y observaciones, cuyo epítome es Piano man de 1973.

El avance cronológico expone cómo se acomodó a distintas corrientes con notable fluidez incluyendo progresivo y yacht rock en Scenes from an italian restaurant, la new wave que envuelve a It’s still rock and roll to me, Pressure y Allentown, y la etiqueta de pop perfecto en Just the way you are, My life y An innocent man. Hay abundante material en vivo desde 1972 hasta el año pasado, que constata la notable conservación de su registro. Si cabe un pero, es la ausencia de Uptown girl, fenomenal hit de 1983, donde tributó a Frankie Valli y los Four Seasons.

*Roger Waters - This is not a drill - Live from Prague

¿Cuántas versiones de Another brick in the wall o de Wish you were here, empacadas en álbumes en directo, necesitamos? La respuesta es todas las que Roger Waters quiera, como reflejo del pequeño dictador que ha sido a lo largo de su impresionante carrera.

Este registro del 25 de mayo de 2023 en la O2 Arena de Praga, convertido también en un filme que captura un espectacular escenario en 360°de múltiples pantallas, ofrece sutilezas que para los fans de Pink Floyd y su trayectoria en solitario, valen absolutamente la pena. Uno de los sellos de garantía del músico y activista es la preocupación por convertir el aspecto sonoro en una experiencia sublime. En This is not a drill la textura combina elegancia, detalle y poder, realzando la atemporalidad de clásicos como In the flesh y Run like hell de The Wall (1979), entre varias.

Waters emprende desafíos mayúsculos -reformular una pieza inmejorable como Comfortably numb, por ejemplo-, y sale jugando. La faceta discursiva, otra de las etiquetas inherentes a un artista que históricamente ha manifestado posiciones visibles entre la izquierda y el antimilitarismo, se presenta en largas peroratas que también abordan temas personales como un acto de autoindulgencia, parte del personaje. Esta “primera gira de despedida” según el músico de 81 años, está sobradamente a la altura de tamaña bitácora.

Más sobre:Roger WatersBruce DickinsonBilly JoelMúsicaMúsica culto

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Contenidos exclusivos y descuentos especiales

Digital + LT Beneficios$3.990/mes por 3 meses SUSCRÍBETE