La historia de amor de Tommy Rey y Gloria Sáez, la mujer que hasta hoy custodia su nombre
La viuda del artista dio una extensa entrevista en Culto donde detalló su historia de más de cuatro décadas junto a la leyenda de la cumbia nacional. Ahí, también despachó algunos secretos de un vínculo que a momentos no fue fácil. "Soy malísima para bailar", revela.

Este domingo 13 de julio, Gloria Sáez (68), pareja del cantante Tommy Rey desde 1982 y quien hoy tiene inscrito el nombre del grupo, dio una extensa entrevista con Culto donde detalló lo que ha sido su vida tras la muerte del artista el pasado 26 de marzo y los conflictos que han rondado a la desaparecida Sonora de Tommy Rey -rebautizada como La Gran Sonora de Todos- tras ese hecho.
Pero, además de aquello, profundizó en cómo fue su emotiva historia de amor y cómo fue establecer un vínculo duradero con un hombre que trabajaba casi todos los fin de semana en la noche, además de los años nuevo y los “18″.

En ese contexto, entregó un dato clave que explica el origen de la relación: Gloria vio en vivo a Tommy Rey mucho antes del primer flechazo y de que conversaran e iniciaran el enamoramiento.
La primera y la segunda vez
Fue a mediados de los 60 en Osorno, cuando ella tenía nueve años y el intérprete llegó hasta la ciudad para presentarse a bordo de La Sonora Palacios, el conjunto que integraba por esos años.
Ahí, Sáez, pese a que era una niña, quedó embrujada con su voz. “Yo era chica y en ese tiempo no era tan común que los artistas fueran a provincia. Fui con mi mamá y me gustó mucho cómo cantaba. Me gustaban mucho los boleros, así que quedé fascinada con eso, porque Tommy cantaba los boleros maravillosamente bien”, rememora hoy.
Pasó el tiempo, pero la mujer no se olvidó de Patricio Zúñiga, el hombre tras Tommy Rey. Lo continuó escuchando y siguió su ascendente carrera a lo lejos, pese a lo limitado de los medios de esa época.
Hasta que en 1982 supo que se presentaba ya como parte de La Sonora de Tommy Rey, independizado ese mismo año de La Sonora Palacios. Fue en la desaparecida parrillada La Pachanga, hasta donde llegó con un par de amigas no sólo para verlo, sino que también antojadas de comer carne, longanizas, papas y ensaladas. Gloria ya residía en Santiago y era contadora de una constructora.
Tras el show, en un Chile aún en penumbra y con casi nula vida nocturna, el percusionista Leonardo “Leo” Soto -que sigue hasta hoy sobreviviendo en La Gran Sonora de Todos- se acercó a ellas y les presentó a Tommy Rey. Ahí, según dice Sáez, el flechazo fue instantáneo.

“Quedamos conectados al tiro”, subraya.
Después, reconstruye: “Primero me saludó Leo y justo venía Tommy y ahí me lo presentó. Quedamos enganchados. Me dijo que la próxima semana iban a estar de nuevo en la misma parrillada, así que me invitó para que fuera. Ahí me acompañó una sola compañera de trabajo y el pololo de ella, fuimos los tres. Y así nos seguimos viendo”.
Tras ese encuentro en la adultez, salieron varias veces, hasta que ese mismo año 82, sin mayores trámites, se fueron a vivir juntos.
“Él decidió venirse a vivir conmigo, pero nos casamos muchos años después, ya de viejos, por el civil y por la iglesia. Yo en esos momentos tenía cuatro hijos y era viuda”, cuenta. Además, el rey local de la cumbia era 13 años mayor.

En las más de cuatro décadas que duró la relación, atravesaron todos los capítulos de un músico como Tommy Rey: las dificultades de los años 80, la bonanza de los 90, el reconocimiento de las nuevas generaciones en los 2000, la consolidación definitiva en el nuevo siglo y la muerte en este 2025.
Así lo va hilvanando Gloria Sáez: “Al principio fue muy difícil. Pero con amor todo se supera. Porque la orquesta no tenía tanto trabajo. O sea, no se daba mucho a conocer todavía entre la gente. Ahí fue cuando empezaron a ir al Festival de la Una y ahí ya empezó a hacerse un poquito más conocido. Pero yo trabajaba en ese tiempo, así que ahí nos arreglábamos. Afortunadamente después todo eso pasó, así que ya empezó a tener un poco más de trabajo y así salimos adelante”.
“Sí, al principio se hizo difícil, pero después uno se acostumbra y no queda más que apoyar en todo. Yo creo que, de los 43 años que vivimos juntos, pasaríamos unos cuatro años nuevos juntos. Poquitos. Hubo un año nuevo muy bonito en que tocaron en Espacio Riesco e invitaron a la orquesta con la familia. Ese año nuevo fue muy bonito. En otras oportunidades, había que acostumbrarse. Pero bueno, fue lo que Dios me mandó y yo lo acepté”.
Con respecto al respeto de las nuevas generaciones, en una admiración transversal que iba desde Álvaro Henríquez hasta Joe Vasconcellos, la viuda de Tommy Rey cuenta: “Ese tiempo me acuerdo que salieron los famosos (músicos de) sound. Entonces todo el mundo le preguntaba cuando le hacían entrevistas si tenía miedo a que los sound lo sacaran de la música. Pero él decía que no, que estaba conforme, que tenía trabajo y no creía que una moda lo iba a dejar de lado. Y nunca lo sacaron tampoco, nunca pasó eso. Gracias a Dios. Él siempre se mostró muy agradecido de todo”.
Eso sí, el momento más difícil fue su repentina muerte en Reñaca a los 80 años, cuando caminaba por los alrededores de su casa y sufrió un infarto agudo de miocardio y un paro cardiorrespiratorio.
“Fue horrible. Tanto, que me gustaría vender mi departamento e irme a otro lado, porque yo tengo que pasar todos los días por el lugar donde a él le dio el infarto. Ese día me dijo ‘¿tomemos tecito?’, porque nosotros veíamos el programa Ahora caigo, de TVN, y ahí tomábamos tecito. Era cerca de las seis de la tarde y me dijo ‘tengo hambre, pero es muy temprano. Vamos a caminar un ratito’. Y fuimos. Anduvimos unos 30 a 40 metros y me comentó ‘sabes, ¿me dio algo raro? Me siento raro’. Le dije que nos devolviéramos al tiro. Íbamos del brazo los dos. Y cuando llegamos a la reja del condominio, se tomó de ahí y se le fue el cuerpo hacia abajo. Yo me puse atrás de él para que no se golpeara la cabeza, porque semanas antes había tenido una caída”.
“Llegó mi hijo a ayudarlo y también llegó la ambulancia. Lo reanimaron y luego lo intubaron. No podía pensar en ese momento que se estaba muriendo. Me arrodillé en el suelo para pedirle a Dios que no se lo llevara. Y si se lo llevaba, que me llevara con él también. Lo trasladaron a la clínica, que está como a cinco cuadras de la casa. Ahí ya sabemos el desenlace que tuvo”.

Problemas de marca
Sáez revela que, hace cerca de 30 años, el propio Tommy Rey le cedió la inscripción de la marca del grupo, previendo que él podía no estar en algún momento. Eso hizo, según cuenta, que fuera ella la que decidiera que el grupo no se siguiera llamando de esa forma tras el deceso de su principal protagonista en marzo último.
“Leonardo (Soto) quería cambiarle el nombre a la orquesta antes, antes que Tommy falleciera”, asegura.
Después profundiza: “Porque como veía que Tommy estaba cansado, que a veces no escuchaba, porque tenía el famoso tinnitus. Lo malo es que una vez él lo escuchó”.

“Estábamos almorzando y él escuchó la idea de parte de Leonardo. Y yo le dije que no, porque el nombre de la orquesta es mío, yo lo tengo hace muchos años. Tommy me lo dejó para que nadie lo ocupara después que él se fuera, me lo traspasó hace como 30 años. Porque Leonardo siempre dice: ‘yo dije que, si se iba Tommy Rey algún día, la orquesta se terminaba junto con el nombre’. Soy yo la que decido eso, si seguía o no seguía. Yo soy la dueña de la marca registrada. Tengo todos los documentos como para comprobar que lo que estoy diciendo es verdad. Entonces, por eso seguramente era que Leonardo ya quería prepararse para cambiarle el nombre. Me dijeron que le iba a poner Sonora Pambiche, porque tiene una productora que se llama Pambiche”.
Pese a los roces, dice que su vida junto al monarca de la música tropical fue preciosa, aunque lo califica como una persona a momentos solitaria.
“Sí, no tan amistosa. Yo le decía que él era antisocial. Porque poco le gustaba tener amistades. Él tuvo solo un amigo sincero toda la vida. Su nombre es Jorge Lavín. No tiene que ver con la música”, relata.
Por las mañanas, cuenta que sigue escuchando la música de su fallecido esposa, aunque a la par lanza otra revelación: “Yo soy malísima para bailar. Y ya después de vieja, peor todavía”.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.