Violentas agresiones a profesores
El aumento de las golpizas y amenazas, así como el inusitado nivel de violencia -con varios casos de profesores que han sido rociados de combustible por grupos de encapuchados- está generando un grave daño en el sistema educacional.

Distintos antecedentes están revelando que 2025 terminará como un año particularmente violento en el ámbito escolar, particularmente porque se han multiplicado los casos de vandalismo en los establecimientos, así como denuncias de agresiones sumamente violentas hacia los docentes, donde además de golpizas, se han reportado varios casos donde el personal ha sido amenazado con bombas molotov o incluso ha sido rociado con combustible. La última de estas situaciones ocurrió recientemente, donde tres profesoras del Instituto Nacional fueron atacadas por encapuchados al interior del recinto: una de ellas fue rociada con bencina, y las otras dos fueron objeto de golpes, incluso con cadenas. Impactante ha resultado que estos encapuchados fuesen ayudados por un grupo de alumnos, quienes levantaron una suerte de biombo para que pudieran escapar.
Casos de ataques con elementos combustibles a docentes también se han registrado en el INBA -con dos casos reportados este año, sin que por lo visto se internalizara el gravísimo accidente que dejó a una veintena de alumnos gravemente quemados, por manipular este tipo de elementos al interior de un baño-, mientras que en el Liceo Manuel Barros Borgoño un grupo de encapuchados encerró a tres docentes en una oficina y se les amenazó con prender fuego.
Dos reportajes de reciente publicación en este medio -el constante temor con que deben trabajar los profesores del Instituto Nacional, y los 25 ataques de que han sido objeto los profesores de liceos emblemáticos durante este año, entre ellos desnudamientos forzados o amenazas de quemarlos vivos- permiten ilustrar la grave situación que se vive en materia de violencia, y donde ha sido posible constatar no solo que los casos de agresiones a docentes y personal de establecimientos van en aumento, sino que además las situaciones son cada vez más violentas.
Del total de denuncias que recibió la Superintendencia de Educación hasta septiembre de este año, más del 70% tiene que ver con casos de convivencia escolar. El mayor número de situaciones se concentra en maltrato a párvulos y estudiantes, pero llama la atención el significativo aumento porcentual (49,7%) del maltrato a miembros adultos de la comunidad educativa, con agresiones provenientes de apoderados (+86%) y estudiantes (+64%).
Estas cifras no hacen más que reflejar las consecuencias que ha traído la pérdida de la disciplina al interior de los colegios, el deterioro del respeto hacia los profesores y desde luego la sensación de impunidad generalizada que se respira, porque es un hecho que solo una parte muy menor de los agresores son objeto de sanciones efectivas, considerando que se trata de prácticas delincuenciales. No puede ser tolerable que existan establecimientos donde los docentes teman por su integridad física o incluso reciban amenazas de muerte; ello desde luego conlleva profundos impactos en la salud mental de los profesores, repercute en mayor ausentismo laboral y naturalmente que todo ello impacta en la calidad de los procesos de enseñanza.
El año que termina deja como uno de sus mayores sinsabores el hecho de que la violencia en los establecimientos educacionales -especialmente del sector público- presenta una peligrosa escalada, y donde el Estado aparece en los hechos superado.
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