Educación

“Se necesita rigger”: Marjorie Zambra, la ingeniera que hoy supervisa la producción en mina Escondida

Dos mujeres con estudios técnicos —una mecánica automotriz, otra ingeniera en minas— relatan en primera persona cómo se abrieron paso en una industria masculinizada y competitiva como la minera.

“Se necesita rigger”: Marjorie Zambra, la ingeniera que hoy supervisa la producción en mina Escondida Andres Perez

Fui deportista desde chica, seleccionada iquiqueña de fútbol y de básquetbol, pero no me pude dedicar profesionalmente. Ahí empecé a mirar hacia otro horizonte. Me llamó mucho la atención la geología. Mi papá, que siempre trabajó en la minería, me llevaba a los cerros y me mostraba los tipos de roca de los distintos lugares.

Así que al salir del colegio me metí a Ingeniería en Minas en Inacap. No es una carrera técnica fácil, tiene mucha matemática, pero el lema de Inacap, de “aprender haciendo”, nos favoreció harto: tuvimos muchas prácticas, harto laboratorio y salidas a terreno.

Marjorie Zambra, la ingeniera que hoy supervisa la producción en Escondida

Cuando me titulé, tiré currículos por todos lados, pero no me iba bien, y me empecé a mover con empresas colaboradoras. Un día vi una publicación que decía: “Se necesita rigger”, que es como se le dice a quien orienta la maniobra de camiones pluma o grúas grandes. No sabía hacerlo, pero como no tenía otra opción, llamé igual. “Es un trabajo para hombres, no es para ti”, me dijeron. “Pero yo tengo mucha fuerza, he sido deportista toda la vida”, dije, y quedé.

Marjorie Zambra, de Escondida BHP Foto: Andres Perez Andres Perez

En las dos semanas de capacitación se dieron cuenta de que tenía otro perfil y me ofrecieron un trabajo de supervisora. Luego, en plena pandemia postulé a Codelco, a un puesto de jefa de turno de operaciones en la división subterránea de Chuquicamata. Jamás había pisado una mina bajo tierra, pero me puse a estudiar por las mías, a conocer el método, y estuve cuatro años ahí. Llegué a ser ingeniera de operaciones, a cargo de más de 100 personas, liderando la operación de extracción, perforación, tronadura, reducción secundaria y reparación de calles.

El 2023, mientras trabajaba en Chuqui, decidí continuar mis estudios. Así entré a Ingeniería Civil en Minas en la Usach. Ahora estoy en el tercer y último año de la carrera. Entremedio pasé a Escondida, de BHP, como supervisora de producción. Acá el propósito no es tanto a nivel nacional, como en Codelco, sino que a escala mundial.

Ahora trabajo en Antofagasta, estudio en Santiago y también paso por La Serena, que es donde vive mi pareja, mi perro y mi gato. Hay que tratar de cumplir por todos lados.

Susana Bizama, técnico en mecánica automotriz de la U. Santa María y mantenedora de carguío en la mina Los Bronces de Anglo American.

Soy nacida, criada y todavía vecina del cerro Polanco, en Valparaíso. Estudié en el Liceo Juana Ross, un colegio humanista, pero a mí siempre me llamó la atención saber cómo funcionaban las cosas. Así que cuando salí de cuarto medio, entré a una carrera técnica.

Me gusta hacer cosas, desarmarlas y repararlas. No me veo ni me veía todo el día en una oficina, delante del computador; quería algo más activo, así que me decidí por estudiar técnico en mecánica automotriz.

Susana Bizama.

Por el título uno cree que es solo trabajar con autos, pero tiene una gama de maquinarias súper amplia: vehículos de planta, de construcción o maquinaria pesada, como las de la minería.

Ingresé a la Universidad Técnica Federico Santa María (USM). La carrera fue exigente, pero me preparó para lo que vino después: tomar buenas decisiones bajo mucha presión. Fui la única mujer entre unos sesenta compañeros. El 2007 me titulé y me costó encontrar trabajo. A los de la USM siempre los mandaban a faena, pero a mí me decían “no tengo mujeres en faena, no te puedo traer”. Yo decía, ¿qué hago? No me puedo cambiar de sexo. Pero justo la universidad hizo una alianza con Komatsu, y como tenía buenas notas, quedé. Así llegué a la mina Los Bronces.

Algunos imaginan que trabajar en minería es grito y plata. Pero yo partí en una empresa contratista, ganando bajo. Y con el tiempo se gana lo suficiente, pero también se pierden cosas. Tengo una hija de 13 años y he tenido que pasar en la faena muchos días de la madre, años nuevos y navidades, lejos de ella.

El 2016 saqué la especialidad en palas hidráulicas, la primera mujer en Latinoamérica en conseguirla. Ahí me llamó Anglo American y aquí estamos. Tengo un sistema 4x4: cuatro días de trabajo, con turnos diurnos o nocturnos de doce horas, y cuatro días libres. Me dedico a hacer mantenciones en las palas de carguío, las hidráulicas y las eléctricas. En la mina, tengo la presión de que mi equipo de palas esté siempre produciendo, sin parar. Esa capacidad técnica de respuesta me la dio la universidad. A las mujeres que quieran ser técnicas les diría que no den por sentado nada, que no por ser mujer tenemos ventajas.

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