El abuso desoído: las denuncias desempolvadas contra un kinesiólogo de Viña

Un reconocido kinesiólogo de Viña del Mar, Arturo Orellana, está procesado por propasarse presuntamente con sus pacientes. Su reciente detención reabrió la herida de varias deportistas que aseguran ahora que, siendo niñas, ya fueron sus víctimas en el Centro de Alto Rendimiento de Viña del Mar. Y en algunos casos, lo denunciaron entonces sin que las autoridades las escucharan.



El 29 de septiembre, la comunidad de Concón se sorprendió al ver el noticiero. Una nota narraba cómo Arturo Orellana, kinesiólogo de amplia trayectoria con deportistas de Valparaíso, fue formalizado tras ser detenido por abusos sexuales reiterados. El testimonio de cinco víctimas inició la acción judicial que lo tiene procesado, y bajo arresto domiciliario, mientras se establece la veracidad de las acusaciones.

Pero la noticia no solo retumbó en Concón, sino en todo el litoral central. Orellana es un especialista que trabajó durante décadas en el IND de Valparaíso, desde la época de Chiledeportes. Por sus manos pasaron al menos cuatro generaciones de deportistas, pues era el kinesiólogo a cargo del Centro de Entrenamiento Regional (CER) de la región. Como profesional, también se desempeñó como docente de la desaparecida Universidad del Mar y como especialista en la red clínica Megasasalud.

Por ello, ese mismo día, muchas mujeres, varias deportistas y ex deportistas, se asombraron al enterarse de la noticia y ver esposado a quien, aseguran, les atormentó sexualmente cuando apenas eran niñas.

Una de ellas es Mariajesús Ortiz (31). En su formación, destacó en las pruebas de heptatlón, velocidad y saltos, por lo que a los 15 años recibió una invitación para formar parte del CER, donde la prepararían para convertirse en la atleta de alto rendimiento que soñaba ser. Fue allí, tras requerir tratamiento kinesiológico, donde conoció a su presunto agresor. “Él es muy amable, se muestra muy encantador y simpático al principio, además de un buen profesional. Así se ganó mi confianza. Pero en una consulta me realizó tocaciones totalmente inadecuadas. Lo hacía con la excusa de que era para detectar la lesión, pero yo sabía que no correspondían”, recuerda.

Antes, dice, ya había recibido insinuaciones e invitaciones de índole sexual por parte de Orellana: “Pese a que yo aún era una niña, una vez me llamó en la noche diciéndome que fuera a un jacuzzi donde él estaba, con la excusa de que el hidromasaje me ayudaría a recuperarme. Obviamente, le dije que eso no correspondía, pero continuó”. Por ello, cuando sufrió el toqueteo es que decidió avisar de todo a su madre, desencadenando una denuncia presentada a Luis Céspedes, director de Chiledeportes de la época. Pese a ello, Orellana continuó trabajando como si nada hubiese ocurrido.

Esto escribió Anneliese Marholz, la madre de Mariajesús, el 28 de marzo de 2006, al enterarse de la nula respuesta de Chiledeportes: “Él puede ser técnicamente competente. Sin embargo, ha tenido reiteradas actitudes de acercamiento con connotación sexual hacia varias adolescentes derivadas para tratamiento kinesiológico, entre ellas mi hija el año 2005 (…) sus conductas son conocidas por algunos profesionales vinculados al deporte a su profesión, sin que se haya efectuado ni la denuncia ni la corrección del problema, situación que me parece indignante por la indiferencia de los adultos respecto a velar por la idoneidad y ética de quienes atienden a nuestras hijas”.

Tras esa carta, fue citada por Isabel Monroy, la actual jefa de finanzas del IND de Valparaíso, en la que debió enfrentarse contra el presunto agresor sexual de su hija. En un cuestionario realizado por Fiscalía el 3 de agosto de 2009, ella recordó lo sucedido: “Primero estábamos solas, luego llega ella y el señor Orellana. ¿Qué respuesta se le dio a usted en dicha reunión? Qué las niñas se desdicen, que había otros casos con entrenadores y que quedaban en nada. Que ella no consideraba que la situación era de acoso, que ella había hablado con el señor Orellana y que son las niñas quienes malinterpretan las situaciones. En ese momento es muy condescendiente con él, conmigo fue muy despectiva. Luego, me dice que va a seguir una investigación, abre un cajón y la tira de manera muy despectiva (mi carpeta)”.

Luis Céspedes asegura no tener conocimiento de aquella denuncia, explicando que, a la fecha de las cartas emitidas, él ya no era director de Chiledeportes. De todas formas, frente a situaciones similares, explica que “el procedimiento siempre fue traspasar la situación al CER Y luego hacer sumario con el abogado de esa época junto a la jefa del alto rendimiento”.

Isabel Monroy, la funcionaria señalada, no quiso referirse a la situación. “Posterior a la declaración tomada a la madre de la víctima”, justifican el IND a través de su departamento de comunicación, “el funcionario acusado presentó su renuncia al servicio en marzo de 2010, por lo que no se alcanzó a realizar un proceso de sumario para acreditar los hechos”. Además, aseguran que levantarán un proceso para establecer responsabilidades administrativas. “Queremos ser enfáticos que para el Mindep/IND es inaceptable que, ya sea en el pasado o en el presente, ocurran vejámenes hacia deportistas o para nuestros beneficiarios”.

El presunto escenario de impunidad en el que se movía Orellana fue algo que se perpetuó con el tiempo. La Tercera tuvo acceso a otros testimonios, de distintas épocas, que coinciden en la misma forma de abordar a las presuntas víctimas. B.T., una ex atleta y actual kinesióloga, hace un mes declaró en Carabineros el abuso que vivió. Fue prácticamente lo mismo que Mariajesús y el resto de los testimonios que investiga el Ministerio Público.

“La verdad es que a nadie tomó por sorpresa cuando a él lo tomaron detenido. Tenía fama de ser mujeriego desde que yo era atleta y cuando conté esto en el grupo de WhatsApp que tengo con mis amigas atletas, tres de las cinco que están ahí reconocen haber pasado por algo similar a lo que viví yo”, dice la kinesióloga, quien acusa abusos entre 2001 y 2002, con la impotencia de no entender completamente a lo que se vio enfrentada cuando era una adolescente.

“Soy kinesióloga y en la universidad me di cuenta de todo. Él realizaba frotaciones indebidas todo el tiempo con la excusa profesional. Una vez me estaba atendiendo, tocándome siempre más de lo que correspondía, y ahí él termina con los pantalones abajo, de la nada, y me pide que le toque sus piernas para que compare la masa muscular que él tenía con la de mis compañeros atletas”, recuerda.

Esta ex atleta asegura que lo denunció, pero que tal como el testimonio de Mariajesús, quedó archivado. Incluso crearon una cuenta de Instagram para en ella recopilar más antecedentes en contra del presunto agresor.

El testimonio de R.P., una ex taekwondista viñamarina que también es parte de la denuncia, estremece. “Para mí, el taekwondo era mi vida, mi canalizador. Un día sufrí una lesión en la rodilla y tuve que ir a tratarme con él. Hice toda la terapia con normalidad, pero en la última sesión, y justo cuando fui sola, él me abusó. Me estimuló los pechos y las caderas, mientras él se erectó. Era una niña de apenas 13 años, pero desde ahí me sentí manchada por el alquitrán del patriarcado. No supe qué hacer, pero esto acarreó en mí un intento de suicidio en los meses posteriores. Esto me ha perseguido toda la vida, influyó en mi personalidad y ha repercutido hasta el día de hoy en mi casi nula relación con hombres”, asegura. Su dolor fue tan grande que recién el mes pasado se atrevió a contar de esto a su madre.

La Fiscalía de Viña del Mar, en tanto, ya está avanzando en la investigación. “Hay hechos ya formalizados y otro que aún no, dado que tras la detención apareció una nueva víctima. No descartamos que sean más y eso se está investigando”, asegura la fiscal Carolina Monsalve. Por ahora, Orellana se encuentra con reclusión domiciliaria.

Arturo Orellana, a través de su abogado, no quiso referirse a las denuncias que se le imputan. La acción judicial en su contra la está liderando la Asociación de Abogadas Feminista (Abofem).

Protocolo

Las acusaciones en contra de Orellana llegan a semanas que se promulgara la modificación a la Ley del Deporte en la que se establece la creación de un protocolo obligatorio para prevenir este tipo de situaciones. “Toda organización deportiva deberá adoptar las medidas necesarias para prevenir y sancionar todo tipo de acoso sexual, abuso sexual, discriminación y maltrato, que pudiere ocurrir entre sus trabajadores, dirigentes, entrenadores y deportistas, en conformidad a esta ley y demás cuerpos legales vigentes”, señala la modificación.

Aunque recién va en marcha blanca, el protocolo deberá funcionar de la siguiente forma, que explican desde el Mindep: “En cada organización deportiva existirá un responsable institucional, con dos suplentes, de hacer cumplir las normas y de realizar diligencias de intervención (separar a un entrenador de un deportista, etc), de establecer criterios. Y si el hecho denunciado reviste carácteres de delito, deriva los antecedentes al Ministerio Público. Si no, los pondrá en conocimiento en el tribunal de honor de la organización o al Comité Nacional de Arbitraje Deportivo (…) Por supuesto, no solamente la persona afectada tiene la potestad para denunciar: también puede hacerlo cualquiera que haya sido testigo de algún abuso, acoso, maltrato o discriminación”.

Ximena Schencke, directora ejecutiva de la consultora experta en prevención de delitos sexuales Praesidium, la misma que asesoró a USA Gymnastic tras el escándalo por abusos rebelado en 2016, aplaude la iniciativa, pero es crítica al opinar de ella. “Se toma el prototipo de que el abusador sexual es un tipo raro, cuando la evidencia nos dice que en la mayoría de los casos es una persona encantadora, que establece lazos muy fuertes con su víctima, y que son personas ejemplares para la comunidad. Por eso, ante una denuncia así la señal más importante es separar al acusado mientras se establezca una verdad. Eso muestra cuando una organización está realmente comprometida en combatir el tema”.

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