El tenista que cuida ballenas

MICHAEL FISHBACH

El ex top 50 Michael Fishbach tiene una ONG para preservar los cetáceos azules. Estuvo en Chile intercambiando conocimientos.



Michael Fishbach (64) tuvo una carrera aceptable en el tenis, llegó a ser número 47 del mundo en 1978, en una época donde coincidió con los hermanos Fillol y otros tenistas chilenos. En su trayectoria, también, destacó por sus tres títulos en dobles. Con estos exjugadores nacionales, el estadounidense conserva una amistad hasta hoy. De hecho, Álvaro las ofició de guía durante noviembre en la visita que realizó el norteamericano, donde recorrió diversas zonas del sur. Y no fue cualquier visita, pues se trató de una muy especial.

Fishbach está alejado de la raqueta hace bastante tiempo. "A veces juego por entretenimiento con mis amigos. Estuve haciendo clases hace algún tiempo, pero ya no", dice. ¿La razón de su distancia? Las ballenas azules.

Puede sonar extraño, pero lo cierto es que durante los últimos 26 años, su vida solo ha estado dedicada a la conservación de este mamífero, que cada vez es más escaso en el planeta.

"En 1992 hice una excursión a Canadá y estuve en un lugar donde había ballenas azules. Conocí a un grupo de estudios de la ballena azul. Y desde ahí que trabajo con ella", explica.

Las cifras que da son llamativas: "En el mundo, hace 200 años, había 350 mil ballenas azules. Hoy hay apenas unas 12 mil o 13 mil en todo el mundo".

A diferencia de las otras ballenas, la desaparición de la azul no está relacionada con la caza. "El hombre no mata, sino que hay problemas con las grandes embarcaciones que chocan a las ballenas cuando están comiendo. Ellas no son capaces de ver que vienen los buques", relata.

Gracias a su fundación The Great Whale Conservancy, Fishbach divide su año en distintas fases que le permiten conocer mejor el comportamiento de este cetáceo. "Yo estudio las ballenas azules en todo el invierno en México, de forma independiente. Los otros meses en el año me concentro en la conservación de las ballenas, con la colaboración de organizaciones y de los gobiernos", cuenta.

En su visita a Chile, se reunió con diversas organizaciones que estudian a este especie. Él plantea que la única solución para evitar que estos animales sigan muriendo es el cambio de ruta de las embarcaciones. "Es más fácil cambiar la ruta en las zonas cercanas a la costa. Sin embargo, en los golfos y fiordos es muy complicado hacerlo", añade.

¿Por qué es importante la existencia de la ballena azul? La respuesta la da Fishbach: "Las ballenas necesitan mucho fitoplancton. De hecho, las heces de la ballena dan inmensas cantidades de hierro y eso promueve el crecimiento de estas algas. A mayor fitoplancton, mayor vida, ya que eso permite hacer fotosíntesis".

Las conclusiones de su visita a Chile son bastante positivas para el extenista, quien espera en el futuro seguir en contacto y colaboración con las organizaciones. "En Chile se trabaja muy bien en este tema y es importante para el futuro de la ballena azul en el mundo", dice el estadounidense.

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