Bombo Fica, humorista: "Cuando los canales creen que son patrones de fundo, yo me rebelo"

Bombo fica
Daniel "Bombo" Fica inaugurará el humor de Viña 2018 el próximo martes 20. Foto: Mario Tellez

El comediante que abrirá Viña 2018 habla de las repeticiones de sus rutinas, de su militancia en el PC, de la reciente visita del Papa y del manejo de la vanidad.


Durante 2017, Bombo Fica hizo noticia por varios motivos: firmó como militante del Partido Comunista, se enemistó con el equipo que hace el Festival de Viña del Mar, fue uno de los peaks de rating del Festival de Olmué, se convirtió en el humorista favorito de las repeticiones de los canales y fue confirmado para volver a la Quinta Vergara.

Sin dudas, un año intenso. Pero hoy, muchas de esas situaciones se encuentran en el baúl de los recuerdos, porque al nacido en Purén solo le interesa concentrarse en lo que será su regreso a la cita que por octava vez transmitirá CHV: estará en la jornada inaugural del martes 20.

Han sido ochos años alejado del Festival de Viña y fue Jorge Carey, el presidente ejecutivo de Chilevisión y Turner Chile, el encargado de poner fin a ese distanciamiento. "Lo que pasó puntualmente con CHV fue que se me dio un trato que yo consideré que no estaba a la altura de un artista que, en ese momento, llevaba 30 años de carrera. La persona que hizo eso, lo hizo mal. Pero hace unos meses, don Jorge Carey limó todas esas asperezas y logramos este acuerdo que espero sea una larga unión", dice Fica, refiriéndose a la frustrada negociación que tuvo hace un año con la señal, después de algunas exigencias que hizo para volver a la Quinta Vergara.

¿Y ya no existe molestia por la repetición de sus rutinas?

Desde el 2010 en adelante, he puesto restricciones con respecto al uso de las repeticiones. Lo que pasa es que de repente hay formatos que no están dentro del contrato. Es un tema muy amplio y casi depende del criterio de aquellos que manejan las imágenes. Pero en cuanto a las repeticiones, mi problema no era con CHV, era con otros canales.

Claro, porque el día de las elecciones presidenciales, usted se transformó en cadena nacional, apareciendo con repeticiones en tres canales a la vez.

Sí. Durante media hora, y peleé solo el rating en Canal 13, TVN y CHV. Fueron tres rutinas distintas y eso habla de una tendencia, hay un gran valor hacia lo que ha hecho este humilde comediante.

Pero eso puede tener también un lado no grato.

La sobreexposición. Pero tengo un amigo que me dijo que no me preocupara porque yo soy como el Chavo del 8: me pueden ver 20 veces y se van a reír igual. Ese comentario también me lo han dicho varias personas, y eso me deja un poco tranquilo, porque siento que logré darle un estilo a mi expresión humorística, y eso pasó las barreras de lo que es lo típico. Hay un lenguaje, una historia que es atractiva. Lo que rodea al chiste, la forma, es lo divertido y lo que a la gente le gusta.

¿Su molestia es con Canal 13?

Sí, la hubo en algún momento pero ya lo conversamos. A mí lo que me molesta es prender la tele y que nadie me avise que estoy ahí. Lo cortés no quita lo valiente. Cuando los canales creen que son patrones de fundo, y el peón tiene que aguantar lo que sea porque es el patrón, el que manda, yo me rebelo. Y me he rebelado siempre, en lo personal, en lo político. Sentirme manoseado de esa manera, me molesta.

¿Por eso no participó en El camino del comediante, de Canal 13, donde estuvieron casi todos sus colegas?

Sí, porque era demasiado de lo mismo. Además, todo muy autorreferente. Eso de hablar de uno mismo, no sé. Que hablen los demás, no uno. Yo trato de hacerlo bien. Es mi deseo, siempre, entregar excelencia en mi trabajo. Pero de ahí a hablar de lo bien que lo hago, es porque perdiste un poco el norte.

Pocos rostros de TV hacen pública su tendencia política y usted lo hizo luego de inscribirse en el PC.

Fue una reinscripción. Yo soy de izquierda. Tengo una simpatía hacia el Partido Comunista por lo que significa su bandera de lucha contra la desigualdad. Creo que es un partido que ha sido honesto a eso. No es fácil hoy, cuando la gente tiene muy poca tolerancia para entender el trasfondo de las cosas reales, hacer esto. Creo que fue un acto de valentía y para muchos fue un acto de estupidez, pero en lo personal, yo me sentía obligado a hacerlo cuando nadie lo quería hacer. Cuando lo hice, nadie quería inscribirse en los partidos políticos, porque había una suerte de desconfianza, desinterés y decepción. Vociferar y gritar desde la otra vereda, pero sin asumir ningún compromiso, no tiene ningún valor.

¿Qué le parece el triunfo de Sebastián Piñera?

Me parece legítimo. Me parece que ellos hicieron bien la pega. Me parece también que tiene que ver con el gobierno anterior, donde se cometieron muchos errores. A veces, la soberbia de algunos políticos y de algunas personas que están al servicio de la comunidad, pero que están al servicio de ellos mismos, se paga caro. Creo que el triunfo de la derecha y el triunfo de Piñera es parte de la democracia. Piñera hoy en día es mi presidente y lo voy a respetar, aunque yo no haya votado por él. En la vida hay que aprender a perder.

¿Le dejó alguna opinión la visita del Papa?

Lo único que puedo decir es que con la visita del Papa, soy menos católico que antes.

¿Le gusta el humor de Felipe Avello?

La verdad es que no es muy de mi línea humorística el stand up comedy. Pero creo que va por un buen camino. Son las nuevas generaciones y hay que aceptarlo, apoyarlo, y tratar de que dejen una huella para las nuevas generaciones que vienen a futuro.

¿Puede asegurar que tiene el tema de la vanidad dominado?

Es una lucha de todos los días que la vanidad no me coma. Es importante tener claro que uno está al servicio del pueblo, y no el pueblo al servicio de uno. Esa es una lucha diaria para los artistas. No perder las raíces y no ofender al público como lo hacen algunos pelotudos que vienen de afuera a reírse del cariño y de la generosidad de la gente, como Fito Páez.

¿Qué pasó con él en el Festival de Paine?

Me tocó ver cómo él trató en forma casi con asco y con desprecio el cariño de la gente que estaba ahí. Eso me dio una rabia enorme, y yo lucho todos los días para que eso no invada mi corazón.

¿Hizo alguna vez alguna rutina de la que hoy se arrepienta?

Sí. Durante un tiempo me reí de los defectos de las otras personas. Me reí de los cojos, los tartamudos, los turnios. Y la idea es que se rían todos, no que todos nos riamos de algunos. En ese tiempo era inconsciente, no me detenía a pensar y reflexionar en esas personas. Hoy, podría tocar esos temas, pero con otra altura de miras.

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