Desde la Torre Eiffel apagada a bares británicos con velas: turismo europeo comienza a sentir el efecto de la crisis energética por la guerra

Personas caminando por un puente junto a la Torre Eiffel en París, mientras sus luces están encendidas, en febrero de 2022. Foto: AP

Cuando el frío empieza a ser cada vez más habitual en suelo europeo, la industria del turismo se alista para una temporada compleja. El golpeado rubro sale de la pandemia para enfrentar un nuevo dilema: el de la crisis energética.


Románticos, simbólicos e imperdibles. Características de lugares insignes en Europa que verán sus luces apagadas en horarios donde antes era todo turismo y espectacularidad. La decisión de numerosas ciudades en distintos países del Viejo Continente no es antojadiza. La crisis energética, que lleva meses golpeando los bolsillos de los europeos, solo se acrecentará mientras dure la guerra en Ucrania, forzando desde la reducción de la temperatura en edificios públicos de Alemania, Italia y España, hasta el anticipo en el horario en que la Torre Eiffel apaga sus icónicas luces encendidas en Francia.

Conocida como la “Ciudad Luz”, calificativo que se remonta al siglo XVII, cuando Luis XIV o “el Rey Sol” estaba en el trono, París es el más decidor de los ejemplos de ciudades que han tenido que apretarse el cinturón para enfrentar la temporada otoñal. O, al menos, simbólicamente ha hecho los cambios más evidentes.

La Torre Eiffel, por ejemplo, desde el 23 de septiembre que corta su centelleante iluminación a las 23.45 cada día. Una hora y 15 minutos antes que lo tradicional, considerando que antes lo hacía a la 01.00 de la madrugada. Otros lugares turísticos, como la pirámide del Museo del Louvre y el Palacio de Versalles, también se plegaron a la medida al apagar su iluminación dos y una hora antes, respectivamente.

La avenida de los Campos Elíseos, en octubre de 2020. Foto: AP

Más radical aún será la aplicada en los los Campos Elíseos, los que apagarán sus luces tres horas antes de lo habitual a partir de este sábado, mientras que se espera que las ferias navideñas vean afectada su tradicional decoración de luces.

Las medidas se inscriben en el “plan de sobriedad energética” impulsado por el gobierno a nivel nacional, donde París se comprometió a reducir su consumo total de energía en un 10%, lo que se espera lograr agregando reducciones en el límite de calefacción de edificios públicos. Estos bajarán desde los 19 °C a 18 °C durante el día, y a 12 °C por las noches y durante los fines de semana, cuando los edificios se encuentran vacíos.

Comparado con el consumo total de la ciudad, una hora menos de la Torre Eiffel iluminada no afecta demasiado la cifra final del gasto energético. El objetivo es, según la ministra de Cultura de Francia, Rima Abdul Malak, el concientizar a la población y a los turistas sobre la situación del país. “Los símbolos son importantes para generar conciencia en la población”, declaró cuando se tomó la medida.

El país galo, a diferencia del resto de Europa, no depende tanto del gas ruso. O más bien, no lo hacía. Con 56 plantas nucleares en suelo francés, el país normalmente no depende de la importación de energía, pero con 26 de ellas en mantenimiento, la situación cambió.

Torres de alta tensión junto a la planta de energía de Électricité de France (EDF) en Bouchain, Francia. Foto: Reuters

Unos kilómetros al frío norte, cruzando el Canal de la Mancha, se encuentra la golpeada isla de Gran Bretaña. Allí, un “acogedor pub rural inglés” -como lo definen sitios de turismo- llamado The Mason Arms, en Camelford, hizo noticia por su extrema medida para hacer frente a la crisis energética.

En otro contexto, quizás, hasta se podría haber considerado romántico. Cada lunes, en vez de encender las luces del local, los dueños prenden cientos de velas tanto en la barra como en el restaurante, en un esfuerzo por reducir la factura mensual y evitar el cierre de su negocio.

El dueño del pub, según relató al medio británico The Guardian, vio un incremento del 120% en el valor a pagar entre agosto de 2021 y el mismo mes de 2022, reflejando el complejo momento que vive no solo el rubro del ocio y el turismo, sino que la población en general.

El popular pub The White Lion, en Londres, en septiembre de 2020. Foto: AP

Y el efecto político ya se hace sentir. Mientras más se acerca el invierno, las medidas para enfrentar tanto la inflación como la estancada economía británica, como lo calificó la nueva primera ministra, Liz Truss, le han propinado un duro golpe a su popularidad, según sondeos y comentarios dentro del oficialismo y la oposición política de Reino Unido.

Una inflación histórica, la que no se veía en el país desde hace 40 años, amenaza con extinguir muchos de los históricos pubs, lo que llevó al gobierno a anunciar un plan de salvataje en el que subsidiarían el 50% de las facturas de electricidad y gas de las empresas durante seis meses.

Alemania, hogar del Nord Stream 1, el gasoducto que actualmente se encuentra fuera de servicio y que une a Rusia y Europa para el paso del combustible que esta última le compra al país en guerra, ha sido uno de los principales damnificados por el conflicto bélico en el campo energético.

Cerca del 55% del suministro de gas lo obtenía de Rusia previo a la invasión, cantidad que se ha visto reducida a un 35%. Según el medio alemán SchengenVisaInfo, el gobierno del canciller Olaf Scholz estaría decidido a poner fin por completo a la importación de este valioso combustible, especialmente de cara el invierno europeo.

Sin embargo, Alemania continúa siendo uno de los más lucrativos mercados europeos para Rusia, considerando que solo entre marzo y abril, el país pagó casi 9.000 millones de euros entre petróleo y gas, detalló BBC.

Las tuberías en Alemania del gasoducto Nord Stream 1. Foto: Reuters

El aumento en el valor de estos insumos básicos ha sido especialmente sentido por la industria turística, quienes aseguran que es uno de los principales factores a considerar durante la temporada. Martin Wenzel, director del Resort Hotel Mark Brandenburg, dijo a Deutsche Welle que sus “gastos de electricidad y calefacción están aumentando drásticamente”, agregando que “tendremos pérdidas porque no podemos trasladar el aumento de los costos a nuestros huéspedes”.

Patrick Rothkopf, de la Asociación Alemana de Hoteles y Restaurantes, dijo al mismo medio que muchas de las empresas hoteleras podrían quebrar debido a las alzas en los valores, por lo que esperaban que “los políticos hagan todo lo posible para minimizar la presión sobre estas empresas”.

El gobierno alemán decidió dejar de iluminar 200 monumentos nacionales, incluida la Puerta de Brandenburgo, el Palacio de Charlottenburg y la Columna de la Victoria. Al igual que Italia, España y Francia, aplicaron una restricción en la calefacción de los edificios públicos para reducir ese ítem, con el fin de llegar a la reducción de un 2% en el uso de gas.

No son los únicos países que buscan soluciones ante la crisis energética. Grecia, República Checa y Austria también están tomando medidas en torno al turismo. Un 40% del gas que utiliza el primer país depende de Rusia, por lo que el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, debió introducir en junio una política que fijaba un tope en los precios de la electricidad al por mayor, además de subvencionar el precio del petróleo.

República Checa apagó las luces de 100 monumentos a partir de las 21:30 -una hora y media antes de lo normal-, y Austria cambió sus luces por LED, además de bajar desde 660 horas de iluminación encendida durante 2021 en los mercados navideños, hasta 364 este año.

Medidas extraordinarias para momentos extraordinarios. Esa parece ser la política empleada por todo un continente acostumbrado a la llegada de millones de turistas durante el año, pero que, esta vez, deberá apretarse el cinturón energético para sobrepasar una inminente recesión económica, un conflicto bélico que ha afectado directamente la cadena de distribución energética, y las secuelas financieras que la crisis del Covid-19 dejó.

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