
¿Pasó lo peor de la pandemia? Un estudio de la Universidad de Princeton sugiere que sí
Simulaciones hechas por epidemiólogos para los próximos cinco años muestran que en ninguno de los ocho escenarios estudiados, con o sin vacuna, el Covid-19 vuelve a infectar a tantas personas como en 2020.

Un grupo de epidemiólogos de la Universidad de Princeton (EE.UU.) simuló cómo se verá la pandemia en diferentes escenarios, con o sin vacuna y con diferentes perfiles de inmunidad colectiva, en los próximos cinco años. En ninguno de los ocho escenarios destacados por los científicos el Covid-19 vuelve a infectar a tantas personas como en 2020, según destaca el diario brasileño O Globo. En dos de ellos, sin embargo, la oscilación de la epidemia hasta 2025 tiene peaks anuales del mismo orden de magnitud, no mucho menores de los registrados hasta ahora.
“La trayectoria futura de la pandemia de Covid-19 depende de la dinámica de la inmunidad adaptativa contra el SARS-CoV-2. Sin embargo, las características sobresalientes de la respuesta inmune provocada por la infección natural o la vacunación aún son inciertas”, reconocen los investigadores en el abstract del estudio publicado en la revista Science.
Según muestran las simulaciones, entre los factores cruciales para comprender el futuro próximo de la pandemia se cuentan la efectividad de la capacidad de distribución de una vacuna, las características de los casos de reinfección por Covid-19, si ocurren con frecuencia, y la duración de la inmunidad natural que adquieren las personas infectadas. “Encontramos que las variaciones en la respuesta inmune a las infecciones primarias por SARS-CoV-2 y una posible vacuna pueden conducir a escenarios inmunes dramáticamente diferentes y cargas de casos críticamente severos, que van desde epidemias sostenidas hasta casi la eliminación”, destacan los autores del estudio.
Así, informa O Globo, en el escenario más optimista (donde la inmunidad natural es fuerte y duradera, y la vacunación comienza a mediados del próximo año), el peak de la epidemia no se repetirá hasta 2025. En el peor escenario (sin vacuna y con inmunidad natural débil), el Covid-19 regresa anualmente en grandes peaks, del mismo orden de magnitud que el visto este año, pero no tan masivos.
Las simulaciones tienen en cuenta un escenario razonable de distancia social para 2020, en el que la epidemia pierde el 60% de su fuerza en ocho meses por las medidas de contención. Asimismo, el estudio evaluó diferentes tipos de clima. En lugares templados, con estaciones más diferenciadas, la segunda ola de infecciones fue mayor que la prevista para lugares con climas de temperaturas menos fluctuantes.
Otra situación modelada fue aquella en la que una parte razonable de la población se niega a vacunarse. En el escenario de inmunidad temporal para casos de infección natural, sin una adecuada vacunación se repiten anualmente los peaks de la epidemia.
Dudas con la inmunidad
“Gran parte de la discusión hasta ahora relacionada con la trayectoria futura del Covid-19 se ha centrado correctamente en los efectos de la estacionalidad y las intervenciones no farmacéuticas (INF), como el uso de mascarillas y el distanciamiento físico”, dijo el coautor Chadi Saad-Roy, candidato a doctorado en el Instituto Lewis-Sigler de Genómica Integrativa de Princeton. “A corto plazo, y durante la fase pandémica, las INF son el determinante clave de la carga de casos. Sin embargo, el papel de la inmunidad será cada vez más importante a medida que miramos hacia el futuro”, agregó Saad-Roy, citado por el portal de la Universidad de Princeton.
“En última instancia, no sabemos cómo será la fuerza o la duración de la inmunidad natural al SARS-CoV-2 o una posible vacuna”, explicó la coprimera autora Caroline Wagner, profesora asistente de bioingeniería en la Universidad McGill que trabajó en el estudio como investigadora postdoctoral asociada en el Instituto Ambiental de Princeton (PEI). “Si las respuestas inmunitarias son solo débiles o protectoras transitoriamente contra la reinfección, por ejemplo, entonces se pueden esperar brotes más grandes y frecuentes a mediano plazo”, advirtió la coautora Andrea Graham, profesora de ecología y biología evolutiva en Princeton.
Según el estudio, si desea una mejor capacidad de predicción de la pandemia, es preciso hacer con más frecuencia investigaciones a gran escala con pruebas de anticuerpos. Estos exámenes pueden diagnosticar infecciones pasadas y ayudar a estimar el estado de inmunidad de las personas. “Cuantificar estos parámetros requerirá grandes inversiones a largo plazo en vigilancia inmunológica y viral integradas”, sostienen los investigadores.
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