Un lobby chino: Cómo el país asiático despliega su influencia en el Congreso chileno

Llamadas, viajes e invitaciones son algunas de las formas que tiene el gobierno de China para evitar que el Senado y la Cámara reconozcan formalmente a regiones como el Tíbet o la isla de Taiwán.


La semana pasada, los diputados del Frente Amplio, Vlado Mirosevic, Tomás Hirsch y Alejandro Bernales visitaron el Tíbet para reunirse con el Dalai Lama. Los parlamentarios viajaron en su calidad de ciudadanos, como turistas, no como una cita oficial, reconocida por el Estado. Y no es que la solicitud para que el viaje fuera oficial haya sido rechazada. Es que, esta vez, los parlamentarios ni siquiera intentaron pedirla.

La razón que esgrimen para haberse abstenido de hacerlo, es que dicen conocer el "lobby chino" y cómo el gobierno del país asiático despliega sus redes en el Congreso para promover su política de "una sola China": esa que establece que el Tíbet, Taiwán, Hong Kong o Macao son parte del mismo Estado. Por eso, a través de su embajada, los chinos están atentos a cualquier atisbo de reconocimiento o visita a alguna de esas regiones.

Desde el Congreso afirman que esta ha sido la tónica de siempre. Que todos los países hacen algún tipo de lobby en base a sus intereses, pero que en el caso chino esto es mucho mayor. A eso se suma el perfil del nuevo embajador de China en Chile, Xu Bu –asumido en enero de este año- quien, según cuentan, llama directamente a parlamentarios y ha sido criticado por "intromisión" en los asuntos internos del Parlamento.

"El lobby de China se manifiesta de diversas formas. Muchos llamados telefónicos del embajador, reuniones, visitas, invitaciones a la embajada o directamente viajes para ir a China. Claramente hay una permanente acción de la embajada de intervenir en los asuntos del Congreso. Pocas veces he visto cómo un país quiere intervenir tanto en la política interna de Chile", cuenta el diputado PS Jaime Naranjo.

Los últimos episodios del lobby asiático datan de abril y agosto de este año. El 10 de abril, la comisión de Relaciones Exteriores discutió la solicitud del diputado Tucapel Jiménez (PPD) para que se oficializara el grupo de amistad entre Chile y Taiwán, y así se creara un grupo interparlamentario entre los dos países. Y si bien la comisión lo aprobó, días después una carta revocó la decisión.

"Tengo el agrado de dirigirme a ustedes a fin de poner en su conocimiento que el día de hoy he recibido llamados de Cancillería (chilena) y de la embajada de China reclamando por la creación del grupo binacional con Taiwán, en circunstancias de que Chile sustenta la posición de una "sola China" y que la creación de los grupos se efectúa solamente con aquellos países que tienen representación diplomática en Chile, lo que no se cumple en este caso", se lee en una carta enviada por Jacqueline Peillard -directora de Asuntos Internacionales de la Cámara de Diputados- a todos los miembros de la comisión de Relaciones Exteriores, y que La Tercera publicó en su momento.

El diputado Jiménez dice que el tema provocó una fuerte discusión con las autoridades de la Cámara ya que él defendió la idea de que el Congreso es "autónomo". "El grupo de amistad con Taiwán siempre se ha dedicado a fortalecer la relación entre los dos países y nunca se ha criticado alguna política de China. Me pareció insólito que se hiciera ese tipo de gestiones para bajar un grupo así", recuerda.

Amenazas económicas

Y las gestiones de la embajada de China no se han quedado solo en el ámbito político. En abril, el ex vicepresidente de Corfo, Eduardo Bitrán, rechazó que la empresa china Tianqui comprara acciones de SQM argumentando que era una amenaza a la competencia en el mercado del litio. El mismo mes, el embajador de China respondió: "Bitrán ha convertido el proceso de Tianqi en un asunto político y puede dejar influencias negativas en las relaciones comerciales".

Los dardos de Bitrán apuntaban a que el gobierno de China "usa" a sus empresas privadas "para su política industrial, otorgándoles desde el Estado protección arancelaria, subsidios, cuotas y financiamiento blando". A través de InvestChile, un organismo que promueve las inversiones extranjeras y dependiente del ministerio de Economía, el gobierno tuvo que salir a decir que Chile y China tienen una relación económica "sumamente saludable".

El otro episodio es de agosto de este año.  El diputado Naranjo presentó un proyecto de resolución donde se condenaba la violación a los Derechos Humanos tanto en China como en Venezuela. Fue aprobado por 102 votos a favor, 12 en contra y 16 abstenciones. Antes y después de la votación, se reanudaron los llamados desde la embajada china.

"Me llamaron parlamentarios diciendo que cómo se me ocurría presentar este proyecto, que los había llamado el embajador chino amenazando casi de que China iba a sancionar económicamente a Chile", dice Naranjo.

Algunos parlamentarios han criticado el "doble estándar" en materia de Derechos Humanos que algunos partidos tienen con China. Esa discusión, de hecho, quedó de manifiesto en la votación del proyecto de resolución de Naranjo. "El lobby del régimen chino se deja ver sin pudor en el Congreso. Lo peor es que se trata de un lobby muy transversal, donde muchos callan o temen al régimen chino, de casi todos los partidos", dice Mirosevic.

Plantones al Dalai Lama

El máximo líder espiritual del Tíbet llegó a Chile por tercera vez en mayo de 2006 en días que la ex Presidenta Michelle Bachelet vivía su primer mandato en La Moneda. Según consta en artículos de prensa de ese año, la embajadora china de ese momento, Liu Yuquin, criticó la figura del Dalai Lama meses antes de que este pisara suelo chileno. "El propio Dalai Lama fue el dueño más grande de siervos y esclavos en aquella época. No es un hombre de paz, es separatista", dijo la diplomática.

Fernando Salinas, el chileno encargado de la visita, recuerda que con bastante anticipación a la llegada comenzó a gestionar una reunión entre la Mandataria y el Dalai Lama. "El jefe de gabinete de Bachelet de ese tiempo, Rodrigo Peñailillo, nunca respondió la carta que enviamos ni después a los llamados que realizamos. Finalmente, por presiones, decidieron no reunirse con él", cuenta.

Caído eso, las gestiones se empezaron a realizar para que representantes del Senado sostuvieran una reunión con el líder espiritual del Tíbet. Según cuenta Salinas, el presidente del Senado de ese tiempo, el ex Presidente Eduardo Frei, había accedido a reunirse de manera informal con el Dalai Lama. Sin embargo, esto nunca ocurrió. Según cuentan, Frei iba a camino al hotel Marriott –donde se estaba quedando el Premio Nobel de la Paz- y se tuvo que devolver. El lobby chino, dicen, actuó de nuevo.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.