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Cerca del mar

Recorrimos Punta Pite, Zapallar y Cachagua. Buscamos cuatro jardines costeros. Todos, sin excepción, se enfrentan al sol, a fuertes vientos, salinidad, arena y abruptas pendientes, así y todo se asientan y dan rienda suelta al color, aroma y frescura de un buen jardín.

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ARRINCONADA

En Cachagua, la paisajista Teresa Moller propone un paisaje casi secreto. Los árboles ocultan una antigua construcción de piedra y vigas de ciprés que está sobre la playa, justo al frente de la isla de los Pingüinos. Además de otorgar privacidad a la propiedad, los mioporos constituyen un muro vegetal que protegen en parte de la salinidad y el fuerte viento. Los 1.800 m se encuentran en primera línea del mar, donde predomina la arena, por lo cual la mejor opción fue privilegiar la vegetación nativa de la zona. Molles, solanas, esparto, heliotropos, baccaris, calle calle, bahía y puyas destacan, junto a un conjunto de especies no frágiles y de fácil adaptación a las condiciones del lugar, como alstroemerias, agapantos, lilium, hurt de hiervas o buganvillias.

Web:

teresamoller.cl

Los jardines deben estar cercados con árboles o especies de mayor tamaño para protegerse del fuerte viento y crear un microclima que ayude a su crecimiento.

ENCLAVE

En un terreno en Zapallar con fuerte pendiente y una asombrosa vista al mar y a los roqueríos, se sitúa el diseño de la paisajista Elisa Vicuña. El emplazamiento de la casa -obra de Pablo Riquelme, Cristián Marino e Irma Vicuña- definió la ocupación del suelo. Son 1.800 m². Desde la calle solo se puede ver un patio duro, el techo de la casa, una cubierta depurada revestida con mármol travertino picado. De ahí la vegetación se puede observar cuando se accede a través de la caja de la escalera donde se acentúa el hecho de una construcción enterrada. Un muro de piedra pizarra se cubre de verde. Al pasar la casa se descubre la fuerte pendiente con una vegetación donde se buscó no intervenir la vegetación existente. Se potenciaron las especies nativas de la zona. Básicamente el diseño consistió en dar orden y limpiar lo que había.

Mail:

evicuna@rvc.cl

La pendiente se aprovechó para agregar al jardín elementos duros: una escalera de durmientes permite un recorrido.

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CONTEMPLACIÓN

En Punta Pite sorprende el paisaje proyectado por Teresa Moller. Este jardín costero se caracteriza por la fuerte presencia de rocas, lo cual define el recorrido y las especies predominantes. Los 1.200 m² se acentúan por la presencia de especies nativas. Se mantuvieron molles, puyas, cactus, calandrinas, entre otras. La circulación se desarrolló privilegiando los espacios de descanso de los senderos y escalones. Sean en piedra o gravilla, permiten darse el tiempo para apreciar la vista y contemplar la impactante naturaleza. 
Web: teresamoller.cl

Se aprovechó una pendiente en el borde de la casa para proyectar un huerto en desniveles. Lechugas, romeros, ciboulette y estragón se distinguen.

TRAZADO SUELTO

El paisajista Taibi Addi, en tanto, nos muestra uno de sus jardines más antiguos, de 12 años, donde la exigencia fue crear un paisaje que pudiera recorrerse y con especies de rápida adaptación, bajo consumo de agua y mantención. Son 5.000 m² emplazados en Zapallar en un terreno marcado por una fuerte pendiente, con un suelo granítico pobre -algo que caracteriza a la zona-, una quebrada que lo atravesaba y enriquecido por una gran variedad de especies nativas ya existentes, como chaguales, molles, boldos, helechos palito negro y otras de bulbo.
Mail: taibiaddi@gmail.com

En el jardín del estacionamiento se trazó un rayado de piedra negra y cubresuelo nativo con jardín a su alrededor. Cipreses columnares lo enmarcan y forman una especie de ventanas hacia el mar. La zona del quincho fue recientemente remodelada por el arquitecto Cristian Cespedes, quien construyo nuevos muros de conteción y agregó especies que florecen, aportando color a este sector.

CONSEJOS

Especies nativas.

Los jardines costeros necesitan formarse con especies rústicas que enfrenten la salinidad, viento, poca agua en verano y mala calidad de suelo.

Riego.

El riego por goteo es el más eficiente cuando hay escasez de agua. No moja el follaje botando las flores o ganchos , ni tampoco produce erosión en los terrenos con pendiente.  Consejo: agrupar las plantas según la cantidad de agua que requieran.

Césped.

Es preferible usar especies más resistentes a las condiciones adversas de la costa, como cactáceas o suculentas. Al utilizar cubresuelos se logra fijar la tierra y se protege el suelo de la erosión en lugares muy expuestos.

Circulación.

Los senderos son parte fundamental; permiten recorrer el jardín, vivenciarlo y no solo tenerlo para mirar. Prefiera una iluminación que funcione con energía solar. Solo luz tenue en las circulaciones y en los árboles de mayor presencia.

Estar.

Privilegie crear diferentes rincones de estar como terrazas, quinchos, fogones, miradores, simples asientos o pausas en el recorrido que inviten a disfrutar el jardín.

Composición.

La elección de la forma, textura y el color dan vida a un jardín. Lo mejor es crear contrastes que enfatizan o complementan. Acentos de un mismo conjunto. Un dato: rodear el contorno del jardín con plantas aromáticas que puedan funcionar como repelentes naturales de plagas. Lavanda, salvia, romero, estragón, menta y ruda.

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