Un pedazo de San Francisco y Berkeley se hace presente en cada espacio de esta casa, a través de objetos, historias y la exquisita experiencia de vida que durante seis años tuvo a estematrimonio chileno viviendo en esas ciudades norteamericanas.

Un airemedio sesentero, con predominancia de tonalidades ocres, muebles vintage y el protagonismo de toda clase de espejos, son algunos de los elementos que hacen de esta casa un lugar fuera de lo común.

Sus dueños, él bioquímico y ella psicóloga aficionada a la pintura, claramente tienen en la sangre el buen gusto, logrando incorporar en su estilo de vida el arte, el diseño y la estética en general. Y esto les encanta, lo notamos al momento de entrar, detenernos y observar todo lo novedoso que en esta casa se reune; elementos decorativos que en su mayoría fueron comprados en tiendas como Ikea y Urban Outfitters, ferias de las pulgas y ventas de garaje de las ciudades donde vivieron recién casados.

De hecho, estando allá, la propietaria junto con estudiar unmáster en salud pública realizó también en forma paralela cursos de grabado, exposiciones colectivas e incluso pintó murales en los campus universitarios.

“La gracia de esta casa es que fue decorada con un presupuesto bien bajo, ya que reciclamos y aprovechamos todos losmuebles que compramos en nuestra época de estudiantes en Estados Unidos”, relata la propietaria, quien siempre tuvo claro que a la hora de levantar su nueva casa en Chile, ésta sin duda debía acoger todos los elementos traídos de ese país para mantener viva la memoria.

Así, por ejemplo, lamesa de centro Noguchi, las poltronas Eames y elmóvil circular de la entrada, que sirve para separar ambientes, son elementos que viajaronmiles de kilómetros para llegar finalmente a Santiago.