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De la naturaleza

Francisca Uribe-Etxeverría acaba de inaugurar Jardín Interior. Una exposición que concentra la esencia de su madurez como artista. Un momento que coincide con nuevas etapas, nueva casa y un entorno diferente: un departamento antiguo, Providencia y mucha vida en familia.

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Por diferentes motivos llegó a vivir a Providencia tras haber hecho toda una vida en otros barrios, con otros vecinos, con otras escalas. Pero al final, la experiencia y las situaciones decantaron en un magno edificio de los años años 60 que arma una esquina única en Providencia con Condell. Generoso, contundente en materiales y construcción, brinda 200 m² para una familia numerosa que fabrica su día a día sobre suelos de parqué, bajo techos altos y amplitud, uno en el que cada hijo puede tener su pieza con baño propio y armar su mundo personal desde un buen escenario como el que entrega Providencia a sus vecinos. "Esto es una vida al estilo de Nueva York. Estoy feliz, les enseñé a mis hijos a andar en metro y gracias a eso se mueven solos para todas partes, además de tener el parque al frente. Tengo el Café Literario al cruzar la calle y voy a leerle cuentos a la Colomba (su hija menor), también vamos al museo caminando y hacemos muchos panoramas familiares. Reconozco que el cambio fue brusco, pero encuentro que ha sido muy bueno. La calidad de vida que tenemos acá es increíble. Hay mucha vida cultural que la aprovechamos en familia y además estamos cerca del Barrio Italia", cuenta sentada en el living de su departamento que mira a todo el parque y de fondo está el San Cristóbal. Hizo un cambio radical, profundo, que hoy la tiene en uno de los centros culturales de la capital.

Destacar la nobleza que tiene lo heredado y darle la palestra que se merece es justamente lo que pasó tanto con el espacio como con los elementos que lo decoran.

Francisca no puede evitar hablar de su proceso, de su vida en un barrio nuevo entre comillas para ella y sus hijos, con lo que le ha sucedido con su trabajo. Todo forma parte de todo. "La exposición que inauguré en La Sala esta semana tiene mucho que ver con esto; la tranquilidad que he tenido en mi taller va de la mano con lo que ha pasado en mi vida".

¿Qué es lo que te tiene más contenta de tu trabajo reciente?

Transmitir -y atreverme a hacerlo por medio de una nueva técnica y cambio de colores- una historia de vida que cuenta de un jardín donde aparecen personas y hechos relevantes de una nueva etapa personal muy íntima y haber plasmado esa intimidad.

Departamento.  Una construcción de los años 60 que aún hace gala a lo que significa construir con materiales nobles y holgura. 200 m², molduras, puertas dobles y puertas-ventanas que miran al Parque Balmaceda, son su mejor presentación.

¿Qué crees tú que comunican tus obras? Un llamado a entender que en las cosas más sencillas y cotidianas se encuentra la integridad de la paz y felicidad interior, que en esto radica lo esencial de cualquier ser humano.

Son 15 las obras que componen la muestra, las que en parte explican a través de una flora y fauna personales, cómo ha ido caminando y armándose esta artista. Así dice Francisca que le pasó. "No falta nada ni nadie, esto es mi Jardín Interior".

La mayoría de los muebles  son parte de herencias, de esos traspasos familiares entre una generación y otra. "El escritorio viene de los Undurraga Montt y a mí me lo pasaron mis papás a los 16 años y yo, se lo acabo de dar a mi hija".

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