Muchas veces al pensar en tecnología, lo hacemos en computadores, en teléfonos inteligentes o nuevas APP; todo eso está bien, pero el tejido entre tecnología y nuestro día a día cada vez se hace más complejo y en muchos casos es difícil dilucidar dónde termina uno y empieza el otro, no solo por los materiales con los cuales están construidos, sino muchas veces por la manera en que fueron pensados, incluso producidos. Como las últimas zapatillas de Nike, tejidas, como guantes, en que los antiguos cordones que ajustaban ahora son solo un accesorio. Tenerlas en la mano y ver el modo en que los puntos, sin costuras ni uniones, le dan forma es algo que parece más sacado de una película de ciencia ficción que un producto pensado para correr. Como ese hay mil ejemplos más y a veces cuesta relacionar una cosa con la otra. Hace poco estuve en una tienda Mac; necesitaba ver, tocar y quizás después de eso entender cómo construir una red para mi casa que me permitiera escuchar música en simultáneo en distintos equipos. El sistema existe y al parecer es muy fácil de implementar, pero reconozco que es la parte intangible del proceso la que aún no logro interiorizar. ¿O será que esa micro se me pasó?

Dándole la vuelta a lo que significa tecnología, quisimos entrar un poco más en las profundidades de las construcciones prefabricadas. La percepción nacional es que son muchas veces casas de segunda categoría o menor calidad, aún torpemente aspiramos a la casa de ‘material’, sólida y robusta, que, como en el cuento de los tres chanchitos, podrá resistir las inclemencias naturales a las cuales nuestro país es tan propenso. Pero deberíamos aprender de los que saben, países nórdicos con temperaturas extremas y climas realmente duros construyen con sistemas prefabricados, lo mismo en Canadá. La casa de ‘material liviano’ es la norma. ¿Y dónde está la diferencia? En la cantidad de tecnología e investigación que invierten para lograr materiales de última generación, en la estandarización de los procesos y en que las normas sean exigentes y se cumplan. Una selección de miniejemplos internacionales da luces sobre este tema. Son de calidad y no se ahorra en especificaciones ineficientes.