Mendoza está de moda, quizás no tanto para nosotros los chilenos, pero sí como destino internacional. Conversando con un fotógrafo especializado en hoteles, me enteré de cómo ha ido subiendo puestos entre los que eligen la ciudad para pasar su luna de miel (muchos americanos hacen tres días en Buenos Aires y de ahí saltan a Mendoza). Quizás lo que más llama la atención es cómo en un corto tiempo han logrado cambiar la percepción que sobre una ciudad se tiene, dotándola de características que sólo hace una década no existían. Hoy, sin duda, cuando uno piensa en vinos y sobre todo en Malbec, tiene que parar en alguna viña transandina.

Por todo esto decidimos ir a redescubrirla y la sorpresa fue grata, cafés, restaurantes, artesanía y productos típicos, además de las viñas y sus hoteles boutique, fue parte de lo que vimos; da para más que un fin de semana, y por lo que investigamos, hay panoramas todo el año.

Muy bien por ellos, pero y nosotros, ¿en qué estamos? ¿Por qué una región con características similares a las nuestras logra destacar afuera? ¿Cómo lo han hecho? ¿Qué nos falta? ¿O nos sobra?

El turismo y sus industrias asociadas mueven gente y mucha plata.Chile posee características únicas para que esta industria crezca aun más, mucho más; pero hay que generar las políticas adecuadas para conseguirlo.

Del problema del gas, una de las ideas que me quedó grabada, a nivel de infraestructura regional, era la comparación que hacía la gente de Magallanes con su vecina Ushuaia y de cómo había sido una decisión de país levantar y transformar a esta última en polo de desarrollo regional, hoy con un éxito comprobable.

Ojalá, a veces, pensáramos en grande como nuestros vecinos.