El galerismo que viene
No son simplemente sillas o mesas, o espejos o cerámicas. Aunque sirvan a motivos funcionales, a veces su materialidad y concepción los ponen más cerca del arte. Junto a cierta fama, los diseñadores que crean estas piezas han ganado un espacio especial de exhibición. Las galerías de diseño se están multiplicando y afianzando, como muestran sus ventas -alcanzando los 3,7 millones de dólares- y sus variados encuentros internacionales.


La agenda de los galeristas y coleccionistas de diseño tiene al menos dos fechas bien marcadas. Cada año, durante la primera semana de diciembre se trasladan con ropa ligera a Miami y por estos días -específicamente entre el 16 y el 21 de junio- se les puede encontrar bien protegidos de las lluvias y tormentas en Basel, aunque es verano en Suiza.
Hay quienes creen que el camino hacia la aparición y el éxito de eventos como Design Miami y su versión de Basel fue abierto por Marc Newson y su silla de aluminio Lockheed; que cuando esta se subastó por un millón de dólares hace algunos años, los conocedores empezaron a ver a los diseñadores emergentes y sus ediciones limitadas como una inversión. Una llamada anónima a la galería Phillips de Nueva York a fines de abril pasado, ofreciendo 3,7 millones de dólares, puso a la Lockheed entre las piezas más icónicas de la segunda mitad del siglo pasado, la consagró como la más cara firmada por diseñador aún vivo y, así como las 45 galerías y miles de coleccionistas reunidos ahora mismo en Basel, muestra que el diseño coleccionable sigue en alza.
Incluso cuando recién se lanzó y su valor se aproximaba a los mil dólares, el lugar de la silla de Newson nunca fue un showroom. Sus formas de fibra de vidrio recubiertas con aluminio y remachadas como evocando el fuselaje de un avión se reprodujeron solo 15 veces; 10 como parte de la edición limitada, más cuatro pruebas y un prototipo. Por las sensaciones táctiles y visuales que produce, por la preparación que involucró para su creador -preparado en diseño de joyas y escultura-, está más cerca de ser una escultura que un mueble, aunque alguien se pueda sentar en ella. Ese es el tipo de diseño que entra en las galerías, y según explica la organización de Design Miami la gran labor de estas consiste en representar a diseñadores jóvenes y emergentes, llevarlos a ferias de diseño y otras instancias de exhibición, frecuentemente encargar a nuevos talentos crear proyectos que sean totalmente únicos explorando el uso de nuevos materiales y técnicas. Algunas de las galerías que esa misma fuente nos señaló como más relevantes en este momento hicieron un alto en el montaje de sus espacios en Basel y compartieron su visión de un fenómeno que aún no se instala en nuestro país.
Barry Friedman y Marc Benda -los socios en la galería Friedman Benda, de Nueva York- afirman que no existe un perfil único o recurrente de dealer de diseño, que cada uno de sus colegas tiene una historia fascinante que contar, que frecuentemente involucra un aprendizaje sin fin, conocimiento y un ojo excepcional. Tener este espacio fue para ellos el resultado de seguir su pasión y pasa fundamentalmente por un tema de calidad: la de sus representados es simplemente de museo y una galería es un escenario esencial para desplegar obras de ese calibre. No se trata de un nuevo estatus del diseño: “A lo largo de la historia los grandes clientes se han preocupado de dar forma a todo su entorno, no solo de lo que cuelga en las paredes. La arquitectura, la fabricación de muebles, instrumentos musicales, cualquier forma de objets d’art, son todos ejemplos de disciplinas que han sido apreciadas, estudiadas y coleccionadas por conocedores”.
Su relación con los hermanos Campana ilustra efectivamente cómo una galería representa a diseñadores: “Por ejemplo, nosotros facilitamos la adquisición de museos, hacemos todo lo posible para ampliar la exposición y la apreciación de su trabajo por el público, y los apoyamos en el desarrollo de nuevas creaciones. Realmente damos importancia a la relación con todos nuestros diseñadores. Algunos están en una etapa temprana, donde ayudamos a impulsar sus carreras y a llegar a una audiencia mayor. Otros han alcanzado madurez y ganado fama. La galería puede traer valor a esa relación coordinando grandes exhibiciones en museos o ayudando a fomentar becas y apoyando publicaciones”, explican ellos, y adelantan una primicia: “Friedman Benda anunciará muy pronto una colaboración con diseñadores chilenos”.

A Basel han llevado una instalación del diseñador coreano y maestro de la artesanía Byung Hoon Choi. Para este, su primer show en Europa, Choi ofrece una experiencia meditativa, transformando la galería en un ambiente zen rodeado de grandes bancos de basalto. Por su parte, Nilufar Gallery -desde Milán- participa por primera vez en Design at Large, un evento dentro de Design Miami/ Basel que presenta obras de gran escala de diseño contemporáneo o histórico, que trascienden el tradicional espacio de galería. En este programa que mezcla tecnología interactiva, performance y microarquitectura, Nilufar ha instalado PTH-02, una casa de té de papel diseñada por Shigeru Ban.
Como declaraban Friedman y Benda, los conocedores coleccionan diseño desde mucho antes que la Lockheed costara millones. La galerista Nina Yashar abrió Nilufar en 1979 y hacia finales de los 90 su colección -formada meticulosamente por piezas originales y a menudo únicas- ya era un referente para los amantes del diseño en todo el mundo, tanto vintage como contemporáneo. Nilufar está presente en todas la grandes ferias de diseño -Design Miami/Basel, Masterpiece, Salone del Mobile, Squat 2013, Spot 2014, entre ellas- con piezas clásicas de famosos diseñadores como Gio Ponti, Franco Albini, Charlotte Perriand, Jean Prouvè, Alvar Aalto, Arne Jacobsen, desplegadas junto a contemporáneos como Martino Gamper, Michael Anastassiades, David/Nicolas, Bethan Laura Wood, Osanna Visconti di Modrone y Xavier Lust.

Desde Nilufar nos dicen que las galerías como ellos trabajan tal como lo hacen las de arte: “Diseño de mobiliario de alta gama, vintage y contemporáneo. No son solo muebles, son piezas de arte. Son para ser contempladas y disfrutadas, pero también para ser usadas. Las galerías buscamos estas piezas y las hacemos accesibles al público. Nilufar cuenta con clientes importantes y famosos que tienen el placer de decorar sus casas, oficinas o tiendas con piezas únicas, combinando la estética artística con la practicidad y el buen diseño. Los precios van de la mano con la calidad y originalidad de los productos. Su estado de conservación, exclusividad, el nombre del diseñador y sus rarezas son los elementos que elevan estos precios”.
Sam Pratt y Valerio Capo -dueños y directores de Gallery FUMI, en Londres- se han fijado como misión hacer que el público vea el trabajo de sus diseñadores como esculturas funcionales. Hace ocho años ellos eran coleccionistas, hasta que se les ocurrió que podían hacer de su pasión un negocio. Se especializan en diseño contemporáneo, mientras otras galerías se enfocan en lo moderno e incluso antiguo. “Creo que es muy importante tener esta mezcla de galerías: a la vez que nos alimentamos unos de otros, ofrecemos más posibilidades para satisfacer los diferentes gustos de los clientes. En términos de precios, en general el diseño histórico domina por varias razones. El diseñador puede estar muerto y por lo tanto la obra es ahora rara o se ve en un contexto histórico; se vuelve más valiosa”.
A Design Miami/Basel llegan con obras de algunos de sus diseñadores más importantes -Glithero, Sam Orlando, Max Lamb y Thomas Lemut-, esperando aportar aires frescos y desafiar tanto a sus diseñadores como al público a pensar fuera de la caja. De eso se trata en gran parte esto: pensar muebles como obras de arte y exhibirlos como tales.
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