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En la puerta del horno

No hay otro olor que evoque más el hogar que el pan recién hecho. Desde esa verdad universal, en la búsqueda de un tema para distinguir una de sus sucursales en Barcelona, la cadena Praktik creó el primer hotel con una panadería en su interior.

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Una búsqueda sobre hoteles temáticos en Google arroja alternativas tales como: rodearse de personajes de esponja en Disney, probar vinos en distintos valles alrededor del mundo, vivir como se hacía en épocas pasadas o dormir convenientemente cerca de rutas culturales o incluso deportivas. Al momento de pensar en un rasgo diferenciador dentro de la oferta hotelera, no solo de Barcelona sino que de toda España y quizás del mundo, la gente de Praktik fue suficientemente inteligente como para imaginar algo simple y a la vez singular: un hotel articulado en torno a una panadería. El Hotel Praktik Bakery trata de entregar algo más que una estancia en un edificio bonito; ese extra es calidez y encanto hogareño en la forma de pan y repostería recién salidos de hornos a la vista de sus huéspedes.

Ubicado en el distrito de El Ensanche, se encuentra a distancias caminables del paseo de Gracia, la rambla y la plaza de Cataluña, la Sagrada Familia y la mayoría de los sitios de interés en Barcelona. Su arquitectura fue concebida para encajar sin estridencias en este plan urbano de ciudad jardín y edificios de poca altura, implementado hace más de 150 años. Lázaro Rosa-Violán -quien recibió el premio de la revista AD al interiorista del año en 2013- fue el artífice de sus espacios y optó por un estilo industrial que contribuye al carácter único y exclusivo de Praktik Bakery. Según sus creadores, la atención al detalle es lo que da unidad a todo el conjunto. En cada una de sus habitaciones y áreas comunes se trató de combinar el gusto por lo exquisito con la practicidad que distingue a la cadena. “Ambas cosas no tiene por qué estar reñidas”, aseguran. El resultado de esa filosofía se aprecia en las 74 habitaciones del hotel -26 twin y 48 dobles-, en las que se fusionan el espíritu modernista barcelonés, el minimalismo y las líneas limpias a precios low cost.

El alma del hotel  es una panadería Baluard, de gran prestigio y tradición en Barcelona. Anna Bellsolà, la dueña, hija y nieta de panaderos, explica así la decisión de introducir algo que a todos nos huele a hogar: “Porque no hay dos panes iguales, tampoco hay dos hoteles iguales. Cada pan es una pieza única, artesanal y casi artística, llena de texturas, colores, formas, y de igual manera cada hotel es único, con su encanto, su olor, su trato y sus sensaciones al entrar en él”.

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