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Entrevista: El trotamundos

A estas alturas el arquitecto Federico Sánchez, hoy director general del Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello, no necesita muchas presentaciones. En parte porque estamos acostumbrados a verlo recorriendo ciudades en su programa de TV City Tour,  siempre con su bastón. Por eso mismo quisimos saber desde su experiencia qué piensa de la accesibilidad, el diseño universal y nuestra ciudad.

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“Hay gente que me dice que uso el bastón por la pinta, cosa que me parece bastante halagadora porque quiere decir que está incorporado a mí,

que es una extensión. En condición de que no es decorativo, es utilitario al máximo porque mi pierna izquierda es como de palo. Creo que soy cojo de todo el cuerpo, no solo de la pierna, y por eso no se me nota”, cuenta.

A veces le sirve para ser enfático, en la televisión, donde más de alguna vez lo usa para indicar y señalar horrores o aciertos de las ciudades que visita. Lo cierto es que esta herencia de su padre, que curiosamente y por coincidencia antes perteneció a la familia de su mujer, es una necesidad vital. Hace 6 años tuvo un accidente en moto que le destruyó la pierna izquierda y hace unos 30 ya cojeaba producto de una enfermedad. “Durante el proceso de reconstrucción de la pierna anduve unos 8 o 10 meses en silla de ruedas, mientras me rehabilitaba, y después con dos muletas, que también es algo complejo, porque el esfuerzo para moverme en algunos casos era mayor que con una silla”, recuerda.

Le encanta caminar, se nota hasta en su programa, pero eso que hasta cierto punto es terapéutico para su cuerpo puede transformarse en una pesadilla de dolor si se le pasa la mano. Por eso se las ingenia para desplazarse en la ciudad donde esté para no perderse detalle. Lo que mejor le funciona es la bicicleta, porque se puede mover grandes distancias, pero con bajo impacto. “Viajo con mi bicicleta plegable, porque cuando uno turistea aplana las ciudades, y podía hacerlo el primer día, el segundo a duras penas, pero ya el tercero, tenía que dejar de moverme para recuperarme. En Europa y EE.UU. las ciudades están muy bien equipadas para quienes tienen dificultades de movimiento”. Pero ese equipamiento no era el más adecuado para Federico y terminó  descubriendo que la bicicleta es su medio. “Entre broma y en serio, porque me puedo hacer bromas a mí mismo, digo que la bicicleta es mi silla de dos ruedas, porque de otra manera no podría  hacer esos recorridos. Esto lo digo porque nosotros asumimos que las dificultades para moverse son de aquellos que están en silla de ruedas, y  lo comparto de alguna manera, pero lo que quiero decir es que las ciudades inclusivas deben contemplar no solo a los que andan en silla de ruedas, sino que a todos quienes se mueven en ella. Me parece que la palabra inclusividad da cuenta de ciertas condiciones favorables para que ocurra la convivencia y se desarrolle la cultura,  y esto ocurre fundamentalmente a partir de la participación. La cultura es la participación y el encuentro; mientras más diverso sea ese hecho de participación y encuentro, más producción de cultura tienes al final de día”.

De acuerdo a tu experiencia, ¿cuáles eran y son las dificultades más potentes al moverte en la ciudad? Que haya accesibilidad universal en el transporte público. Es cierto que hay veredas en mal estado o que los rebajes están mal hechos y no me servían por la altura que tenían cuando andaba en silla de ruedas, siempre tenía que andar con alguien. Pero creo que la accesibilidad universal en el transporte público es absolutamente nula.

He visto en operación el mismo sistema que tenemos en EE.UU. y en Europa y pareciera que lo que hace falta es un cambio de actitud, la gente no vive apurada. Digo estos dos ejemplos porque son los que más conozco: el chofer de la micro se baja y activa la plataforma, sube a la persona y luego, con toda la calma del mundo, la asiste en el amarre de seguridad y después, con toda la calma del mundo, se sienta en su puesto y sigue adelante.

En Chile tenemos la plata, tenemos el equipamiento en las micros, pero nos falta la gente, la actitud. Ahí está lo grave. Hace 20 o 30 años  decíamos “te imaginas” o “algún día”, pero hoy ¡es! Y sin embargo no tenemos la actitud, la cultura suficiente para entender que la ciudad, antes que otra cosa, es paradigma de democracia. De todos, para todos y por todos, y que desde su ámbito político surge fundamentalmente la cultura.  Mientras sigamos creyendo que la cultura la construyen unos pocos o algunos, y otros quedan desplazados de ese fenómeno cultural, eso es segregación.

Y nosotros tenemos una historia de segregación terrible. Nuestras ciudades han crecido fundamentalmente segregando y la experiencia urbana que hoy tenemos de Santiago es una experiencia segregada, y ese para mí es el origen del problema.

Otro gran tema es la accesibilidad universal en edificios. Porque hay una ley pero todo lo que se hizo antes de esa norma no se incluye.

Ese es para mí el orden de las prioridades en este ámbito: el transporte público, que es urgente; luego la accesibilidad universal en edificios y, lo tercero, un cambio cultural profundo, donde no solo nuestro líderes sino toda la sociedad asuma que la segregación no es un valor, es un antivalor.

A Federico Sánchez lo del transporte público le duele porque esa era la combinación perfecta para el uso de su bicicleta plegable, pero ha tenido que ir dejando de usarla porque “como mi equilibrio es precario tengo dificultades. El punto no es el estándar de nuestras micros, es el estándar de nuestros conductores, porque andan a una velocidad impropia, haciendo maniobras que no son de un vehículo de 4 toneladas. Entonces la gente  que está mejor que yo se las arregla, pero yo tengo dificultades y me he pegado un par de porrazos fuertes”.

¿Tu visión no es que estemos tan distantes en cuanto a la implementación del transporte, sino en la actitud? Cuando vemos que nuestra ciudad tiene problemas de contaminación, de congestión y curiosamente los incentivos no están puestos en mejorar el transporte público, sino que justamente en la venta de autos, en la construcción de nuevas autopistas… uno dice ¿qué raro?

Lo que pasa es que ya nos creímos el cuento de que somos tercermundistas, y no sé si somos. Y ese cuento es desgraciado porque la cosmovisión imperialista dice ‘tercer mundo’ y después viene el ‘primer mundo’… ¿No hay ‘segundo mundo?’. Estamos condenados, porque entre nosotros y el primer mundo hay un abismo, no hay nada. ¿De qué sirve tratar de llegar al primer mundo si no podemos transitar? Creo que nosotros estamos en el ‘segundo mundo’, que ¡vaya que no existe!, y seguimos creyendo y echando la culpa a nuestras dificultades económicas y otras de otros órdenes, en circunstancias de que no las tenemos. Hoy tenemos una ciudad que a nivel de infraestructura perfectamente le puede competir en muchos casos al primer mundo. Tenemos un  sistema de Metro extraordinario, un sistema de transporte público que esperamos que mejore cada día, fundamentalmente a través de la educación de nuestros conductores. Me parece que el único problema del Transantiago es de quienes lo manejan. Una vez que eso se resuelva, la gente va a empezar a entender que efectivamente es un beneficio para todos y como tal produce inclusividad.

A nivel académico, ¿ves que el diseño inclusivo y el acceso universal están presentes en la etapa universitaria? El diseño es una disciplina que fundamentalmente busca producir comunicación, y de ahí que su nombre sea 'designare', en latín. Ese dar signos tiene dos acepciones: una es la de planificar y la otra es la de dar signos, señalizar; entendido esto como construir esta comunicación a través de signos. Creo que hemos olvidado que nuestro mundo es fundamentalmente una creación simbólica producto de nosotros mismos. El diseño también tiene otros dos aspectos que son los morfológicos y funcionales, relacionados al mundo de las formas, de la operación y función.

Desde siempre ha tenido una relación muy potente con la creación de las prótesis y órtesis. Y no me refiero a algo médico solamente; por ejemplo, mis anteojos no son otra cosa que una órtesis porque están fuera de mi cuerpo y le entregan una nueva capacidad. Uno podría entender que los zapatos, una parka, también lo son… ¡Para qué decir una bicicleta!

El diseño siempre ha estado en ese punto, lo que sucede es que ahora hay una conciencia específica que tiene que ver con la inclusividad, y me parece que ha terminado por hacer que el diseño se extienda a todos los miembros de la sociedad para llegar a todos con su buena nueva a nivel simbólico.

¿Y qué piensas de los conceptos como discapacidad? Me pasa que hace 30 años no se hablaba de discapacidad y el término invalidez en esa época ya me parecía raro, porque pensaba "¡yo todavía tengo validez!". Con la discapacidad me pasa lo mismo, carezco de una capacidad pero por otra parte siento que la tengo… Tengo limitaciones, pero ¿quién no las tiene?

Tenemos que encontrar otras palabras y supongo que eso también es tarea del diseño, desde la creación simbólica, para nombrarnos. Creo que el camino nos está empujando a un lugar que es bien ‘choro’, que es la desaparición de los apelativos, porque todos tenemos problemas y limitaciones.

A mí me pasa algo muy tonto, no me gusta poner el emblema de la Cruz de Malta en el auto. La otra vez alguien me llamó la atención al respecto y le dije: “Imagínese que usted tuviera que ponerle a su auto un sticker que dijera ‘Tengo tantos problemas’”. Cuando me estaciono la pongo, pero me resisto a tenerla todo el tiempo.

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