De un dibujo con regla milimétrica y la ayuda de algunos maestros de la zona, Rodrigo Vidaurre y Paz Rodríguez hicieron su casa, como varias otras en la zona (cajonescondido@gmail.com). Compuesta por dos edificaciones, la que está en altura es donde ellos viven y la de abajo es para los invitados o la que utilizan sus hijos ya casados, cuando vienen a visitarlos.

Él viñamarino de siempre, ella criada entre esa misma ciudad y Limache, viven en esta zona hace 16 años. Luego de quedarles grande su casa anterior con la independencia de sus hijos, decidieron irse a un lugar más alejado y menos poblado como es el sector de la Capilla en La Dormida.

Construyeron paralelo al Camino Real, vía por donde Pedro de Valdivia bajaba a rezar a la capilla que él mismo mandó a hacer y que hoy es monumento nacional. Se fascinaron con este lado histórico del lugar, además de la idea de vivir entre grandes pircas y también con el río que corre por uno de los costados del terreno. "Es como estar en el Valle del Elqui, pero a una hora y cuarto de Santiago", explica Paz.

Independiente de si hay alguien habitando la casa de abajo, Paz y Rodrigo la utilizan bastante, pues ahí tienen el living, otra cocina y una gran terraza con suelo de gravilla y vista a los cerros que los rodean, y donde cuentan que sentarse a ver los atardeceres puede ser mágico. Además están la parrilla y el horno de barro, también construido por su dueño, y que usan seguido porque les encanta la cocina.

La piscina está ubicada entre las dos casas, en altura. Rodeada de un pequeño jardín a la sombra de un boldo.d


En el comedor de la casa de invitados destaca un dibujo de perros  que fue del  abuelo de Paz, hecho en lápiz en 1910.

 En la pieza, el piano que fue un regalo para su hijo mayor cuando cumplió los 3 años. Junto a este, cubrecama 100% de lana, hecho en lago Ranco.

Abajo, repisa con libros antiquísimos de la Quinta Rioja. En los sofás descansan distintos aguayos traídos de un viaje a Machu Picchu.