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Lo tuyo + lo mío

De una amistad a toda prueba nace la idea de vivir juntas, de probar con un departamento compartido. Están felices, encontraron lo que querían, un departamento que se divide generosamente en dos.

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Escribir sobre este departamento sale, como decimos en buen chileno, “de la guata”. Son los recuerdos y el cariño lo que más habla cuando se trata de contar sobre el departamento de dos personas tan cercanas a mí, Carolina Nicoletti –productora de nuestra revista– y Francisca Lira– quien trabaja en la productora Surfaceo–. Simplemente la Carola y la Fran.

Esta comparsa se conoció hace diez años en la Universidad Católica mientras estudiaban diseño, “han sido años de una amistad intensa, aunque antes igual nos conocíamos de las fiestas quinceañeras y veraneos de chicas”, me cuentan.

“En la universidad pasábamos juntas todo el día”, dice la Carola, “así es que cuando tuvimos las oportunidad de arrendar algo a medias, sospeché que tan diferente no podía ser el panorama”. Se juntaron en el momento exacto, una tenía que dejar su antiguo departamento y la otra irse a vivir sola. “Ninguna de las dos lo pensó por más de un minuto, sólo salió y ha resultado de las mil maravillas”, cuenta por su lado la Fran.

Empezaron a buscar un lugar que tuviese dos piezas más o menos parecidas en porte, como mínimo, “para no morirse de envidia si te tocaba la pieza chica”, cuenta la Fran muerta de la risa. Pasó poco tiempo y por dato llegaron a este departamento en pleno corazón de Vitacura, y lo mejor: con dos baños.

De gustos similares y empatía de carácter, las diseñadoras se pusieron de acuerdo en que la comuna para vivir era Vitacura. De ahí venía el qué poner. Así impregnó cada una sus aficiones y manías dentro de sus metros compartidos. La Carola acomodó la inmesa colección de vinyl toys que ha ido juntando con el tiempo, y la Fran, por su parte, se ha encargado de ponerle el color al departamento, prueba de esto es su cubrecamas comprado en Basetti.

Las dos me cuentan que además “hay una pieza chica que todavía no armamos; la tenemos definida como el lugar del computador y el televisor pero no le hemos puesto mucho empeño... Ahí pretendemos comer cuando estemos las dos solas. No cocinamos mucho y siempre cuando está alguna en el living con alguien, es imposible no instalarse al lado a pasarlo bien”.

Tengo el beneficio de haber sido invitada a más de una de las tantas reuniones, y la verdad la armonía se nota, en el clima y en cómo se ha ido armando este departamento: con detalles y gustos ultradefinidos. “Como nos dijeron una vez: ‘el parcito no puede tener nada normal’; es increíble cuando la Carola llega con una nueva adquisición, las dos gozamos con los objetos raros y bien coloridos”, concluye la Fran.

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