Me encanta
A la dueña de esta casa le encanta decorar. Es diseñadora de ambientes y por lo mismo tuvo el talento preciso para vestir cada espacio con un gusto adorable. Ella y su familia aman su casa, y es ese amor lo que se respira en cada uno de sus rincones.


Venían de EE.UU., pasaron 3 años entre Miami y Providence, una ciudad cerca de Boston. Y cuando llegaron a Santiago querían vivir en un barrio tranquilo, y sobre todo estar cerca de su red de apoyo. Allá tuvieron a su hija mayor, Colomba -de ahora 6 años-, y aquí al segundo y a un tercero. “Allá estábamos tan solos, que lo único que queríamos de vuelta en Santiago era estar cerca de nuestros papás para que nos ayudaran con los niños. Además elegimos este barrio por ser muy tranquilo, hay plazas y ahora último se ha instalado harto comercio”, detalla la dueña de casa.
Y comenzaron a armar el cuento. Juntaron muebles y objetos que tenían de su departamento en EE.UU., algunas cosas de recién casados y otras nuevas. “Cuando ya sabíamos que nos veníamos a Chile aproveché de comprar varias cosas en EE.UU. Por ejemplo, los sofás del living los compré en un sale, y era ‘el’ color que quedaba. La alfombra la compramos cuando estábamos allá para que la Colomba jugara sobre ella. La mesa de centro es de una tienda que se llama Cb2, y la silla a un costado es de Ikea (…) La verdad es que la decoración se dio de manera fortuita, sobre todo la elección de los colores, todos tonos suaves y blancos. Los cuadros le dan los toques de color”, explica. Y cuando le preguntamos sobre el estilo decorativo que quiso plasmar en su casa, hay un breve silencio; luego se queda pensando, para, por último, dar con la respuesta precisa. “Quería que la casa fuera relajada, me gusta mucho lo escandinavo pero me gusta mucho también como decoran los brasileños, es decir, que dan importancia al jardín y hacen que el verde entre harto a la casa. Me gusta la decoración relajada y tranquila”. Ella además prioriza mucho las texturas en las telas y alfombras al momento de decorar, optando por el lino en varias ocasiones. Además le gusta lo práctico; tiene 3 niños chicos, que si quieren pueden dar vuelta una leche con chocolate sobre el sofá, porque todos sus tapices en realidad son fundas lavables. “La gente me dice, ¿en serio, blanco? ¿Cómo lo haces para mantener la casa impecable? Y yo les respondo que se meten a la lavadora ¡y listo!”.

En el quincho se divierten, ríen y juegan. Es aquí donde esta familia se reúne, y todo, al igual que el interior de la casa, fue realizado de un modo especialmente prolijo. “Quería que el quincho fuera bien Pinterest. Compramos la mesa en el Parque de los Reyes y el piso es de Baldosas Córdova. Las lámparas colgantes las instaló mi marido, que es bien bueno para maestrear”, cuenta la dueña de casa.
Todo se corona con una especie de parrón, pero que en vez de parras tiene grandes enredaderas de jazmín de varios tipos, que da sombra en verano y envuelve a la vez este maravilloso lugar.


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