No es lo mismo
Cae de maduro: a lo largo de Chile se dan innumerables climas y situaciones geográficas. La innovación en la industria inmobiliaria consiste en profundizar su observación, no repetir lo que se hace en las grandes ciudades y ofrecer soluciones técnicas y arquitectónicas a fenómenos que ocurren en cada lugar específico, condiciones fundamentales al momento de comprar una segunda vivienda.

La postal de las playas del norte del país de clima templado, atrae a muchos cuando piensan en un lugar de veraneo o relajo permanente, a pocas horas de sus hogares del resto del año. Pero por otro lado, las imágenes que se difunden después de grandes movimientos sísmicos, como el que tuvo epicentro en Illapel el año pasado, con una intensidad de 8,4° Richter, o el de Iquique en abril de 2014, de 8,2°, hacen que esos posibles inversionistas lo piensen dos veces.
La velocidad de la convergencia de las placas bajo nuestro territorio debería tenernos acostumbrados a los terremotos y temblores, aunque los expertos aclaran también que a los largo de la historia, estos suelen ocurrir en oleadas o ‘clusters’, y que tres grandes terremotos en cinco años no son una rareza.
Pero acostumbrarse no significa necesariamente una aceptación sin tomar medidas. Considerando esta variable, inmobiliaria Almagro ha desarrollado dos proyectos en Antofagasta que cuentan con un sistema de aislación sísmica: “Amura y Portofino son edificios emblemáticos, tanto para la empresa como la ciudad, ya que incorporan tecnología de vanguardia. Se trata de la aislación sísmica basal, un sistema a nivel de la base del edificio, que cuenta con aisladores que soportan su estructura y que permite que a la hora de un gran sismo su intensidad se sienta en menor magnitud dentro del edificio. Con esta innovación, Almagro desarrolla una de las últimas tendencias de los países sísmicos, con proyectos únicos en su clase”, sostiene Pablo Hachim, Gerente Comercial de Almagro.
En términos prácticos, este aislamiento sísmico se traduce en un mejor desempeño de la estructura, protección del contenido y continuidad operacional del edificio.
En el otro extremo del país, en un sector igualmente atractivo turísticamente, el desarrollo de Patagonia Virgin, desde su concepción inicial, ha sido planificado en completa armonía con el entorno y la zona en la que se encuentra. El masterplan contempló la integración de todo el terreno con la ciudad de Frutillar y su Plan Regulador Urbano. La zonificación se estableció, en primer lugar, reservando más del 70% de la superficie para áreas verdes, incluyendo zonas de reserva nativa protegida, la gran cancha de golf y múltiples áreas de parques y jardines con un paisajismo que rescata la vegetación nativa existente en la región antes de la llegada de los colonos.
En la zona definida para construcción de Town Houses con departamentos, Patagonia Virgin se autoimpuso en el plan regulador una altura máxima de 12 metros para ir desarrollando construcciones de sólo 3 pisos en una zona con topografía ascendente y orientación hacia el norte. Con esta combinación se planificaron edificaciones de baja densidad, todas con vistas hacia la bahía de Frutillar y un asoleamiento privilegiado, muy necesario en el clima de la región. Los departamentos son funcionales, pensados para el sur, con una envolvente térmica que permite un uso eficiente de la energía, y todos con chimeneas de combustión lenta más calefacción central independiente. El diseño se hizo integrando la más reciente tecnología pero inspirado en la arquitectura de las antiguas casonas de los colonos alemanes, con un resultado sorprendente: edificaciones a escala humana, construidas en hormigón armado pero revestidas en madera pintada con un impregnante orgánico sueco fabricado con pigmentos extraídos de una mina de cobre de 700 años de antigüedad.
El masterplan contempla que esta zona de Town Houses sea la conexión ascendente entre el lago, la marina y la zona alta donde se emplaza la maravillosa cancha de golf recién construida por Nicklaus Design. En los bordes de la cancha se definieron también algunas zonas para construcción de viviendas unifamiliares, en sitios urbanos que van desde 1.500 a 2.200 m² y que incluyen una urbanización de gran nivel con calles pavimentadas, veredas, ciclovías, cableado subterráneo, zonas de descanso, paisajismo y seguridad 24/7. Estos sitios y casas bordean la cancha de golf con increíbles vistas a los volcanes y al lago Llanquihue, pero no se internan en la cancha ni la invaden como suele ocurrir en proyectos inmobiliarios con golf, otra muestra de la correcta planificación previa de este desarrollo
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