Mientras Trinidad se pasea con su hija Lucía, de seis meses, en brazos; Crescente, de nueve años, le hace preguntas con el cuaderno en la mano sobre geografía y ella trata de responderle. Mamá presente y preocupada de cada detalle, esta diseñadora y decoradora confiesa estar feliz con el cambio que hicieron con su marido trasladándose desde una espaciosa casa en La Dehesa a una Ley Pereira en el corazón de El Golf. “Fue absolutamente una opción de estilo de vida… se podría decir que prácticamente nunca más me subí al auto. Aquí todo se hace caminando, te ahorras una cantidad de tiempo, definitivamente se te facilita la vida”, cuenta convencida Trinidad.

Las comodidades en términos de espacio de la primera casa fueron resueltas en esta otra no sólo ocupando la creatividad en el diseño, sino potenciándoles a los niños la idea de ceder espacios como su propia pieza. “Tuvieron que pasar de dormir solos cada uno en la suya a compartirla con un hermano más. Lo que me parece muy bueno”, dice la diseñadora.

Adaptándose a esta etapa de su vida en que los niños son lo más importante, es que Trinidad transformó algunos recintos primordiales de la casa, como el comedor en una sala multifuncional para sus hijos. Un estar que se diseñó con una puerta corredera, que separa el sector de estudio del de entretención. “Es un family room, ahí los dos mayores que están en el colegio hacen sus tareas, y los otros dos pueden jugar sin interrumpir. La idea a la larga es hacer una conexión con la cocina y lograr una integración total”, explica.

Ceder ese espacio y no tener comedor para cualquiera podría ser un tema, pero para los dueños de esta casa no ha sido precisamente una complicación. “Cuando invitamos amigos hacemos algo más relajado en el living, tipo loungue, sin tener que sentarse formalmente a la mesa y en el verano ocupo el comedor de la terraza”, dice, aunque confiesa que tiene como próximo proyecto ampliar el living hacia el jardín y hacer un winter garden. “La idea es hacer como un comedor terraza con una pérgola de vidrio”, detalla.

Si bien se achicaron, como dice Trinidad, lo que les gustó de esta casa con su marido fue el potencial del terreno, que les permitiría crecer según sus requerimientos, con la idea de quedarse y disfrutarla por mucho tiempo más.