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Rodeada de verde

Siguiendo la topografía del sitio, esta casa se hunde en una de las quebradas del cerro Tacna, en Maitencillo, para conectar con la naturaleza y aislarse del mundo.

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Esta casa fue un autoencargo. Su dueño tenía en mente una casa con mucha luz, fácil de usar y de echar a andar los fines de semana, y que pudiera ser usada solo por él, o con amigos, pero conservando la independencia; “juntos, pero no revueltos”.

El diseño: le tomó solo un par de días definirla y la condicionante principal fue asimilar la pendiente del terreno. Esto definió una casa de dos pisos con living, comedor y cocina; todo comunicado, más un dormitorio en suite en la planta de acceso. Un piso más abajo se ubican los dos dormitorios de visita y sus baños, además por este nivel se tiene acceso directo al jardín.

Las terminaciones: la casa se construyó bastante rápido y en parte por eso, y por el hecho de ser una obra fuera de Santiago que hacía más difícil la supervisión, se limitaron las terminaciones a las menos posibles: el piso de toda la casa se especificó en piedra pizarra negra, al igual que los muros de baños y cocina. Tanto el interior como el exterior se pintaron blancos, incluyendo puertas y ventanas; y todas las cubiertas de cocinas y baños son de mármol Carrara. Los nichos en obra cumplen la doble función de almacenar y exhibir, y hasta el día de hoy no hay cuadros en los muros, la vegetación exterior cumple esa función.

El jardín: juega un rol importante, ya que es el telón de fondo que soporta la arquitectura; el sitio delimita al norte con una quebrada, la cual no se puede tocar o construir, por lo cual el jardín propio se confunde con esta; los peumos, boldos y otras especies típicas de la zona son el límite visual de la casa. El paisajismo fue hecho por Taibi Addi, amigo del dueño de casa, y el encargo fue “algo suelto, fácil, que consuma poca agua y que idealmente cambie y florezca un poco durante las estaciones”. Cada año se ha consolidado más y sin duda cumplió con el encargo y más, al darle un marco a la casa y definir distintos recorridos. Una de las cosas que más le gustan al dueño es la variedad de insectos que lentamente están poblando el jardín, sobre todo abejas.

El resultado: una casa que funciona bien con poca o mucha gente, con un jardín que florece y cambia, siempre mostrando algo nuevo cuando se deja de ir por un tiempo, y sobre todo un lugar donde la desconexión es total. A pesar de tener más de cinco años, aún no hay TV o Wi-Fi, y lo único que rompe el silencio es música, por lo general clásica.

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